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‘Educación para la salud’ Category

Abogados del Turno de Oficio, maltratados por los poderes públicos

La situación se radicaliza en determinados lugares. En Castellón, un joven letrado afronta una huelga de hambre al tener pendiente de pago casi 8.000 euros.
 

Lograr las mismas remuneraciones en cualquier lugar de España y tener proceso más ágil de pago, son las reivindicaciones de los más de 42.000 abogados del Turno de Oficio, profesionales que cuidan los derechos de los más desfavorecidos en unas condiciones lamentables que reclaman al Gobierno que salga de las urnas. En estos días este colectivo vuelve a ser noticia por la decisión tomada de un joven abogado de Castellón, adscrito al Turno de Oficio, de emprender una huelga de hambre hasta que se le sea abonada la cantidad que se le debe, sobre los 8000 euros. Javier Díaz-Flores, (en la foto) adscrito a los Turnos de Castellón y Valencia solo ha recibido buenas palabras de los decanos de estos colegios y escasa comprensión de la Generalitat Valenciana que afirma estar en bancarrota.  Mientras tanto sus compañeros de ALTODO y APROED se han solidarizado con la iniciativa de este joven letrado, que hace un año superó un cáncer, ante la preocupación de su madre y novia. La espera se hace eterna y todo el mundo espera la aportación del Ministerio de Hacienda al FLA, Fondo de Liquidez Autonómico a mediados de mes para que el Turno de Oficio en Levante quede regularizado. Mientras tantos muchos abogados como Javier se autofinancian para llegar a fin de mes, sin dejar de atender sus compromisos profesionales hacia los ciudadanos más desfavorecidos.
Hablamos con Javier Díaz-Flores; su gesta ya está publicada en un periódico de Levante  y gracias a compañeros de Madrid hemos podido localizarle. Mañana miércoles será su décimo día en huelga de hambre. Castellón y Valencia son las ciudades donde realiza el Turno de Oficio desde hace dos años. “Llevamos seis meses sin cobrar y la situación es crónica. Me enfadé mucho cuando recibí circular del ICAV valenciano anunciándonos una regulación de los pagos, cuestión que no se ha logrado. No podemos cobrar a dos euros neto la hora”, afirma. A su juicio, el cambio político en la Comunidad Valenciana, con la coalición PSOE-Compromis, no ha solucionado el problema que ellos denunciaban en la oposición. “No hago esto por dinero, sino por dignificar nuestra actividad. El mensaje que se manda desde los poderes públicos es marginal, similar al que se ha dado con la Ley de Dependencia. Nosotros defendemos a los más desfavorecidos pero parece que no importa”, indica.
A juicio de este joven jurista, que sigue trabajando pese al ayuno que realiza, con este tipo de situaciones que sufren los abogados del Turno de Oficio, está en peligro el Estado de Derecho y nuestra democracia. “Ahora en campaña electoral se habla de recortes en sanidad y educación pero de Justicia no se habla nada. En uno de los mítines últimos fui a saludar a la Consellera Gabriela Bravo con quien puede conversar sobre este tema. Me afirmo que hay que esperar al FLA, Fondo de Liquidez Autonómico para que podamos cobrar; todo está tramitado pero no hay dinero para pagarnos, nos comentó. Me pareció una persona cercana y amable pero incapaz de dar una solución”. Respecto al resto de partidos políticos, nuestro interlocutor nos revela que ninguno le ha llamado o preocupado por su situación. “Creo que harán el pago antes de las elecciones para intentar ganar más votos”, señala y notamos que su ánimo se encrespa. A su juicio, ese dinero recaudado por las tasas judiciales, tal y como dice la propia ley en su artículo once, debería revertir en la mejora de la Justicia Gratuita.
Cuando contactamos con la Generalitat Valenciana un portavoz de la misma nos corrobora las palabras del propio Javier. La falta de liquidez es alarmante y se espera que el FLA reordena la situación financiera de esta CCAA. Reconocen que ese dinero de Hacienda debería haber llegado el 1 de noviembre y ahora se espera para mediados de este mes.  Y es que a todos los proveedores a los que la Generalitat les debe más de un millón de euros no está cobrando ninguno. “Las arcas están vacías, no hay un euro”, comentan. Las prioridades pagos las marca la ley: la propia Generalitat está pagando los intereses de una deuda que sobrepasa los 40.000 millones de euros y el resto va para farmacias.  La llegada del FLA, es por ello, necesaria para que los proveedores y abogados del Turno de Oficio cobren lo que se les adeuda.  Ya la propia Consellera Bravo cuando vino a Madrid a firmar un convenio con el Ministerio de Justicia anticipada esta situación de bancarrota. También se espera que con los nuevos Presupuestos desde el 1 de enero se reconduzca la situación. Sobre Lexnet y la justicia digital, son conscientes en Valencia que no llegarán a esa fecha a tener las comunicaciones electrónicas desarrolladas al cien por cien.
Turno de oficio, perseguido por Competencia
Comisión de Justicia Gratuita del CGAE, Javier LaraDesde la Comisión de Justicia Gratuita del CGAE, su presidente Javier Lara ha entrado en contacto telefónico con el propio Javier Díaz-Flores para darle ánimo y ponerse a su disposición. “La situación del Turno de Oficio es preocupante, tanto por los pagos escasos y que se demoran como por el afán de Competencia de perseguir el trabajo que hacemos los Colegios de Abogados en esta práctica. “Al mismo tiempo nos señala que cada vez más las diferentes administraciones ponen más trabas burocráticas para pagar y así dilatar los pagos. En Andalucía se ha implantado un programa informático que pide unos datos que es imposible que facilitemos nosotros, si no los das, no te pagan”, comenta. Para este letrado, vinculado, pese a ser decano de Málaga al Turno de Oficio, es la primera vez que conoce de una iniciativa como la de Javier en cuanto a poner en marcha una huelga de hambre. “Se han producido muchas manifestaciones y encierros pero actitudes de este tipo, creo recordar que es la primera que se ha puesto en marcha de esta manera”.
Sobre la persecución que Competencia hace a los Colegios de Abogados por la propia Justicia Gratuita, Lara señala que “no han entendido que esta práctica es un claro ejemplo de servicio público de ayuda al ciudadano más desfavorecido. No puede ser que un abogado de Málaga esté dado de alta en el Turno de Oficio de Gijón y si lo impides te sancionan con multas indecentes, como la que nuestro Colegio de Málaga ha recurrido de 99.000 euros”, aclara.  Al mismo tiempo la propia Competencia cuestiona los criterios orientativos que los Colegios establecen para tasaciones de costas y  juras de cuenta de forma irracional. “No nos dejan aplicar estos criterios y si no son correctos pueden llegar a sancionar también al propio abogado con la imposición de costas por haber hecho mal la citada tasación”, apunta.  Al nuevo Gobierno que salga de las urnas el próximo 20D le pide que considere a la Justicia Gratuita como algo clave para el Estado de Derecho. “No se puede ampliar el número de beneficiarios si no hay cobertura presupuestaria adecuada para que los abogados del Turno cobren”, afirma.
El corto plazo del Turno de Oficio pasa por actualizar los baremos en cuantía y conceptos y garantizar ese pago, que, hoy por hoy en muchas CCAA es una entelequia. “ en muchas situaciones cuando se le deniega al ciudadano la Justicia Gratuita, nos vemos y deseamos los abogados para cobrar ese servicio.  Hemos intentado que esa garantía de cobro estuviera en la reforma de la Ley de Justicia Gratuita, al final paralizada por el Ministro Catalá, creemos que con buen criterio porque había elementos polémicos que no nos convencían a la abogacía”; subraya. Para este jurista, abogado del Turno ejerciente, es inexplicable que un divorcio se pague de diferente manera en función de la CCAA donde uno esté.  “Lo lógico es que hubiera un baremo único uniformado en Justicia Gratuita en cualquier parte del país. Ahí, sin embargo, volveríamos a toparnos con Competencia aunque hablamos de un servicio público”. Lara es partidario de penalizar a la administración que no fuera diligente en los pagos.
Ayuno, una práctica con muchos riesgos
Javier reconoce que ahora el día se le hace aún más largo. “Tengo otras cinco horas adicionales que corresponden a las comidas, que ahora no utilizo. Procuro descansar en esos momentos porque empiezo a notar el cansancio” Con el ayuno que realiza y su presencia en redes sociales está haciendo visible un problema que ya conocen otros compañeros que trabajan en el Turno de Oficio.  “Toda mi familia me intento disuadir para que no tomara esta decisión pero al final tomé la decisión y aquí estoy. He tenido las llamadas del presidente de la Confederación Nacional del Turno de Oficio; de Javier Lara, presidente de la Comisión de Justicia Gratuita del CGAE y muchos compañeros que no conozco pero que han querido solidarizarse con mi situación”, indica. Confiesa que está dispuesto a llegar hasta el final aunque la semana que viene irá a ver a su endocrino que le hará un chequeo “padecí cáncer de tiroides que superé por lo que los controles que llevo son estrictos”, afirma. Un combinado de agua, limón, sirope de arce y canela, a modo de suero le dan las energías para seguir su trabajo en el Turno.
Es Ana Isabel Salegui, psicóloga clínica y forense y Master en transtornos alimentarios. Conoce muy bien estos casos y ha contactado con Javier para darle algún consejo. “Cuanto más se mantenga la situación de inanición, mayor número de síntomas irán apareciendo y se irán agravando los existentes. Sequedad de la piel, problemas visuales por déficit de vitamina A, fragilidad de los anejos cutáneos…y un interminable etcétera, ya que hasta la última célula del cuerpo tiene necesidad de alimentarse.” Para esta experta “cuando el cuerpo, ya con un nivel extremo de adelgazamiento o emaciación, ha agotado las proteínas musculares disponibles en los “grandes músculos”, brazos, torso, piernas… se verá obligado a recurrir a otros músculos, los que se encuentran en vísceras como el corazón, es la “depleción proteica visceral”. Es en este momento cuando puede aparecer una lesión cardiaca”. También es consciente que el cerebro puede verse afectado en este tipo de situaciones límites. Sobre el proceso de recuperación advierte que debe hacerse con cuidado: “ya que hay que volver a poner en marcha un organismo cuyas funciones se han ralentizado y no hay que olvidar la premisa clínica de que “lo que no se usa se atrofia”. Se debe hacer lenta y progresivamente para evitar el Síndrome de Realimentación, no exentos de riesgos graves. Asimismo se debe ir introduciendo de forma paulatina el ejercicio con el fin de recuperar la masa muscular perdida.”

El artículo original en LawyerPress

 

En Abril de este año se realizó en Oviedo el curso “Actuación de Enfermería ante la Violencia en la Infancia” en la sede del CODEPA (Colegio Oficial de Enfermería de Asturias).
El Curso perteneciente al Programa de Formación Continuada de la Escuela Internacional de Ciencias de la Salud fue impartido por Ana Isabel Gutiérrez Salegui, profesora colaboradora de la misma y autora del manual.

Los temas abordados fueron los siguientes:

INTRODUCCION
El maltrato infantil en la historia
Derechos de los niños
Concepto, tipos y epidemiología
Etiología
Aspectos Sociales y Legales

MALTRATO FÍSICO
Conceptos. Tipos
Detección – Indicadores y de maltrato
Diagnóstico Diferencial. – Diagnóstico

NEGLIGENCIA
Conceptos. Tipos
Detección – Indicadores de maltrato

MALTRATO EMOCIONAL
Conceptos. Tipos
Detección – Indicadores de maltrato

ABUSO SEXUAL
Conceptos. Tipos
Detección – Indicadores de maltrato
Diagnóstico Diferencial – Diagnóstico

PREVENCIONAL DEL MALTRATO INFANTIL
Papel del personal de Enfermería
Notificación y Registro

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 Entrevista para webconsultas

Ana Isabel Gutiérrez Salegui, autora de ‘Consume y calla’

Ana Isabel Gutiérrez Salegui 

06 de Noviembre de 2014
La psicóloga Ana Isabel Gutiérrez, experta en trastornos alimentarios, nos explica en ‘Consume y calla’ cómo podemos combatir la manipulación publicitaria y llenar nuestro carro de la compra de sentido común.

“Hemos convertido la comida normal en un pecado y nos pasamos la vida cumpliendo penitencias”

Consume y Calla (Editorial Akal) es el primer libro de Ana Isabel Gutiérrez Salegui, licenciada en Psicología en las especialidades Clínica y Social y del Trabajo por la Universidad de Salamanca, y técnico especialista en Trastornos de la Conducta Alimentaria por la Clínica Didos. Con este minucioso trabajo de análisis del mundo de la publicidad sobre alimentación y cosmética intenta desvelar y explicar, con cierto sentido del humor, los trucos a los que recurren las marcas comerciales para alcanzar sus objetivos. En su opinión, la información es esencial para combatir la manipulación, pero también hace un llamamiento a los consumidores para que apliquen su espíritu crítico, y dejen a un lado los complejos y las falsas creencias, para vivir más sanos y felices consigo mismos.

¿Cómo surge la idea de escribir un libro contando algunas verdades sobre alimentación y cosmética?

Efectivamente, tú lo has dicho, ‘algunas’; si quisiera contar todas, este libro se habría convertido en una enciclopedia. Llevo 20 años trabajando con personas afectadas por distintos trastornos alimentarios, también imparto clases de postgrado a Enfermería, y cuando descubres que tanto tus pacientes como muchos profesionales no sólo están desinformados, sino que están perjudicando su salud y su economía siguiendo mantras falsos inculcados por la publicidad, decides que no puedes combatir los mitos erróneos uno por uno y te pones a escribir. Y puestos a intentar enseñar es mejor hacerlo con el mayor sentido del humor posible; el libro es una sucesión de pequeñas collejas para que la gente reaccione.

¿Qué pretendías con la publicación de ‘Consume y Calla’?


La única pretensión era inducir a abrir los ojos, para que la mayoría de los consumidores se diera cuenta de hasta qué punto les “están tomando el pelo”. “Eres gordo, tienes que prevenir, compra mi producto”, nos pasamos la vida escuchando mentiras tóxicas y esto, que puede parecer una tontería, a nivel de salud no lo es, ya que muchas personas piensan que por tomar determinados alimentos funcionales o suplementos ya tienen cubiertas sus necesidades nutricionales y descuidan aquellos hábitos que sí les ayudarían a prevenir. Sin contar con que hay productos que son auténticas bombas contra la salud, como los que predican 0% de grasa y esconden cantidades ingentes de azúcares, o viceversa.
Es fundamental que la gente recupere el espíritu crítico y reflexione sobre por qué, si todos esos productos son tan saludables, tenemos unos índices que rondan el 40% de sobrepeso y obesidad, tanto infantil como adulta, y las enfermedades crónicas que afectan a la mayoría de la población, como diabetes, hipertensión o colesterol alto, están relacionadas fundamentalmente con nuestros hábitos alimenticios. A lo que hay que añadir lo enfermizo que es que la gente no se pueda comer un pincho de tortilla sin sentir culpabilidad. Estamos obsesionados, hemos convertido la comida normal en un pecado, y nos pasamos la vida cumpliendo penitencias. ¿No es un tanto demencial?

La sociedad parece estar un poco ciega, no es que no pueda ver, es que no quiere. ¿Crees que has conseguido el objetivo que te habías planteado con este libro?

“La inmensa mayoría de los productos que realizan alegaciones de salud no han demostrado su eficacia y, por lo tanto, no han sido aprobados por la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria)”

Mucha gente que ha leído el libro me dice después “ya no me creo los anuncios” o “he aprendido a entender las etiquetas nutricionales”. La verdad es que teniendo en cuenta que es el primer libro que escribo me ha sorprendido gratamente el revuelo que ha causado, que revistas como National Geographic escriban un reportaje sobre él, o que haya salido en más de cien medios entre televisión, radio y prensa, y no sólo en nuestro país, me dice que hay un gran colectivo de gente a la que le interesa el tema y quiere aprender, formarse e informarse. La acogida ha sido muy buena, y ver como las personas que lo han leído lo recomiendan a su vez en foros de debate me hace pensar que una parte se ha logrado.

En Consume y Calla haces una radiografía del comportamiento del consumidor y de sus valores actuales ¿Ha habido algo que te haya sorprendido descubrir?

“Hay que cambiar el criterio; he visto a mucha gente llegar a una consulta y decir quiero estar delgado, a casi nadie quiero estar sano”

Después de 20 años de ejercicio hay pocas cosas que me sorprendan, pero te garantizo que al lector sí, cuando vea el descaro con el que las empresas sortean la ley, cuando se ve reflejado en conductas que vistas desde una perspectiva externa son absurdas, y cuando racionaliza verdades que no son tales pero que así se las han vendido, se queda anonadado.
Si nuestros abuelos levantaran la cabeza y nos vieran pensarían que nos hemos vuelto rematadamente locos: pasamos hambre, comemos engendros alimenticios en polvo, vamos a sitios para sudar sufriendo mientras nos gritan, y pedimos préstamos bancarios para que nos quiten cachos de culo. Y tendrían razón. Deberíamos tomar perspectiva, pensar si esta vida nos hace felices, y darnos cuenta de que la esclavitud de la imagen nos ha hecho perder montones de placeres.

No sabemos lo que comemos

En base al “somos lo que comemos”, buscamos alimentos que sean el no va más y que tengan cuantos más componentes saludables mejor pero, ¿realmente sabemos lo que comemos?

“La comida basura es muy cómoda, pero a la larga sale muy cara desde el punto de vista de la salud”

Rotundamente no. Cualquier nutricionista de verdad (no esos que se ponen el título después de un cursillo online de diez horas) te diría que cualquier fruta tiene muchísima más cantidad de vitaminas y fibra que los alimentos funcionales, también te diría que la cocina tradicional basada en la legumbre, en la verdura, en la hortaliza y en el aceite de oliva, es mil veces más saludable que tomar suplementos de cualquier tipo, y que el pescado, la carne, los huevos y la leche deben ser nuestra fuente de proteínas y no polvos de “vete a saber qué”.
Las voces discrepantes estamos hartas de decir que la inmensa mayoría de los productos que realizan alegaciones de salud no han demostrado su eficacia y, por lo tanto, no han sido aprobados por la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria). En estos momentos para la industria alimentaria somos conejillos consumidores a los que vender sus productos y, si de vez en cuando aparece un escándalo alimentario, aquí tampoco pasa nada.

Muchos profesionales coinciden con usted en que más que en la sociedad de la información, en alimentación y salud, vivimos en la sociedad de la confusión. ¿A qué se debe?

“Hay que volver a quererse y a cuidarse, a darse mimos y a verse bellos frente al espejo, seas como seas”

Aquí hay muchos intereses creados, y el principal interés del Gobierno debería ser la salud de sus ciudadanos. Se permiten anuncios engañosos en cosmética y alimentación, publicidad de técnicas curanderiles que repercuten en la alimentación como los test alimenticios con nula evidencia científica, etiquetas nutricionales invisibles e ininteligibles, investigaciones financiadas por las mismas empresas que casualmente arrojan siempre resultados favorables a los productos que vende esa empresa… Si empezamos así, ¿cómo quieren que la sociedad sepa lo que es información veraz y lo que es publicidad? La gente confía en que lo que sale en los medios de comunicación está regulado, y lo está, otra cosa es que se sea muy laxo, por llamarlo algo, en el cumplimiento de esa regulación. Por ejemplo, está prohibido utilizar médicos (o personajes que lo parezcan) en los anuncios de alimentación y productos saludables. ¿A que te suena haber visto más de uno? Pues a mí no me suena que hayan retirado los anuncios.

¿Cuáles son los principales mitos que deberíamos desechar?

Que la delgadez es sana per se; hay delgados con niveles de colesterol disparados y gordos bastante saludables. También hay que cambiar el criterio; yo he visto a mucha gente llegar a una consulta y decir “quiero estar delgado”, a casi nadie “quiero estar sano”. A ver si aprendemos a priorizar lo importante. Otra es que tenemos que atiborrarnos de productos milagro, las lentejas ya son suficiente producto milagro. O que las cremas mágicas nos van a cambiar la cara en un mes; la edad es la edad y hay que sentirse bella a los 20, a los 30, a los 40 y a los 80. Es enfermizo ver mujeres de sesenta operándose cada dos por tres intentando parecer quinceañeras. Como afirmo en el libro, eso es momificación en vivo y amojamamiento en directo. ¿Qué tal si nos preocupamos de estar sanos y ser felices?

Cómo detectar los engaños publicitarios

Exageración de las propiedades de los productos, verdades a medias… ¿Qué consejos darías para no caer en la trampa?

Un pequeño resumen -aunque para manejarse en la selva del supermercado yo les recomendaría que leyeran el libro, y que lo hicieran lápiz en mano- puede ser:

  1. Detectar los mensajes que contienen las palabras mágicas: natural, tradicional, libre, poderoso, joven, juventud, placer, sentidos, sensorial, vida, salud, saludable, revolucionario, milagroso, nuevo, novedoso.
  2. No fiarse de los nombres de los productos. La mayoría están buscados para que se piense que “producen determinado efecto” o “poseen alguna cualidad concreta”. Que algo se llame Viveplus o Neurocalm no significa ni que alargue la vida ni que calme las neuronas. ¿A que nadie piensa que porque alguien se apellide Bueno tiene que ser un dechado de virtudes? Pues lo mismo.
  3. Si no entiende lo que pone, no se lo crea. Una crema lo más que puede prometer es hidratar correctamente, olvídense de las nanoesferas que penetran en las células y activan genes por biomimetismo y demás palabrería pseudocientifica. ¿O no se acuerdan del estudio de la OCU y la crema de tres euros? Pues eso.
  4. Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces. Si en algún producto especifica “0% de grasa” busque en la composición la cantidad de azúcares. Si lo que aparece es “0% de azúcares” o “Sin azúcar” busque la de grasas.
  5. Desconfíe de los que lleven “aceites vegetales”, el que echa aceite de oliva, presume de ello. Y lo cobra.
  6. Un último consejo, llévense una lupa en el bolso, la van a necesitar si quieren leer la etiqueta nutricional de muchos de los productos.
Expones y explicas diferentes anuncios publicitarios sobre alimentación y cosmética. ¿Hay alguno en especial que te resultara alarmante, indignante…?

Montones, y cada día que pasa se incorpora uno nuevo al ranking. En los anuncios de cosmética realmente te sorprende la cara dura que supone dar como resultados científicos que “a 20 mujeres les parece que funciona”, cuando lo que lees en el anuncio es “resultados probados en el 90% de las mujeres”. Claro que la primera afirmación viene en tamaño pulga, en una esquina, y con un color, llamémosle… discreto, que no llame la atención. Pero al fin y al cabo el mayor perjuicio aquí es económico, y donde realmente te llevan los demonios es con los alimentos infantiles, que muchas veces son bazofia industrial, y que ponen en grandes letras “con vitaminas D y E”. Bazofia insalubre con vitaminas. Y luego nos sorprendemos de que nos lleguen niños de 8 años con colesterol alto e hipertensión.

La alimentación infantil, ha merecido un espacio preferente en las páginas de Consume y calla. Padres deseando dar lo mejor y que acaban tomando el peor camino por estar mal informados. ¿Qué aconsejarías a estos padres? ¿Cuál es el mejor modo de que nuestros hijos estén alimentados de forma sana desde que son bebés?

“La esclavitud de la imagen nos ha hecho perder montones de placeres”

El mejor consejo es intentar recordar qué les daban a ellos de pequeños. Han crecido sanos ¿verdad? Antes no teníamos la epidemia de obesidad infantil que hay ahora; también los niños se movían, jugaban en la calle, y ese es un factor a no descuidar nunca. Pero lo principal es que nosotros sólo teníamos dulces y chuches los domingos y fiestas de guardar, y que las comidas se hacían regularmente y en la mesa. Y aunque no te gustaran las espinacas te las comías, nada de cambiarlas por comida basura. Enseñar a comer a un niño tiene trabajo, pero si empiezas con el ejemplo la mitad del mismo ya lo tienes hecho. Hay que comer con los niños y hay que volver a cocinar. La comida basura es muy cómoda, pero a la larga sale muy cara desde el punto de vista de la salud. Sobre todo con los niños.

¿Crees que nuestra forma de vida y una sociedad cada vez más materialista y obsesionada con la delgadez nos hacen más susceptibles y débiles?

Nos convierte en personas obsesionadas persiguiendo convertirnos en perfecciones de Photoshop, que han perdido el placer de disfrutar de la comida, de quererse a sí mismos, y de querer a sus cuerpos. La desnudez, cuando no es perfecta, se ha convertido en un tabú. Hay que volver a quererse y a cuidarse, a darse mimos y a verse bellos frente al espejo, seas como seas.
Y, adicionalmente, además de esta sociedad de infelices tenemos un elevado porcentaje de personas que se ponen enfermas y desarrollan un trastorno de la alimentación. Y son enfermedades muy graves, que pueden llevar a la muerte.

Publicado en abc

alejandra rodríguez / madrid
Día 30/07/2014 – 14.07h
La imposición de cánones de belleza irreales y un concepto de la salud y bienestar centrado únicamente en lograr una talla (pequeña) han dado lugar a los ‘falsos delgados’.
Todo el desbarajuste que rige en relación a la conducta alimentaria, la presión social para mantenerse eternamente joven y delgado, la imposición de cánones de belleza irreales y un concepto de la salud y bienestar centrado únicamente en lograr una talla (pequeña) han dado lugar a los ‘falsos delgados’ o TOFI; Thin outside fat inside, sus siglas en inglés.
«Se trata de gente que tiene un peso normal o incluso bastante delgada que sin embargo presenta analíticas y valores clínicos absolutamente desastrosos, así como un riesgo cardiovascular elevadísimo», explica Ana Isabel Gutiérrez.
Los expertos señalan la educación como la clave: replantear el concepto de qué es estar sano y rebajar la presión sobre la imagen
El problema es que estos falsos delgados son muy difíciles de identificar, ya que sus niveles altos de colesterol y triglicéridos, su hipertensión, su grasa visceral o su resistencia a la insulina no se ven; muy al contrario, lucen una imagen saludable simplemente porque no tienen kilos de más.
Los especialistas opinan que el ‘quid’ de la cuestión es el «caos alimentario» reinante, demás de la pérdida de hábitos de vida saludable. «Actualmente, lo que entendemos como cuidarse conlleva estar constantemente a dieta, mantenerse delgado a toda costa y sin esfuerzo aunque para ello haya que recurrir a métodos surrealistas y llevar una vida que es de todo menos saludable; el cóctel es explosivo», explica la psicóloga. ¿Y la solución?
Como casi siempre, la clave reside en la educación. Los expertos coinciden en que es necesario rebajar la presión sobre la imagen, regular la publicidad y llevar a cabo un replanteamiento total de lo que verdaderamente es estar sano y cómo conseguirlo
Link del artículo:abc
  • Los especialistas alertan del incremento de afectados por conductas alimentarias, cada vez más difíciles de detectar. Espido Freire es la última cara conocida en hablar de su experiencia sin tabúes

Cualquiera que mire las estadísticas relativas a los TCA (Trastornos de la Conducta Alimentaria) podría pensar que la situación se ha mantenido estable en los últimos 15 o 20 años, época en la que comenzaron a ser conocidos por el gran público. Actualmente, se estima que entre el 1% y el 3% de la población sufre anorexia nerviosa; que entre el 3% y el 5% padece bulimia y que en torno a un 2% manifiesta lo que se ha dado en llamar trastorno por atracón (ingesta compulsiva en episodios que se repiten con cierta frecuencia). Es decir, prácticamente lo mismo que entonces.
Sin embargo, según el discurso de los especialistas la situación no es, ni de lejos, halagüeña. «No hay cifras oficiales y no tenemos porcentajes precisos, pero sí hemos observado que los perfiles de los pacientes han cambiado mucho y las fronteras entre los diversos TCA se han difuminado. Los clásicos (anorexia y bulimia) siguen existiendo en la misma proporción, pero tenemos además que sumar los llamados TCA no especificados, que en realidad son los que más se diagnostican actualmente», apunta Cecilia Caruana, psicóloga de Asociación en Defensa de la Atención a la Anorexia Nerviosa y Bulimia (ADANER), en Madrid.

PERFILES DIFUSOS

Este concepto de TCA no especificado hace referencia a personas que no cumplen estrictamente todos los criterios clínicos para ser diagnosticados de un TCA puro, pero presentan varias conductas patológicas propias de ellos. Así, los terapeutas se encuentran cada vez más trastornos mixtos, incompletos o asociados a otros problemas mentales.

«Indudablemente, tenemos más volumen en las consultas, independientemente de las estadísticas, pero lo verdaderamente destacable es que el diagnóstico y el tratamiento es más complejo porque nos encontramos cuadros clínicos mixtos y también muchas comorbilidades; es decir, otras enfermedades o sintomatología mental asociada al TCA; fundamentalmente trastorno límite de la personalidad y problemas graves de conducta», dibuja Gustavo Faus, director asistencial del Instituto de Trastornos Alimentarios (ITA) de Barcelona; un centro especializado en el manejo de estas patologías.

De esta manera, y según explican los expertos, los tentáculos de los TCA están empezando a llegar a edades cada vez más tempranas, a mujeres que rondan la menopausia y a los varones. «En realidad, el grueso sigue estando en la adolescencia, pero es cierto que el resto de casos va siendo menos infrecuente», relata José Manuel Moreno, de la Asociación Española de Pediatría.
Este especialista llama la atención sobre un fenómeno que ha influido en este cambio de tendencia. «Se ha adelantado la edad en la que los niños, concretamente las niñas, comienzan a recibir mensajes acerca de la importancia de tener una imagen, una talla y un peso concretos. Es un momento en el que la personalidad apenas está empezando a forjarse y son muy vulnerables».

La escritora Espido Freire coincide en todas y cada una de las apreciaciones de estos expertos y movida precisamente por estos cambios decidió escribir un segundo libro al respecto. En el primero, ‘Cuando comer es un infierno’ (Ed. Aguilar) ahondaba en las causas, secuelas y testimonios de personas que, como ella, habían sucumbido a la bulimia. En el segundo, ‘Quería volar, cuando comer era un infierno’ (Ed. Ariel), Freire refleja esta ampliación de perfiles y la diversificación de diagnósticos. «Los límites y los estereotipos de los TCA se han roto por completo. Aunque no esté diagnosticado, prácticamente todos mantenemos una relación anómala con la comida. El problema es que estamos medicalizados y si no se presenta el cuadro típico completo no se hace nada, cuando en realidad, si se dan dos o más conductas juntas hay que actuar», explica la autora quien, también coincidiendo con el resto de profesionales, apunta que a pesar de todos estos cambios hay cosas que siguen igual; para mal.

LA IMPORTANCIA DEL ENTORNO

Según denuncian, la conciencia de las familias, el entorno escolar y las propias pacientes ha evolucionado a mejor; por eso el diagnóstico cada vez es más precoz (lo cual es beneficioso). Sin embargo, no ha sido así en otros aspectos como la presión social sobre el físico, el desorden alimentario (oferta no saludable, horarios irregulares, normalización de dietas de riesgo…), la banalización de la cirugía y otros procedimientos estéticos que te hacen creer que puedes cambiar tu imagen ilimitadamente y, sobre todo, la percepción que tenemos de lo que realmente es un TCA.

Y es que aún persiste la idea de que se trata de un problema de adolescentes o de niñas tontas que aspiran a ser modelos, cuando en realidad son problemas mentales mucho más complejos que se manifiestan en una conducta alimentaria anómala, pero que van mucho más allá. Por este error de concepto, se está obviando a pacientes masculinos o a mujeres adultas (y mayores), a personas que no tienen problemas de peso evidentes y a las enfermas que no están curadas del todo. «Una de las características de estos pacientes es su capacidad de adaptación, así como su perfeccionismo. Así, si únicamente prestamos atención a su relación con la comida y a su peso, en cuanto hayan logrado pesar lo adecuado se les dará el alta, pero el problema seguirá larvado, con el consiguiente riesgo de cronificación y recaídas», apostilla la portavoz de ADANER.

Con respecto a los varones, «progresivamente, la presión sobre la imagen de los hombres está adquiriendo los mismos tintes negativos que sobre la mujer; aunque a ellos lo que se les exige es machacarse en el gimnasio para obtener un cuerpo cincelado, lo que a veces les lleva a obsesionarse con el ejercicio y el control de la dieta, así como al consumo de sustancias poco recomendables», abunda Ana Isabel Gutiérrez Salegui, psicóloga especialista en adolescencia y TCA.

El escenario social y familiar está regido por unas reglas perversas en las que el éxito está asociado indefectiblemente a la belleza exterior y a la juventud; aspectos que hay que lograr de cualquier manera y cueste lo que cueste (económica y emocionalmente) porque de lo contrario «o eres pobre o eres un descuidado», resume Freire.

¿Y cómo se rompe ese bucle nocivo? Además de pedir más atención para la psiquiatría y psicología infantojuvenil, un acuerdo definitivo sobre el tallaje, una mayor formación en hábitos de vida saludable, una menor presión sobre la imagen y el peso corporal, una regulación efectiva sobre los mensajes publicitarios y sobre los medios de comunicación, una articulación óptima de los recursos sanitarios, los especialistas coinciden en un aspecto fundamental que no depende de las instituciones ni organismos reguladores: dar ejemplo.

UN APOYO FUNDAMENTAL

«Los impactos están ahí y no podemos negarlo. Pero la familia es fundamental para acompañar y ofrecer una visión crítica que ayude a los más jóvenes a interpretar la realidad y a ver que la realidad es otra cosa», argumenta Faus.

La nutricionista María Teresa Barahona, quien está a punto de sacar un cuento solidario titulado ‘¡Qué divertido es comer fruta!’, enfatiza este punto. «No podemos pretender que nuestros hijos establezcan una relación saludable con la comida si nosotros mismos estamos haciendo dietas milagro por nuestra cuenta, si permanentemente hacemos comentarios sobre los kilos que nos sobran o sobre el trasero tan gordo que tiene tal o cual persona; es decir, si nosotros mismos no lo tenemos asimilado».

De esta manera, ha de haber coherencia entre lo que se dice y lo que se hace y desterrar la idea de que hay que lograr la perfección absoluta y sin fisuras, así como eliminar la belleza como único parámetro para medir la valía de las personas. En definitiva, inculcar otros valores que no tienen relación con lo puramente físico.

«Incluso en profesiones asociadas a la imagen y a una cierta frivolidad encontramos ejemplos que nos pueden servir como referente porque son buenas profesionales, tienen una trayectoria destacable, se identifican con causas solidarias, son inteligentes… independientemente de que su belleza se ajuste a los cánones o no; pongamos el foco en esto y no solo en las tallas o la comida», anhela Espido Freire.

Para consultar el artículo completo: Link

Protagonistak / Protagonistas

Entrevista publicada en Zaindu Zaitez

Ana Isabel Gutiérrez Salegui, autora de ‘Consume y calla’

Consume y Calla (Editorial Akal) es el primer libro de Ana Isabel Gutiérrez Salegui, licenciada en Psicología en las especialidades Clínica y Social y del Trabajo por la Universidad de Salamanca, y técnico especialista en Trastornos de la Conducta Alimentaria por la Clínica Didos. Con este minucioso trabajo de análisis del mundo de la publicidad sobre alimentación y cosmética intenta desvelar y explicar, con cierto sentido del humor, los trucos a los que recurren las marcas comerciales para alcanzar sus objetivos. En su opinión, la información es esencial para combatir la manipulación, pero también hace un llamamiento a los consumidores para que apliquen su espíritu crítico, y dejen a un lado los complejos y las falsas creencias, para vivir más sanos y felices consigo mismos.

¿Cómo surge la idea de escribir un libro contando algunas verdades sobre alimentación y cosmética?

Efectivamente, tú lo has dicho, ‘algunas’; si quisiera contar todas, este libro se habría convertido en una enciclopedia. Llevo 20 años trabajando con personas afectadas por distintos trastornos alimentarios, también imparto clases de postgrado a Enfermería, y cuando descubres que tanto tus pacientes como muchos profesionales no sólo están desinformados, sino que están perjudicando su salud y su economía siguiendo mantras falsos inculcados por la publicidad, decides que no puedes combatir los mitos erróneos uno por uno y te pones a escribir. Y puestos a intentar enseñar es mejor hacerlo con el mayor sentido del humor posible; el libro es una sucesión de pequeñas collejas para que la gente reaccione.

¿Qué pretendías con la publicación de ‘Consume y Calla’?

La única pretensión era inducir a abrir los ojos, para que la mayoría de los consumidores se diera cuenta de hasta qué punto les “están tomando el pelo”. “Eres gordo, tienes que prevenir, compra mi producto”, nos pasamos la vida escuchando mentiras tóxicas y esto, que puede parecer una tontería, a nivel de salud no lo es, ya que muchas personas piensan que por tomar determinados alimentos funcionales o suplementos ya tienen cubiertas sus necesidades nutricionales y descuidan aquellos hábitos que sí les ayudarían a prevenir. Sin contar con que hay productos que son auténticas bombas contra la salud, como los que predican 0% de grasa y esconden cantidades ingentes de azúcares, o viceversa.
Es fundamental que la gente recupere el espíritu crítico y reflexione sobre por qué, si todos esos productos son tan saludables, tenemos unos índices que rondan el 40% de sobrepeso y obesidad, tanto infantil como adulta, y las enfermedades crónicas que afectan a la mayoría de la población, como diabetes, hipertensión o colesterol alto, están relacionadas fundamentalmente con nuestros hábitos alimenticios. A lo que hay que añadir lo enfermizo que es que la gente no se pueda comer un pincho de tortilla sin sentir culpabilidad. Estamos obsesionados, hemos convertido la comida normal en un pecado, y nos pasamos la vida cumpliendo penitencias. ¿No es un tanto demencial?

La sociedad parece estar un poco ciega, no es que no pueda ver, es que no quiere. ¿Crees que has conseguido el objetivo que te habías planteado con este libro?

Mucha gente que ha leído el libro me dice después “ya no me creo los anuncios” o “he aprendido a entender las etiquetas nutricionales”. La verdad es que teniendo en cuenta que es el primer libro que escribo me ha sorprendido gratamente el revuelo que ha causado, que revistas como National Geographic escriban un reportaje sobre él, o que haya salido en más de cien medios entre televisión, radio y prensa, y no sólo en nuestro país, me dice que hay un gran colectivo de gente a la que le interesa el tema y quiere aprender, formarse e informarse. La acogida ha sido muy buena, y ver como las personas que lo han leído lo recomiendan a su vez en foros de debate me hace pensar que una parte se ha logrado.

En Consume y Calla haces una radiografía del comportamiento del consumidor y de sus valores actuales ¿Ha habido algo que te haya sorprendido descubrir?

Después de 20 años de ejercicio hay pocas cosas que me sorprendan, pero te garantizo que al lector sí, cuando vea el descaro con el que las empresas sortean la ley, cuando se ve reflejado en conductas que vistas desde una perspectiva externa son absurdas, y cuando racionaliza verdades que no son tales pero que así se las han vendido, se queda anonadado.
Si nuestros abuelos levantaran la cabeza y nos vieran pensarían que nos hemos vuelto rematadamente locos: pasamos hambre, comemos engendros alimenticios en polvo, vamos a sitios para sudar sufriendo mientras nos gritan, y pedimos préstamos bancarios para que nos quiten cachos de culo. Y tendrían razón. Deberíamos tomar perspectiva, pensar si esta vida nos hace felices, y darnos cuenta de que la esclavitud de la imagen nos ha hecho perder montones de placeres.

No sabemos lo que comemos

En base al “somos lo que comemos”, buscamos alimentos que sean el no va más y que tengan cuantos más componentes saludables mejor pero, ¿realmente sabemos lo que comemos?

Rotundamente no. Cualquier nutricionista de verdad (no esos que se ponen el título después de un cursillo online de diez horas) te diría que cualquier fruta tiene muchísima más cantidad de vitaminas y fibra que los alimentos funcionales, también te diría que la cocina tradicional basada en la legumbre, en la verdura, en la hortaliza y en el aceite de oliva, es mil veces más saludable que tomar suplementos de cualquier tipo, y que el pescado, la carne, los huevos y la leche deben ser nuestra fuente de proteínas y no polvos de “vete a saber qué”.
Las voces discrepantes estamos hartas de decir que la inmensa mayoría de los productos que realizan alegaciones de salud no han demostrado su eficacia y, por lo tanto, no han sido aprobados por la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria). En estos momentos para la industria alimentaria somos conejillos consumidores a los que vender sus productos y, si de vez en cuando aparece un escándalo alimentario, aquí tampoco pasa nada.

Muchos profesionales coinciden con usted en que más que en la sociedad de la información, en alimentación y salud, vivimos en la sociedad de la confusión. ¿A qué se debe?

Aquí hay muchos intereses creados, y el principal interés del Gobierno debería ser la salud de sus ciudadanos. Se permiten anuncios engañosos en cosmética y alimentación, publicidad de técnicas curanderiles que repercuten en la alimentación como los test alimenticios con nula evidencia científica, etiquetas nutricionales invisibles e ininteligibles, investigaciones financiadas por las mismas empresas que casualmente arrojan siempre resultados favorables a los productos que vende esa empresa… Si empezamos así, ¿cómo quieren que la sociedad sepa lo que es información veraz y lo que es publicidad? La gente confía en que lo que sale en los medios de comunicación está regulado, y lo está, otra cosa es que se sea muy laxo, por llamarlo algo, en el cumplimiento de esa regulación. Por ejemplo, está prohibido utilizar médicos (o personajes que lo parezcan) en los anuncios de alimentación y productos saludables. ¿A que te suena haber visto más de uno? Pues a mí no me suena que hayan retirado los anuncios.

¿Cuáles son los principales mitos que deberíamos desechar?

Que la delgadez es sana per se; hay delgados con niveles de colesterol disparados y gordos bastante saludables. También hay que cambiar el criterio; yo he visto a mucha gente llegar a una consulta y decir “quiero estar delgado”, a casi nadie “quiero estar sano”. A ver si aprendemos a priorizar lo importante. Otra es que tenemos que atiborrarnos de productos milagro, las lentejas ya son suficiente producto milagro. O que las cremas mágicas nos van a cambiar la cara en un mes; la edad es la edad y hay que sentirse bella a los 20, a los 30, a los 40 y a los 80. Es enfermizo ver mujeres de sesenta operándose cada dos por tres intentando parecer quinceañeras. Como afirmo en el libro, eso es momificación en vivo y amojamamiento en directo. ¿Qué tal si nos preocupamos de estar sanos y ser felices?

Cómo detectar los engaños publicitarios

Exageración de las propiedades de los productos, verdades a medias… ¿Qué consejos darías para no caer en la trampa?

Un pequeño resumen -aunque para manejarse en la selva del supermercado yo les recomendaría que leyeran el libro, y que lo hicieran lápiz en mano- puede ser:

  1. Detectar los mensajes que contienen las palabras mágicas: natural, tradicional, libre, poderoso, joven, juventud, placer, sentidos, sensorial, vida, salud, saludable, revolucionario, milagroso, nuevo, novedoso.
  2. No fiarse de los nombres de los productos. La mayoría están buscados para que se piense que “producen determinado efecto” o “poseen alguna cualidad concreta”. Que algo se llame Viveplus o Neurocalm no significa ni que alargue la vida ni que calme las neuronas. ¿A que nadie piensa que porque alguien se apellide Bueno tiene que ser un dechado de virtudes? Pues lo mismo.
  3. Si no entiende lo que pone, no se lo crea. Una crema lo más que puede prometer es hidratar correctamente, olvídense de las nanoesferas que penetran en las células y activan genes por biomimetismo y demás palabrería pseudocientifica. ¿O no se acuerdan del estudio de la OCU y la crema de tres euros? Pues eso.
  4. Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces. Si en algún producto especifica “0% de grasa” busque en la composición la cantidad de azúcares. Si lo que aparece es “0% de azúcares” o “Sin azúcar” busque la de grasas.
  5. Desconfíe de los que lleven “aceites vegetales”, el que echa aceite de oliva, presume de ello. Y lo cobra.
  6. Un último consejo, llévense una lupa en el bolso, la van a necesitar si quieren leer la etiqueta nutricional de muchos de los productos.
Expones y explicas diferentes anuncios publicitarios sobre alimentación y cosmética. ¿Hay alguno en especial que te resultara alarmante, indignante…?

Montones, y cada día que pasa se incorpora uno nuevo al ranking. En los anuncios de cosmética realmente te sorprende la cara dura que supone dar como resultados científicos que “a 20 mujeres les parece que funciona”, cuando lo que lees en el anuncio es “resultados probados en el 90% de las mujeres”. Claro que la primera afirmación viene en tamaño pulga, en una esquina, y con un color, llamémosle… discreto, que no llame la atención. Pero al fin y al cabo el mayor perjuicio aquí es económico, y donde realmente te llevan los demonios es con los alimentos infantiles, que muchas veces son bazofia industrial, y que ponen en grandes letras “con vitaminas D y E”. Bazofia insalubre con vitaminas. Y luego nos sorprendemos de que nos lleguen niños de 8 años con colesterol alto e hipertensión.

La alimentación infantil, ha merecido un espacio preferente en las páginas de Consume y calla. Padres deseando dar lo mejor y que acaban tomando el peor camino por estar mal informados. ¿Qué aconsejarías a estos padres? ¿Cuál es el mejor modo de que nuestros hijos estén alimentados de forma sana desde que son bebés?

El mejor consejo es intentar recordar qué les daban a ellos de pequeños. Han crecido sanos ¿verdad? Antes no teníamos la epidemia de obesidad infantil que hay ahora; también los niños se movían, jugaban en la calle, y ese es un factor a no descuidar nunca. Pero lo principal es que nosotros sólo teníamos dulces y chuches los domingos y fiestas de guardar, y que las comidas se hacían regularmente y en la mesa. Y aunque no te gustaran las espinacas te las comías, nada de cambiarlas por comida basura. Enseñar a comer a un niño tiene trabajo, pero si empiezas con el ejemplo la mitad del mismo ya lo tienes hecho. Hay que comer con los niños y hay que volver a cocinar. La comida basura es muy cómoda, pero a la larga sale muy cara desde el punto de vista de la salud. Sobre todo con los niños.

¿Crees que nuestra forma de vida y una sociedad cada vez más materialista y obsesionada con la delgadez nos hacen más susceptibles y débiles?

Nos convierte en personas obsesionadas persiguiendo convertirnos en perfecciones de Photoshop, que han perdido el placer de disfrutar de la comida, de quererse a sí mismos, y de querer a sus cuerpos. La desnudez, cuando no es perfecta, se ha convertido en un tabú. Hay que volver a quererse y a cuidarse, a darse mimos y a verse bellos frente al espejo, seas como seas.
Y, adicionalmente, además de esta sociedad de infelices tenemos un elevado porcentaje de personas que se ponen enfermas y desarrollan un trastorno de la alimentación. Y son enfermedades muy graves, que pueden llevar a la muerte.
 
La entrevista original aquí

Publicado en el periódico El Tiempo de Colombia, 25 octubre 2014. 

¿Y SI VOLVIÉRAMOS A COMER COMO ANTES?

En su libro Consume y calla, la psicóloga Ana Gutiérrez desenmascara casos de publicidad engañosa

Por Zulma Sierra.

Comer como en tiempos de la abuela. Esto es lo que, en resumen, recomienda la psicóloga y especialista en trastornos de la conducta alimentaria, Ana Isabel Gutiérrez Salegui. Su último libro, Consume y calla, va de frente contra las grandes multinacionales de la alimentación que anuncian productos milagrosos.

‘Sin conservantes’, ‘cero colesterol’, ‘sin grasas’, ‘refuerza tus defensas’… Son frases tan populares como cuestionables, pues según Gutiérrez, “muchos de los estudios que supuestamente avalan las propiedades de estos productos han sido contratados por las mismas empresas”.

“Consume y calla” se apoya en más de 200 referencias de estudios publicados en revistas científicas o avalados por la Agencia Europea de la Seguridad Alimentaria (Efsa), aunque algunas librerías han preferido no exhibirlo para evitar problemas con las grandes marcas citadas en el texto.

¿Estamos ante casos de publicidad engañosa?

Las grandes empresas juegan con sobreentendidos para quedar en el límite de la ley. Las abuelas se compran el yogur con calcio porque tienen los huesos débiles pero nadie les dice que ciertos tipos de pescado, como las sardinas, tienen cien veces más calcio. Tendríamos que elegir de acuerdo a la información y no a la publicidad, porque estamos hablando de salud.

Las madres buscan alimentos con suplementos vitamínicos, ¿también caen en un error?

Hay un montón de alimentos que en sus empaques dicen ‘con hierro y vitaminas A y D’ en letras muy grandes, pero la información nutricional, que es la más importante, viene siempre en letras pequeñas y difíciles de entender. ¿Cuánto azúcar tiene? 36 gramos en un jugo es demasiado para un niño. Tú a lo mejor dices ‘no le voy a dar una gaseosa que contiene mucha azúcar, sino este jugo con vitaminas’, pero no te das cuenta de que tiene la misma o más cantidad de azúcares y solo ocho gramos de fruta.

Pero sí hay productos bajos en azúcares, ¿o no?

Si dice ‘bajo en azúcares’, mira cuántas grasas tiene. Si dice ‘bajo en grasas’, mira cuántos azúcares tiene. Estos mensajes no significan que el producto sea hipocalórico. Siempre hay que irse a la etiqueta. En Europa fracasó una buena iniciativa que consistía en poner un semáforo nutricional en los productos en los que el rojo significaba ‘comer esporádicamente’; amarillo, ‘comer con moderación’; y verde, ‘se puede comer en cualquier momento’. Las empresas invirtieron más de mil millones de euros para que no saliera adelante.

¿Cuál fue el caso que más le impactó de su investigación?

Hay varios, pero yo hablaría de los yogures para bebés. Marcas muy reconocidas sacaron este producto anunciando que contenía leche de continuación. Un estudio independiente determinó que una de las dos marcas no tenía leche de continuación, de manera que estaba mintiendo y además, las dos marcas ponían grandes cantidades de azúcares y grasas en este producto, superando las recomendaciones de la OMS para bebés. Esto es muy grave, porque los sabores los desarrollamos desde bebés, y con tantos azúcares, están fidelizando a sus clientes desde la cuna.

Y desde niños estamos pidiendo los productos más dulces…

¡Claro! Se supone que dentro de algunos códigos de autorregulación comercial está prohibido poner muñequitos y dibujitos en los alimentos para niños, pero las grandes marcas lo siguen haciendo. Para una mamá en un supermercado es difícil decirle ‘no’ al niño o explicarle por qué no puede llevar ese alimento tan llamativo, pero no podemos dejar en un niño de 4 años la decisión de lo que va a comer. La decisión tiene que ser nutricional. Hay un estudio que descubrió que los niños a partir de los dos años son capaces de distinguir las marcas. La publicidad de alimentos para niños debería estar libre de manipulaciones.

¿Qué quiere decir que un producto sea ‘light’?

Que tiene un 30 por ciento menos de calorías que el producto original. No significa que no tenga grasas ni azúcares. Si el original tiene 1.000 calorías, el light tiene 700. Entonces, si te metes cinco refrescos light, a lo mejor te estás metiendo 3.500 calorías, 1.000 por encima de la dieta total diaria de un adulto.

¿Y la gente que dice que adelgaza sin consumir gluten?

Ahora se pusieron de moda las dietas sin gluten porque algunas famosas dicen que funcionan. No es que dejar de comer gluten adelgace, sino que a lo mejor has dejado de consumir determinados hidratos de carbono y por eso bajas de peso. Si tú no tienes ninguna alergia, no te va a hacer daño consumir pan común y corriente.

¿Quiere decir que el pan no engorda?

No. Es perfectamente saludable, lo mismo que la pasta porque no tienen mucha carga calórica. Lo realmente hipercalórico es la grasa y los azúcares refinados.

¿Cuál es el secreto para una buena salud?

Yo diría que es comer lo que cocinaba tu abuela. Normalmente el almuerzo era un plato grande de sopa con mucha legumbre y verdura, y una carne en el seco. Antes se desayunaba muy bien y se cenaba ligero. ¿Y si volviéramos a comer lo mismo que antes? Nos saldría más barato, estaríamos menos preocupados por la imagen y mucho más sanos.

LA PELIGROSA “GORDOFOBIA”

En su libro ‘Consume y calla’, Ana Isabel Gutiérrez Salegui también analiza las dietas milagro.“Es curioso”, dice, “que en las zonas rurales encuentro gente más delgada y fibrosa. Se alimentan de forma natural y hacen ejercicio sin matarse en un gimnasio”. Gutiérrez alerta de que la gente se cuida de no engordar pero nunca de adelgazar demasiado. “Que una niña de 20 años se pueda quedar en un quirófano por una liposucción de una grasa que no le sobraba, es muy grave”. También advierte sobre los falsos delgados; personas que hacen mucho ejercicio pero cuya dieta es tan cuestionable que pueden tener altos niveles de colesterol.

SOBRE LA AUTORA

Ana Isabel Gutiérrez es psicóloga con especialidad clínica, social y del trabajo, por la Universidad de Salamanca. También es autora de ‘Trastornos del comportamiento alimentario: anorexia y bulimia’ (1999).

(…) En la mesa también contamos con la intervención de Ana Isabel Gutiérrez. La primera idea que destacó es que si hacemos un computo de los niños y adolescentes que sufren algún tipo de “malnutrición”, que no desnutrición, por malos hábitos alimentarios nos salen unos datos bastantes desesperanzadores.  

Así, señaló, entre los jóvenes el Estudio Enkind (2004) nos sitúa como el cuarto país de Europa en Obesidad infanto-juvenil, con un porcentaje de niños-adolescentes con sobrepeso del 26%. Por otro lado, la prevalencia de T.C.A como la Anorexia, la Bulimia o los T.A.N.E se sitúa en torno a un 3,3% y un 5,5% (Rojo y col 2003, Pelaez, Labrador y Raich 2007). Si incluimos entidades subclínicas y síndromes parciales estas tasas se incrementan en mujeres hasta valores próximos al 15-18% (AVALCAB 2007).


Todos estos cuadros, continuó, están basados en unos malos hábitos, por exceso, por defecto o por conductas anómalas. Igualmente todos ellos tienen y tendrán en el futuro de estos niños repercusiones físicas, psíquicas y sociales. Por ello, y ante el gran coste humano, sanitario y social se impone una política activa de prevención a los tres niveles, primaria, secundaria y terciaria. La prevención dada la edad de los sujetos afectados sólo se puede vertebrar su conseguimos aunar los esfuerzos de los centros sanitarios, educativos y a la familia como encargada principal de la implantación de los hábitos alimentarios. Los conocimientos los poseemos nosotros pero la educación en los hábitos sólo la pueden realizar ellos.

En pocos años, aseguró Ana Isabel, hemos pasado de tener un grave problema con la Anorexia, la Bulimia y los TANE (cuadros atípicos o incompletos) a tener un problema aún mayor con la Bulimia, los TANE y la Obesidad. Es evidente que esto no es sólo un problema de las familias. La escasez de tiempo, la publicidad engañosa sobre alimentación, el vacío legal en la regulación de productos para perder peso, el control relativo que se hace de los comedores escolares, la pérdida de los hábitos familiares unidos al cambio social, y el hecho de que los T.C.A afecta cada vez a edades más tempranas…todo ello implica un cambio en el enfoque de intervención, debemos evolucionar para coordinar la labor Sanidad-Educación, convertir a los tutores y docentes en agentes de Salud y trabajar con las familias en lugar de con el “paciente-niño”.

Por otro lado, dice, se hace imprescindible una regulación en materia de publicidad relacionada con la alimentación y de los productos “adelgazantes”.

En la prevención, afirma, debe participar todo el mundo. Sanidad, escuela, medios de comunicación, sociedad y familias. Todo esto debe realizarse de forma coordinada para no solaparse ni dejar “agujeros”. No se trata de intervenciones puntuales sino de desarrollar un programa eficaz a largo plazo. Hasta ahora la eficacia de la Prevención en T.C.A ha sido cuestionada ya que determinadas intervenciones han encontrado resultados contrarios a los esperados. Cuando se habla de prevenir la aparición de trastornos alimentarios hay que tener en cuenta que hablar de los trastornos en sí no evita que se caiga en ellos. Porque la información no cambia la conducta.

Recordó también que existen proyectos muy buenos en nuestro país, pero incomprensiblemente, que un proyecto tenga resultados positivos no implica que se plantee realizarlo en la comunidad de al lado. “Y eso es un fallo, el “pionerismo” en materia de salud está haciendo mucho daño, si todos trabajáramos en la misma dirección para mejorar las iniciativas existentes y para coordinarnos en lugar de competir podríamos avanzar muchísimo”. 

En Salamanca, destacó, existe el programa desarrollado por el equipo de Marta Manzano García que está desarrollando una intervención en Salud que abarca muchos más campos además de los T.C.A, ese es un ejemplo de programa a imitar e implantar en otros lugares.

Y es que queda un largo camino por recorrer a la profesión enfermera en este ámbito. La primera pieza es la formación específica. Los trastornos alimentarios son muy complejos y su detección e intervención a veces resulta muy, muy difícil. Hay que trabajar con conocimientos específicos y con habilidades propias de la psicología, sin contar con que no trabajamos con un “paciente”, sino con menores y que tenemos que incluir a la familia en la intervención ya que sin ella, bien sea porque hay que enseñarle o porque ellos mismos tienen que cambiar muchas cosas, es inviable. 

Por otro lado, la implantación de la Enfermera en la Escuela sería un avance en el terreno de la Intervención TCA, es un profesional idóneo para coordinar Centro de Salud y Colegio, detectar posibles casos, plantear la derivación a especializada y seguir el control de los menores en tratamiento.

La reseña completa de la mesa redonda la puedes encontrar aquí

El próximo 25 de mayo, la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez Salegui, participará en el Colegio Profesional de Diplomados en Enfermería de Salamanca en la Mesa Redonda titulada Enfermería y escuela, corresponsables de una buena práctica en salud, moderada por Luis Sánchez Tercero, enfermero, y que cuanta también con la participación de Marta Manzano García, enfermera, y Félix López Sánchez, catedrático de psicología de la sexualidad en la Universidad de Salamanca. La intervención inicial de Ana I. Gutiérrez versará sobre Importancia de la Educación para la Salud en la prevención de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA). La actividad se enmarca en las Jornadas Castellanoleonesas La enfermería en la Escuela, un desafío de futuro, que organiza el Colegio.

El programa completo de las Jornadas es el siguiente:

JUEVES 24 DE MAYO

16 h. Conferencia inaugural. El reto de la prevención del siglo XXI. Dña. M. José Rico Ferrán. Enfermera, Promotora de Salud Escolar Conselleria de Sanidad Valencia.

17 h. Acto inaugural.

17:15 h. Primera Mesa Redonda. La salud y la enfermedad en el entorno escolar. Moderadora: Dña. M. Carmen Sánchez Macarro.

La importancia de la Educación para la Salud en los centros escolares desde edades tempranas. Ilmo. Sr. D. Agustín Álvarez Nogal. Director General de Salud Pública. Dña. M. José Fresnadillo Martínez. Concejala de Salud Pública y Consumo del Ayuntamiento de Salamanca. Dña. Manuela Rosellón Rebollero. Directora Provincial de Educación y Ciencia de Salamanca.
Atención primaria versus Enfermería escolar. D. José M. Sánchez Martín. Enfermero, Diputado de Centros asistenciales.
Conciliación de la vida familiar y escolar en niños/adolescentes con enfermedad crónica. Dña. Marina Cordón Rodríguez. Enfermera.

18:45 h. Ponencia. La enfermería escolar en la Comunidad de Madrid. Dña. Natividad López Langa. Vicepresidenta de la Asociación Madrileña de Enfermería en Centros Educativos (AMECE).

19:15 h. Comunicaciones libres.

VIERNES 25 DE MAYO

9:30 h. Segunda Mesa Redonda. Enfermería y Escuela, corresponsables de una buena práctica en salud. Moderador: D. Luis Sánchez Tercero. Enfermero.

La importancia de la Educación para la Salud en la prevención de trastornos de la conducta alimentaria (TCA). Dña. Ana I. Gutiérrez Salegui. Psicóloga.
Consumo de drogas y violencia de género en la adolescencia. Dña. Marta Manzano García. Enfermera.
¿Por qué los adolescentes asumen riesgos en la conducta sexual? ¿Qué podemos hacer? D. Félix López Sánchez. Catedrático de Psicología de la Sexualidad (USAL).

10:45 h. Coloquio.

11:15 h. Ponencia. Peligros de internet: navegación saludable. D. Alfonso Valdunciel Bustos. Profesor Colegio Salesianos de San José (Salamanca).

12: 15 h. Coloquio.

12:30 h. Tercera Mesa Redonda. El niño con enfermedad crónica en la Escuela. Moderadora: Dña. M. José García Romo.

La enfermedad crónica en el niño. D. Ángel Martín Ruano. Pediatra.
Atención de Enfermería en el ámbito educativo de alumnos con enfermedades crónicas. Dña. Sara Rodríguez Soriano. Enfermera de Colegio concertado (Madrid).
Profesor, su opinión también cuenta. Profesor de Colegio Público.
Experiencia de una madre con hijo con problema crónico.

13:30 h. Coloquio.

16:30 h. Cuarta Mesa Redonda. Aspectos psicológicos del niño en la Escuela. Moderadora: Dña. Emma Lourenço Núñez. Técnico del Plan Municipal sobre Drogas.

Niños con hiperactividad y déficit de atención. Dña. Miriam Morán Rufo. Psicóloga Asociación Salmantina de Niños Hiperactivos (ASANHI).
Acoso escolar entre iguales. Dña. María Sánchez Holgado. Agente de Igualdad.

17:30 h. Coloquio.

17:45 h. Conferencia de clausura. Es posible adquirir hábitos saludables en la Escuela. Objetivos de estrategia NAOS.

Ana Isabel Gutiérrez Salegui articipó como ponente invitada en la tercera edición del Foro Educativo que organiza anualmente el Centro de Estudios Superiores Don Bosco de Madrid, institución educativa adscrita a la Universidad Complutense y que imparte, entre otros, los actuales grados de Maestro y de Educación Social. Este III Foro estuvo dedicado a la puesta en común de experiencias en Buenas Prácticas Educactivas y se desarrolló los días 25 y 26 de febrero de 2011.

El acto inaugural del mismo contó con las palabras de bienvenida de Pilar Prieto Zurita, directora del centro, a quien siguió en el uso de la palabra el delegado de la UCM en el mismo Benjamín Fernández Ruiz. La intervención central corrió a cargo de María Jesús Suárez García, Vicerrectora de Departamentos y Centros de la Universidad Complutense y cerró esta sesión de apertura el Coordinador del Foro Juan Carlos Sánchez Huete.
El desarrollo del programa continuó con la ponencia marco Propuestas de Mejora de la Calidad en el Centro Educativo, a cargo del profesor Juan José Nieto Romero, y la mesa redonda Tecnología Educativa, ¿otra forma de hacer educación?, moderada por el profesor Santiago Atrio Cerezo (Universidad Autónoma de Madrid) y con la participación de expertos en la materia: Rafael Carrasco Polaino (Universidad Complutense de Madrid), David Lavilla Muñoz (Universidad Europea de Madrid), Domingo J. Gallego Gil (Universidad Nacional de Educación a Distancia) y Juan Manuel González Serrano (Colegio María Auxiliadora de Madrid).

Las sesiones matinales se cerraron con la expectación despertada por la presencia de Vicente del Bosque, quien, bajo el título Un ejemplo de buena práctica profesional, participó en un ameno e interesante coloquio, conducido por el periodista de la agencia Efe José Antonio Diego Cedenilla y el profesor de educación física Jesús Raúl Rebollo Cano. El seleccionador nacional atendió con brillantez y con extraordinaria amabilidad las cuestiones que le plantearon los conductores del acto y los asistentes sobre deporte, educación y familia.  

Por la tarde, el Foro dedicó su tiempo y espacio a los talleres sobre Salud corporal del docente (dirigido por la fisioterapeuta y osteópata Yolanda Mariñas Martínez), La voz: herramienta de trabajo docente (a cargo de la logopeda y neuropsicóloga Pilar Cervel Nieto), Animación a la lectura (por Zuzana Mažecová y Sonia Martín Varela), Taller de discapacidad (Rosa María Píriz Collado) y La inteligencia emocional en la escuela (Cristina Albendea Saornil). 
Tras los talleres, fue el turno de otra mesa redonda: Buenas prácticas e innovación, moderada por Manuel Riesco González (Doctor en Sociología) y con las intervenciones de Rodrigo Ferrer García (Doctor en CC. de la Educación), Pedro González López (Maestro), Basiliso Martínez Abril (Diplomado en profesorado y autor de numerosos libros de texto), Ricardo González Celpa (Preparador laboral de la Fundación Apascovi) y Miguel Ángel Lucea (Coordinador Pedagógico de la Asociación de Educadores Las Alamedillas). 
La actuación de la Rondalla El Capricho puso fin a esta primera jornada del foro.

El sábado 26 la ponencia final, Familia y Escuela: corresponsales de una buena práctica educativa fue impartida por la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez Salegui, responsable de contenidos del portal Adolesweb, quien se centró en aspectos de educación para la salud, y por Iñaki Muñoz Salas, presidente de la asociación Disfam, que se refirió entre otras cuestiones a las dificultades de aprendizaje producidas por la dislexia. 

El acto de clausura del Foro incluyó la entrega de los Premios Linda Lucotti a las mejores experiencias educativas, y la lectura, a cargo del coordinador Juan Carlos Sánchez Huete, de las conclusiones de este encuentro, además de la intervención final de Pilar Prieto. La guinda a las jornadas la puso Siro López, con el espectáculo de mimo El grito silencioso.
Éste es el resumen de la intervención de Ana Isabel Gutiérrez en este III Foro Educativo del CES D. Bosco, publicado en la web del mismo: 
“Dentro de las buenas prácticas está más allá de la formación, la capacitación para pasar por la vida cuidando de uno mismo y de los demás. La definición de Educación para la Salud dice que ésta es ‘toda aquella combinación de experiencias de aprendizaje planificada, destinada a facilitar los cambios voluntarios de comportamiento saludable’. A día de hoy nos enfrentamos con un gran colectivo de jóvenes cuyos mayores problemas provienen de hábitos inadecuados y valores erróneos.
Las principales causas de enfermedad y mortalidad entre jóvenes son los accidentes, las drogas y los trastornos alimentarios. La prevención de los mismos, desde el planteamiento de Prevención Primaria es una responsabilidad de todos. Es verdad que la implantación de hábitos y de conductas saludables depende directamente de los padres, pero muchos de ellos quizás necesitarían ser informados sobre la importancia real de determinados aspectos, como la alimentación y la obesidad infantil, o la influencia de la practica de deportes, individuales y de grupo, en el fomento de la autoestima y la posterior prevención del consumo de drogas. 
Cuando a Napoleón se le preguntó que cuándo comenzaría a educar a los niños respondió que ‘comenzaría por educar a los padres’. La coordinación entre profesores y padres es esencial a la hora de abordar aspectos fundamentales como la motivación, la Educación para la Salud o la educación en valores. 
El deporte, considerada como una ‘maría’ o un asignatura sin ningún tipo de utilidad durante mucho tiempo se revela hoy como una de las principales estrategias para prevenir los problemas anteriormente citados, así como algunas enfermedades consideradas hasta ahora, terreno exclusivo de los adultos y que están empezando a aparecer entre nuestros niños y adolescentes. El deporte, como base de un equilibrio psicofísico y de una mayor calidad de vida, es una asignatura que debe ser reivindicada y de la que debemos trasmitir su importancia e implicaciones tanto a los padres como a los alumnos”.

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