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Tres opositores y una psicóloga abordan los sentimientos que afloran tras realizar la prueba de la FSE

Los aspirantes a una plaza MIR y el resto de candidatos a la Formación Sanitaria Especializada (FSE) pasan años pensando en el examen que les abrirá las puertas a la residencia, una prueba a la que le dedican meses de preparación en exclusiva. Pero, ¿qué sucede cuando se ha hecho el ejercicio y pasas de centrar tu vida en la oposición a la nada? ¿Existe un vacío en la vida de los futuros especialistas? “Asimilar la libertad de un día para otro no es fácil”, explican.

José Alberto Cabero, residente de primer año del Servicio de Anestesia del Hospital de León asegura a Redacción Médica que tras el examen, a pesar de sentir “una felicidad enorme”, tardó “unos días” en saber con qué ocupar el tiempo que antes destinaba a largas sesiones de estudio para abordar el MIR. “No tenía planeado qué quería hacer ya que estaba 100% centrado en la prueba. Sí que después de tres o cuatro días un poco descolocado conseguí retomar una rutina que fue la que mantuve hasta el inicio de la residencia”.


Cabero: “Tardé días en saber con qué ocupar mi tiempo. Estuve tres o cuatro días descolocado”

En su caso, el tiempo de espera hasta conocer el resultado oficial de su examen y la asignación de su plaza MIR lo vivió “razonablemente tranquilo” gracias a que desde el primer momento tuvo una estimación de su nota. “Lo primero que hice al llegar a casa después de la prueba fue meter la plantilla del examen en los simuladores de tres academias, de modo que al día siguiente temprano ya tenía una idea bastante aproximada del resultado de mi prueba”. Esto le dio seguridad, puesto que la estimación era que conseguiría hacerse con una plaza en dos de las tres especialidades que le gustaban en el hospital de su León natal.

“Con la publicación de las respuestas oficiales, mejoró bastante la estimación y ahí supe que podría coger cualquiera de las tres, por lo que desde ese momento hasta la elección de plaza, solo tuve que valorar pros y contras de cada una de ellas para elegir”. Y mientras analizaba su futuro en el hospital, aprovechó los meses de vacaciones para descansar y no pensar mucho en el examen.

Una época postMIR eclipsada

Situación similar es la que vivió Daniel Vírseda en el año 2020 cuando realizó su examen MIR en el que obtuvo la mejor nota del país convirtiéndose en el número uno. “Primero notas una sensación de alivio inmensa y empiezas a realizar todos los planes que tenías pendientes. Después, empiezas a quedarte sin ideas y eso me generó una sensación de vacío“.

En su caso, las rutinas no forman parte de su vida y confiesa que “estaba deseando zafarme de los libros”, pero con el paso del tiempo y según se acercaba el momento de empezar en el hospital la cosa cambió. “Te entra agobio y culpabilidad por no actualizar conocimientos, hojear libros o hacer algo que sea ‘útil’ tal y como has aprendido en la carrera”. Describe el momento de la elección y la incorporación a la residencia como “estresante y agobiante, algo muy parecido a lo que sentías durante la preparación al examen”.


Vírseda: “Estaba deseando zafarme de los libros, pero lugo me sentí culpable por no hojearlos antes de mi incorporación a la residencia”

Parte de esas sensaciones se mezclaron en su caso con la irrupción de la pandemia, que llegó en medio de todo este proceso para Vírseda. “El confinamiento y la dificultad para hacer planes eclipsaron mi etapa postMIR. Hubo que retrasar la elección, había incertidumbre de cómo y cuándo sería. Era difícil informarse y no podías visitar las ciudades en las que quizá acababas trabajando. No lo viví con la suficiente entereza”.

Voluntariado, lectura y ejercicio para romper el vacío

Por su parte, Nerea Serra residente de primer año de Enfermería Ginecológica y Obstétrica, explica que tras hacer el EIR sentía que le sobraba el tiempo. “Había olvidado cómo hacer las cosas que siempre me habían gustado y me sentí rara sin estudiar”. En declaraciones a este periódico, afirma que ” mi zona de confort era estudiar y vivir entre libros y simulacros”. 


Serra: “Había olvidado cómo hacer las cosas que siempre me habían gustado y me sentí rara sin estudiar”

Decidió romper el vacío con “dos voluntariados, lectura y ejercicio”, pero también se dedicó a pasar tiempo con los suyos. “Tienes que sentarte con la gente que más te quiere y pensar a qué le quieres dedicar estos meses de tiempo libre. Lo mejor es hacerte una rutina, como un horario”.

Durante la espera hasta conocer la nota, la futura matrona tuvo dos fases bien diferenciadas. “Antes de meter la plantilla no paraba de llorar y me esperaba lo peor, así que intenté rodearme de mis amigos y mis padres y hacer planes. Cuando metí la plantilla me imaginé que tendría plaza, pero aún así no dejas de estar nerviosa porque es algo tan importante para ti que hasta que no lo tienes en la mano no te lo crees”.

Duelo, rabia y agotamiento, sensaciones tras la FSE

La descripción de Serra, aplicable al sentimiento de muchos candidatos tras el examen MIR, son similares a los que se viven en una etapa de duelo. Así lo explica a Redacción Médica Ana Isabel Gutiérrez, psicóloga: “Aparecerá primero la rabia contra el modelo de examen, contra los que han puesto las preguntas… Después se quedan con el tiempo en las manos, con la sensación de vacío”.

“La tensión de la prepación al examen, así como la que se vive durante el transcurso del mismo, va a provocar que los opositores tengan, durante las primeras 48 o 36 horas posteriores, una sensación de agotamiento, lo que es algo normal. Pueden sufrir incluso dolores físicos, estomacales o cefaleas. Y después de superar esto, llega el vacío. Se sienten bloqueados tras acometer una prueba cuya preparación les ha llevado a romper con su entorno y les cuesta recuperarlo”, expone.

En este sentido, la especialista recomienda llenar los días con acciones para vaciar el pensamiento y no entrar en bucle en si se va o no a conseguir plaza. Se puede “dar paseos, escuchar música, acudir a clases de natación…”. Incluso, aconseja que los opositores incluyan en esta nueva rutina actividades sociales. “Ir al gimnasio con algún amigo para retomar las relaciones presenciales” y, sobre todo, “autociudarse y dejarse mimar” hasta que llegue el momento de conocer la nota y hacer la elección de plaza.

FUENTE:https://www.redaccionmedica.com/secciones/formacion/-sindrome-de-estocolmo-tras-el-examen-mir-he-olvidado-que-me-gusta–9034

Este local organiza fiestas para menores de entre 14 y 17 años y, en esta ocasión, se ha difundido en redes sociales un vídeo que ha desatado la polémica al considerar que con ese baile los menores están siendo hipersexualizados.

 

De nuevo una discoteca de Barcelona vuelve a ser el centro de todas las miradas. En esta ocasión, se trata de un local que organiza fiestas para menores de entre 14 y 17 años y del que se ha hecho viral un vídeo en redes sociales, que ha levantado mucha polémica.

En él se ve a unas chicas ‘perreando’ frente a un grupo de chicos. La crítica viene sobre todo por la hipersexualización de los menores que se ven en el vídeo, que publicó el propio local, aunque ya lo ha borrado. Los jóvenes, sin embargo, han salido en defensa de la discoteca.

Habían organizado una fiesta para el 28 de enero, pero ya ha cancelado todos sus eventos. Esta sala ni siquiera tiene permiso de discoteca y que, durante la semana, es un local evangélico, según ha contado Carlos Quílez.

Hemos hablado con la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez, que asegura que desde el 2007 se alerta sobre que hay una mayor hipersexualización de los niños, pero porque se gustan dependiendo del deseo que despierten en los demás. “La autoestima hay que buscarla en la asertividad y en quererse a uno mismo”, ha asegurado. Además, declara que hay que educar en asertividad, respeto y en una educación sexual emocional.

“Son conductas muy machistas y cosificadoras”, ha asegurado, en el que los chicos tienen una postura muy machista y las mujeres una postura de sumisión. “Hay que reflexionar sobre qué modelos le estamos dejando ver a los niños”, ha contado.

Lo que hay que decirle a los jóvenes, según ha dicho la psicóloga, es que el sexo es algo muy bonito y una comunicación y hay que dejar claro si se quiere o no. “La libertad está en ti y nadie te puede decir que eres más o menos por querer o no querer hacerlo”, ha dejado claro.

FUENTE:https://www.antena3.com/

 

  • Cada dos horas, una niña nace con síndrome de Rett en España

  • El síndrome de Rett fue descubierto en 1966 por el doctor Andreas Rett de (Viena, Austria)

  • Josele Ferrer: “Cuando tienes un hijo con síndrome de Rett la vida se te hace de noche”

Cada dos horas, una niña nace con síndrome de Rett en España. Se trata de una enfermedad que tarda en dar la cara por lo que las familias quieren visualizar esta alteración genética y dar a conocer el duro día a día de padres y cuidadores. Esta dolencia ocasiona severas complicaciones en las facultades motoras y comunicativas. La asociación reclama financiación para todas las terapias necesarias que mejoran la calidad de vida de estas personas.

El síndrome de Rett es una enfermedad de las denominadas raras. Es un trastorno grave del neurodesarrollo de origen genético que ocurre casi exclusivamente en el sexo femenino y que conduce a una discapacidad grave, que afecta a casi todos los aspectos de la vida de la persona: su capacidad para hablar, caminar, comer e incluso respirar de forma normal. El sello distintivo del síndrome de Rett son los constantes movimientos repetitivos de las manos.

Los primeros casos descritos de síndrome de Rett los descubrió el doctor Andreas Rett de (Viena, Austria)

El síndrome de Rett fue descubierto en 1966 por el doctor Andreas Rett de (Viena, Austria), el cual describió 22 niñas en una publicación médica alemana. Sin embargo, esta publicación no recibió el reconocimiento esperado y la mayoría de los médicos no tuvieron conocimiento de la enfermedad hasta mucho más tarde a causa de la escasa divulgación de este artículo.

A finales de 1983 el Dr. Bengt Hagberg de Suecia junto con otros colegas de Francia y Portugal publicaron en inglés, en una revista de gran difusión, una revisión del síndrome de Rett que comprendía 35 casos. El año siguiente, en una conferencia que tuvo lugar en Viena, se aportaron documentos clínicos y nuevos datos bioquímicos, fisiológicos y genéticos. En enero de 1985 el Dr. Rett visitó el instituto John F. Kennedy para niños minusválidos en Baltimore, Maryland, donde el Dr. Hugo Moser organizó la primera reunión mantenida en Estados Unidos sobre el Síndrome de Rett.

La Asociación Internacional del Síndrome de Rett consiguió que el Dr. Rett examinara a 42 niñas que habían sido diagnosticadas como casos potenciales del síndrome de Rett. Esta reunión supuso un aumento del conocimiento del síndrome y sus diferentes formas de manifestarse en Estados Unidos. El mayor conocimiento del síndrome ha dado lugar a un mejor diagnóstico.

Un gran avance ocurrió en 1999, cuando una investigadora de la Universidad de Baylor (Houston, EE.UU.) llamada Ruthie Amir descubrió MECP2, el gen que, cuando muta, causa el síndrome de Rett. El descubrimiento del gen ubicado en el sitio Xq28 en el cromosoma X fue un triunfo para el equipo de Baylor, dirigido por Huda Y. Zoghbi. Este descubrimiento demostró que el síndrome de Rett es un trastorno ligado al cromosoma X, lo que explica por qué generalmente se encuentra en las niñas.

Ahora, la Asociación Española de Síndrome de Rett ha lanzado una campaña de comunicación para dar a conocer esta enfermedad y concienciar a la Administración sobre la necesidad de fondos para investigación y para ayudar a las familias con las terapias.

 

FUENTE:https://www.telecinco.es/

La Asociación Española Síndrome de Rett (AESR), miembro de Somos Pacientes, ha puesto en marcha una campaña en televisión e internet para, a través de un anuncio protagonizado por familias afectadas, visibilizar esta enfermedad rara grave que afecta en la inmensa mayoría de los casos a las mujeres.

Concretamente, informa la AESR, “el spot muestra un taller de grupo íntimo y doloroso en el que, conducidos por la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez Salegui, los padres de niñas afectadas por el síndrome de Rett desnudaron su alma revelando los momentos más duros y terribles que han vivido y que siguen viviendo por culpa de esta enfermedad”.

El anuncio, dirigido por David Giménez y con Rafael Bolaños como director de Fotografía, constituye el primer paso de una campaña de mayor amplitud que continuará con un cortometraje documental en el que se desvelará lo más impactante de ese taller de grupo.

Cada dos horas nace una niña con síndrome de Rett. Una estadística que, apunta la Asociación, “debería asustar a cualquiera. Pero muy poca gente conoce este síndrome o el alcance dramático de sus secuelas”.

Trastorno genético del desarrollo

Este síndrome es un trastorno del desarrollo con base neurológica que suele manifestarse durante el segundo año de vida y que se caracteriza por un retraso grave en la adquisición del lenguaje y de la coordinación motriz, especialmente del uso de las manos, así como por retraso intelectual grave.

Como explica la AESR, “los movimientos involuntarios de las manos, pérdida de la facultad de andar o hablar darán paso a complicaciones más severas en las facultades motoras y digestivas, entre otras. Cada caso es distinto dependiendo del grado de afectación del gen culpable de esta enfermedad, el gen ‘MECP2’”.

Descrito por primera vez en el año 1966 por el doctor austríaco Andreas Rett, el síndrome afecta a una de cada 10.000-15.000 niñas, y la pérdida de capacidades es, por lo general, persistente y progresiva.

Así, “las niñas pasarán a ser dependientes de por vida –alerta la Asociación–, con todos los trastornos y dificultades que eso conlleva para sus familias. Nadie está preparado para toda la pesadilla que empezará a partir del diagnóstico. La falta de empatía, de ayudas, y del conocimiento de esta enfermedad son algunas de las situaciones que ponen sobre la mesa los protagonistas del spot”.

– A día de hoy, 109 asociaciones de pacientes dedicadas a las enfermedades raras son ya miembros activos de Somos Pacientes. ¿Y la tuya?

 

 

FUENTE: https://www.somospacientes.com/

ANUNCIO EN TELEVISIÓN E INTERNET DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA

¿Conoces el síndrome de Rett y sus secuelas?

Concretamente, informa la AESR, “el spot muestra un taller de grupo íntimo y doloroso en el que, conducidos por la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez Salegui, los padres de niñas afectadas por el síndrome de Rett desnudaron su alma revelando los momentos más duros y terribles que han vivido y que siguen viviendo por culpa de esta enfermedad”.

El anuncio, dirigido por David Giménez y con Rafael Bolaños como director de Fotografía, constituye el primer paso de una campaña de mayor amplitud que continuará con un cortometraje documental en el que se desvelará lo más impactante de ese taller de grupo.

Cada dos horas nace una niña con síndrome de Rett. Una estadística que, apunta la Asociación, “debería asustar a cualquiera. Pero muy poca gente conoce este síndrome o el alcance dramático de sus secuelas”.

Trastorno genético del desarrollo

Este síndrome es un trastorno del desarrollo con base neurológica que suele manifestarse durante el segundo año de vida y que se caracteriza por un retraso grave en la adquisición del lenguaje y de la coordinación motriz, especialmente del uso de las manos, así como por retraso intelectual grave.

Como explica la AESR, “los movimientos involuntarios de las manos, pérdida de la facultad de andar o hablar darán paso a complicaciones más severas en las facultades motoras y digestivas, entre otras. Cada caso es distinto dependiendo del grado de afectación del gen culpable de esta enfermedad, el gen ‘MECP2’”.

Descrito por primera vez en el año 1966 por el doctor austríaco Andreas Rett, el síndrome afecta a una de cada 10.000-15.000 niñas, y la pérdida de capacidades es, por lo general, persistente y progresiva.

Así, “las niñas pasarán a ser dependientes de por vida –alerta la Asociación–, con todos los trastornos y dificultades que eso conlleva para sus familias. Nadie está preparado para toda la pesadilla que empezará a partir del diagnóstico. La falta de empatía, de ayudas, y del conocimiento de esta enfermedad son algunas de las situaciones que ponen sobre la mesa los protagonistas del spot”.

– A día de hoy, 109 asociaciones de pacientes dedicadas a las enfermedades raras son ya miembros activos de Somos Pacientes. ¿Y la tuya?

PUBLICADO EL  POR SOMOS PACIENTES

Tras hablar en su anterior artículo de la labor general de los psicólogos en la pandemia de la covid, la psicóloga Raquel Tomé nos ofrece ahora tres testimonios de tres profesionales, incluida ella misma, dentro de su serie “Resiliencia: cuerpo a cuerpo con el virus”

El colectivo sanitario es considerado de los más resilientes y capaz de soportar grandes cargas emocionales, pero durante la pandemia de la Covid 19, las psicólogas/os enfrentamos un gran desafío personal: mantenernos equilibrados mentalmente y resilientes mientras dábamos apoyo psicológico a otros.

Teníamos en nuestras manos algo tan importante como el bienestar emocional y la salud mental de la población.

Durante este desafío monumental casi todos nosotros en mayor o menor grado transitamos por situaciones cargadas de angustia. ¿Cómo nos sostuvimos y apoyamos a otros?

Testimonios

Han compartido sus vivencias dos compañeros, Guillermo Fouce, profesor de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y coordinador del Área de Salud y Consumo del Ayuntamiento de Getafe, y Ana Isabel Gutiérrez, Psicóloga Sanitaria y Jurídica.

Y también me he atrevido a compartir con ustedes mi testimonio personal como Psicóloga Sanitaria y Psicoterapeuta e integrante del Programa de atención al Duelo del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid durante la pandemia.

Queremos trasmitirles qué nos ayudo y qué herramientas psicológicas empleamos para enfrentarnos a condiciones difíciles y adversidades personales y convertirlas en oportunidades para el crecimiento.

Desgranamos aquí nuestras historias:

Guillermo Fouce

A Guillermo le golpeó en su familia el Covid19 al principio de marzo 2020 mientras se hallaba inmerso en montar y coordinar equipos de asistencia telefónica psicológica con distintas instituciones.

Sus padres enfermaron, fueron trasladados al hospital e ingresaron al día siguiente en la UCI. Trascurrieron tres semanas preñadas de incertidumbre y angustia, llamadas escuetas, noches de insomnio. Pese a tantos desvelos nada más se pudo hacer y ambos murieron con la diferencia de una semana.

A esta honda tragedia personal se sumó que unos meses más tarde él también enfermó gravemente, ingresó en la UCI. Esta vez cuenta que tuvo suerte y se salvó. Aun hoy en día pelea con algunas secuelas de esta experiencia.

El psicólogo Guillermo Fouce junto a la psicóloga Raquel Tomé/ Foto cedida

Ana Gutiérrez

Ana comparte emocionada cómo su padre, médico de 77 años, sufrió una recaída de una enfermedad y poco después murió al ser contagiado de covid.

Sucedió a principios de 2021 y en aquel entonces la permitieron permanecer con él para cuidarlo. Mientras duró la hospitalización, trasformó el baño en su consulta personal online y siguió pendiente de sus pacientes.

Su padre, en las fases donde mejoraba de su enfermedad, atendía a sus pacientes telefónicamente. “Todo un ejemplo de valentía, fortaleza y responsabilidad”, rememora Ana con orgullo.

La enfermedad avanzaba hacia los momentos finales y la inevitabilidad de la muerte y puso todo su empeño en la despedida y acompañamiento a su padre con todo el amor:

Cuando una persona está en un estado de gran necesidad es cuando más necesarios somos, cuando más necesita que les acariciemos, les pasemos la mano por la cabeza y que nos preguntemos: ¿qué puedo hacer en esos momentos por esa persona que sea bueno para él? Buscaba el confort, decir “te quiero”, mostrar cariño, porque incluso cuando se desvanece la conciencia no sabemos qué grado de contacto con la realidad pueden tener”.

Las psicólogas Raquel Tomé (izq) y Ana Gutiérrez/Foto cedida

Raquel Tomé

Por mi parte, era el Viernes Santo de 2020 y mi madre de 85 años que vivía en una Residencia de mayores en Carrión de los Condes empezó a sentir los primeros síntomas.

A los pocos días fue trasladada al Hospital provincial donde ingresó en la planta Covid19.

Me comunicaron que padecía una neumonía doble. Y, entramos en un periodo crítico. Su estado empeoraba rápido y me advirtieron telefónicamente que no sería trasladada a la UCI pero que me avisarían para que me fuera a despedir.

Vivía en Madrid y estaba al igual que ella, asustada, pero sabía lo importante que sería vernos por última vez para las dos y tener la posibilidad de despedirnos.

Como terapeuta integrante del dispositivo de atención a duelo, todos los días confortaba y trataba con gente angustiada y culpabilizada porque no se pudo despedir de un familiar y decirle todo lo que le quería o encargarse de sus cuidados finales.

Sabía la huella imborrable que eso deja y que en el futuro yo misma también lo necesitaría para transitar por un duelo normal. Así que decidí viajar sin saber muy bien si la policía podría detenerme en el camino por cambiar de autonomía.

Fue muy importante cuando llegué al hospital hablar con su médico y que me explicara en primera persona sus razones médicas para no subirla a la UCI si empeoraba.

Me preocupaba que estuviera agonizante, que no me reconociera, no saber qué decir, encontrar las palabras para confortarla en la soledad de su aislamiento. Pero el vernos tuvo un efecto sanador. Ver el entorno de cariño y cuidado del hospital también. Nos ayudó a las dos. En mí a aceptar y comprender que no se podía prolongar su sufrimiento si empeoraba. Pero lo más bonito es que con esa visita inesperada ella sintió muchísima sorpresa, alegría y elevó su estado anímico, a partir de ese momento mejoró y venció la enfermedad.

La psicóloga Raquel Tomé, autora de los artículos “Resiliencia: cuerpo a cuerpo con el virus”/Foto cedida

Herramientas psicológicas

Mientras escribo este artículo y repaso nuestros testimonios creo que todos coincidimos en algo. Contábamos con una gigantesca ventaja: los conocimientos que nuestra profesión nos aporta. Nada mejor que estas circunstancias para emplearlos a fondo.

Y, nadie mejor que nosotros para ser conscientes del gran nivel de estrés que afrontábamos y de la necesidad de apoyo y ayuda para poder elaborar el duelo y la angustia de la enfermedad y sus secuelas.

Creo que el hecho de que seamos Psicólogos hace que naturalicemos la ayuda emocional y busquemos y usemos todas las estrategias disponibles para transitar el dolor y la angustia.

Porque ser resiliente no significa que una persona no experimente dificultades o angustias. Y, es probable que la manera que tenemos los humanos de probarnos a nosotros mismos y de desarrollar resiliencia implique soportar una angustia emocional considerable. Pero también sabemos, que la resiliencia se construye y que hay comportamientos, pensamientos y emociones que nos predisponen a ello y que cualquier persona puede aprender y desarrollar.

Así, Guille se embarcó en elaborar la muerte de sus padres honrando su “legado” de intentar cambiar y trasformar el mundo. Abandonó la asistencia psicológica de primera línea y comenzó un periplo sanador hablando de su historia en los medios de comunicación, trasmitiendo sus conocimientos para elaborar el duelo y compartió todas las estrategias empleadas por él y su familia.

Ana y yo misma transitamos por dificultades similares. Ambas somos psicoterapeutas experimentadas y nos encontramos a ambos lados de la frontera dando asistencia a personas que pasaban por momentos de especial dificultad y estrés similares a los nuestros.

A nuestro favor contaba una larga experiencia profesional, haber transitado en el pasado por otras etapas difíciles en la vida nos permitió estar entrenadas y acostumbradas a identificar y gestionar nuestras emociones negativas, autorregularnos emocionalmente y dar sostén a nuestros pacientes.

Mantuvimos nuestro equilibrio, pero nos apoyamos en colegas que sumaban su postura reflexiva sobre el contexto que vivíamos, familia, amigos, pareja y en mi caso personal fue importante mi terapia.

En definitiva, luchamos por mantener nuestra capacidad de “mentalización”. Y, ésta es clave porque equivale a la función reflexiva. Es decir, aquella que permite comprendernos mejor a nosotros mismos y a los demás en términos de pensamientos, sentimientos, creencias, deseos y expectativas. Y, de interpretar la conducta de los demás en términos intencionales.

La mentalización se resiente gravemente con el estrés. Y, esta función reflexiva los terapeutas la precisamos y se nos presupone para acompañar y guiar a los pacientes.

No sucumbir para ayudar

Dado que todos somos personas vulnerables fue muy importante estar atentos a nuestro autocuidado y no sucumbir para ayudar. Así que, si bien no podíamos ayudar a cambiar la realidad ni sus circunstancias, si pudimos ayudar a:

* Validar y reflexionar sobre las formas en que percibimos y procesamos el estrés.

* Fomentar la empatía y la curiosidad hacia ellos mismos y los demás.

* Observar y aprender desde las perspectivas de los otros.

Comprender con compasión nuestros límites y dificultades.

Pero hay otro elemento clave que los tres empleamos y fue introducir un sentido en la ecuación del sufrimiento. Porque como decía Elisabeth Kübler-Ross:

Se crece si no se esconde la cabeza en la arena, sino que se acepta el sufrimiento intentando comprenderlo, no como una maldición o un castigo, sino como un regalo hecho con un fin determinado”.

Y, si de algo estoy segura, es que las muescas de esta experiencia trágica han profundizado nuestra humanidad, nos ha hecho crecer al alinearse con nuestros valores humanos y como Psicólogos los tres nos comprometimos con la misión de divulgar lo aprendido porque lo entendimos como una bella oportunidad para ayudar.

 

Tras hablar en su anterior artículo de la labor general de los psicólogos en la pandemia de la covid, la psicóloga Raquel Tomé nos ofrece ahora tres testimonios de tres profesionales, incluida ella misma, dentro de su serie “Resiliencia: cuerpo a cuerpo con el virus”

El colectivo sanitario es considerado de los más resilientes y capaz de soportar grandes cargas emocionales, pero durante la pandemia de la Covid 19, las psicólogas/os enfrentamos un gran desafío personal: mantenernos equilibrados mentalmente y resilientes mientras dábamos apoyo psicológico a otros.

Teníamos en nuestras manos algo tan importante como el bienestar emocional y la salud mental de la población.

Durante este desafío monumental casi todos nosotros en mayor o menor grado transitamos por situaciones cargadas de angustia. ¿Cómo nos sostuvimos y apoyamos a otros?

Testimonios

Han compartido sus vivencias dos compañeros, Guillermo Fouce, profesor de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y coordinador del Área de Salud y Consumo del Ayuntamiento de Getafe, y Ana Isabel Gutiérrez, Psicóloga Sanitaria y Jurídica.

Y también me he atrevido a compartir con ustedes mi testimonio personal como Psicóloga Sanitaria y Psicoterapeuta e integrante del Programa de atención al Duelo del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid durante la pandemia.

Queremos trasmitirles qué nos ayudo y qué herramientas psicológicas empleamos para enfrentarnos a condiciones difíciles y adversidades personales y convertirlas en oportunidades para el crecimiento.

Desgranamos aquí nuestras historias:

Guillermo Fouce

A Guillermo le golpeó en su familia el Covid19 al principio de marzo 2020 mientras se hallaba inmerso en montar y coordinar equipos de asistencia telefónica psicológica con distintas instituciones.

Sus padres enfermaron, fueron trasladados al hospital e ingresaron al día siguiente en la UCI. Trascurrieron tres semanas preñadas de incertidumbre y angustia, llamadas escuetas, noches de insomnio. Pese a tantos desvelos nada más se pudo hacer y ambos murieron con la diferencia de una semana.

A esta honda tragedia personal se sumó que unos meses más tarde él también enfermó gravemente, ingresó en la UCI. Esta vez cuenta que tuvo suerte y se salvó. Aun hoy en día pelea con algunas secuelas de esta experiencia.

El psicólogo Guillermo Fouce junto a la psicóloga Raquel Tomé/ Foto cedida

Ana Gutiérrez

Ana comparte emocionada cómo su padre, médico de 77 años, sufrió una recaída de una enfermedad y poco después murió al ser contagiado de covid.

Sucedió a principios de 2021 y en aquel entonces la permitieron permanecer con él para cuidarlo. Mientras duró la hospitalización, trasformó el baño en su consulta personal online y siguió pendiente de sus pacientes.

Su padre, en las fases donde mejoraba de su enfermedad, atendía a sus pacientes telefónicamente. “Todo un ejemplo de valentía, fortaleza y responsabilidad”, rememora Ana con orgullo.

La enfermedad avanzaba hacia los momentos finales y la inevitabilidad de la muerte y puso todo su empeño en la despedida y acompañamiento a su padre con todo el amor:

Cuando una persona está en un estado de gran necesidad es cuando más necesarios somos, cuando más necesita que les acariciemos, les pasemos la mano por la cabeza y que nos preguntemos: ¿qué puedo hacer en esos momentos por esa persona que sea bueno para él? Buscaba el confort, decir “te quiero”, mostrar cariño, porque incluso cuando se desvanece la conciencia no sabemos qué grado de contacto con la realidad pueden tener”.

Las psicólogas Raquel Tomé (izq) y Ana Gutiérrez/Foto cedida

Raquel Tomé

Por mi parte, era el Viernes Santo de 2020 y mi madre de 85 años que vivía en una Residencia de mayores en Carrión de los Condes empezó a sentir los primeros síntomas.

A los pocos días fue trasladada al Hospital provincial donde ingresó en la planta Covid19.

Me comunicaron que padecía una neumonía doble. Y, entramos en un periodo crítico. Su estado empeoraba rápido y me advirtieron telefónicamente que no sería trasladada a la UCI pero que me avisarían para que me fuera a despedir.

Vivía en Madrid y estaba al igual que ella, asustada, pero sabía lo importante que sería vernos por última vez para las dos y tener la posibilidad de despedirnos.

Como terapeuta integrante del dispositivo de atención a duelo, todos los días confortaba y trataba con gente angustiada y culpabilizada porque no se pudo despedir de un familiar y decirle todo lo que le quería o encargarse de sus cuidados finales.

Sabía la huella imborrable que eso deja y que en el futuro yo misma también lo necesitaría para transitar por un duelo normal. Así que decidí viajar sin saber muy bien si la policía podría detenerme en el camino por cambiar de autonomía.

Fue muy importante cuando llegué al hospital hablar con su médico y que me explicara en primera persona sus razones médicas para no subirla a la UCI si empeoraba.

Me preocupaba que estuviera agonizante, que no me reconociera, no saber qué decir, encontrar las palabras para confortarla en la soledad de su aislamiento. Pero el vernos tuvo un efecto sanador. Ver el entorno de cariño y cuidado del hospital también. Nos ayudó a las dos. En mí a aceptar y comprender que no se podía prolongar su sufrimiento si empeoraba. Pero lo más bonito es que con esa visita inesperada ella sintió muchísima sorpresa, alegría y elevó su estado anímico, a partir de ese momento mejoró y venció la enfermedad.

La psicóloga Raquel Tomé, autora de los artículos “Resiliencia: cuerpo a cuerpo con el virus”/Foto cedida

Herramientas psicológicas

Mientras escribo este artículo y repaso nuestros testimonios creo que todos coincidimos en algo. Contábamos con una gigantesca ventaja: los conocimientos que nuestra profesión nos aporta. Nada mejor que estas circunstancias para emplearlos a fondo.

Y, nadie mejor que nosotros para ser conscientes del gran nivel de estrés que afrontábamos y de la necesidad de apoyo y ayuda para poder elaborar el duelo y la angustia de la enfermedad y sus secuelas.

Creo que el hecho de que seamos Psicólogos hace que naturalicemos la ayuda emocional y busquemos y usemos todas las estrategias disponibles para transitar el dolor y la angustia.

Porque ser resiliente no significa que una persona no experimente dificultades o angustias. Y, es probable que la manera que tenemos los humanos de probarnos a nosotros mismos y de desarrollar resiliencia implique soportar una angustia emocional considerable. Pero también sabemos, que la resiliencia se construye y que hay comportamientos, pensamientos y emociones que nos predisponen a ello y que cualquier persona puede aprender y desarrollar.

Así, Guille se embarcó en elaborar la muerte de sus padres honrando su “legado” de intentar cambiar y trasformar el mundo. Abandonó la asistencia psicológica de primera línea y comenzó un periplo sanador hablando de su historia en los medios de comunicación, trasmitiendo sus conocimientos para elaborar el duelo y compartió todas las estrategias empleadas por él y su familia.

Ana y yo misma transitamos por dificultades similares. Ambas somos psicoterapeutas experimentadas y nos encontramos a ambos lados de la frontera dando asistencia a personas que pasaban por momentos de especial dificultad y estrés similares a los nuestros.

A nuestro favor contaba una larga experiencia profesional, haber transitado en el pasado por otras etapas difíciles en la vida nos permitió estar entrenadas y acostumbradas a identificar y gestionar nuestras emociones negativas, autorregularnos emocionalmente y dar sostén a nuestros pacientes.

Mantuvimos nuestro equilibrio, pero nos apoyamos en colegas que sumaban su postura reflexiva sobre el contexto que vivíamos, familia, amigos, pareja y en mi caso personal fue importante mi terapia.

En definitiva, luchamos por mantener nuestra capacidad de “mentalización”. Y, ésta es clave porque equivale a la función reflexiva. Es decir, aquella que permite comprendernos mejor a nosotros mismos y a los demás en términos de pensamientos, sentimientos, creencias, deseos y expectativas. Y, de interpretar la conducta de los demás en términos intencionales.

La mentalización se resiente gravemente con el estrés. Y, esta función reflexiva los terapeutas la precisamos y se nos presupone para acompañar y guiar a los pacientes.

No sucumbir para ayudar

Dado que todos somos personas vulnerables fue muy importante estar atentos a nuestro autocuidado y no sucumbir para ayudar. Así que, si bien no podíamos ayudar a cambiar la realidad ni sus circunstancias, si pudimos ayudar a:

* Validar y reflexionar sobre las formas en que percibimos y procesamos el estrés.

* Fomentar la empatía y la curiosidad hacia ellos mismos y los demás.

* Observar y aprender desde las perspectivas de los otros.

Comprender con compasión nuestros límites y dificultades.

Pero hay otro elemento clave que los tres empleamos y fue introducir un sentido en la ecuación del sufrimiento. Porque como decía Elisabeth Kübler-Ross:

Se crece si no se esconde la cabeza en la arena, sino que se acepta el sufrimiento intentando comprenderlo, no como una maldición o un castigo, sino como un regalo hecho con un fin determinado”.

Y, si de algo estoy segura, es que las muescas de esta experiencia trágica han profundizado nuestra humanidad, nos ha hecho crecer al alinearse con nuestros valores humanos y como Psicólogos los tres nos comprometimos con la misión de divulgar lo aprendido porque lo entendimos como una bella oportunidad para ayudar.

 

La Asociación Española de Síndrome de Rett ha lanzado una campaña para dar a conocer esta enfermedad y lo duro que resulta el día a día para las familias afectadas

https://www.dailymotion.com/video/x8h030u

 

Cada dos horas nace una niña son síndrome de Rett, una enfermedad genética que afecta al desarrollo normal de las niñas y suele manifestarse con sus primeros síntomas entre los 6 meses y los 2 años. Movimientos involuntarios de las manos, pérdida de la facultad de andar o hablar darán paso a complicaciones más severas en las facultades motoras, digestivas, entre otras. Cada caso es distinto dependiendo del grado de afectación del gen culpable de esta enfermedad, el gen MECP2.

Se trata de una estadística que debería asustar a cualquiera, pero muy poca gente conoce este síndrome o el alcance dramático de sus secuelas. Por ello, la Asociación Española de Síndrome de Rett ha lanzado una campaña para dar a conocer esta enfermedad y lo duro que resulta el día a día para las familias afectadas.

Las niñas pasarán a ser dependientes de por vida, con todos los trastornos y dificultades que eso conlleva para sus familias. Nadie está preparado para toda la pesadilla que empezará a partir del diagnóstico. La falta de empatía, de ayudas, y del conocimiento de esta enfermedad son algunas de las situaciones que ponen sobre la mesa los protagonistas del spot.

Las fases del síndrome de Rett

El síndrome de Rett típico se desarrolla en una serie de fases:

  • FASE 1. Estancamiento de inicio temprano (6-18m): previamente patrón de desarrollo normal o levemente alterado. Frecuente alteración de conducta y del patrón de sueño. Deceleración del crecimiento del perímetro cefálico. Duración de esta fase: semanas-meses.
  • FASE 2. Regresión rápida (1-4 años): pérdida de destrezas manuales, del lenguaje adquirido (aunque pueden mantener bisílabos) y del interés comunicativo. De haberse conseguido la bipedestación y deambulación, suele desarrollarse una marcha apráxica con mayor componente lateral y apoyo asimétrico. Déficit cognitivo variable. Las estereotipias manuales (de lavado de manos, palmadas o movimientos de mano) son casi constantes. Duración de esta fase: semanas a meses (hasta un año).
  • FASE 3. Periodo pseudo-estacionario: progresiva mejora del contacto social y de conexión con el medio. Restitución parcial de deambulación y uso de manos. En esta fase aparecen la mayor parte de las patologías asociadas al S. Rett (comorbilidades). Duración de esta fase: años-décadas, puede durar hasta la vida adulta sin deterioro posterior.
  • FASE 4. Deterioro motor tardío: no todos los pacientes atraviesan este periodo. Empeoramiento de la movilidad con cese de deambulación, dishabilidad severa con atrofia aumento de espasticidad, en ocasiones clínica parkinsoniana con fenómenos on-off y cambios de conducta con apatía y rechazo de la alimentación.

El spot es solo el primer paso

Gracias a la colaboración desinteresada de un gran equipo humano y profesional, de la empresa de luces Aluzine, de la empresa audiovisual Ovide y del colegio Sagrados Corazones de Madrid, que cedió sus instalaciones, se pudo poner en marcha el rodaje de un taller de grupo íntimo y doloroso. Conducidos por la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez Salegui, los padres de niñas afectadas con el síndrome de Rett desnudaron su alma revelando los momentos más duros y terribles que han vivido y que siguen viviendo por culpa de esta enfermedad.

Dirigido por David Giménez y con Rafael Bolaños como director de fotografía, el spot es solo el primer paso de una campaña mayor que continuará con un cortometraje documental en el que se desvelará lo más impactante de ese taller de grupo.

Sobre la Asociación Española de Síndrome de Rett

La Asociación Española de Síndrome Rett fue fundada hace 30 años por padres desesperados por la falta de información sobre este síndrome, una labor que sigue siendo necesaria. Una asociación que nació para ayudar a todas las familias y que cuenta en la actualidad con 12 delegaciones repartidas por todo el país con más de 400 socios.

La AESR aporta anualmente distintas ayudas dirigidas a: terapias, las cuales no están cubiertas por el sistema sanitario, donde se benefician más de 100 afectadas y es lo único que tienen actualmente para mejorar su calidad de vida al no existir cura; investigación a través de Finrett y además colabora con el Hospital Universitario Infantil Niño Jesús de Madrid para que las niñas puedan tener una atención multidisciplinar. De hecho, fruto de este trabajo, en febrero del año 2018 el Ministerio del Interior declaraba a la AESR una asociación de “utilidad pública”.

FUENTE: https://www.elplural.com/

 

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