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‘Bajas laborales’ Category

La Cámara de Comercio e Industria de Cáceres organizó los días 14 y 15 de octubre un curso sobre Prevención del estrés laboral, que corrió a cargo de la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez Salegui, especializada en Psicología Clínica y en Psicología Social y del Trabajo y coautora del libro La empresa ante las bajas por IT.

En estos últimos años se está produciendo en España un aumento de las patologías provocadas por una mayor exigencia en el trabajo. Entre estas enfermedades destacan el estrés y el burn out entre otras. Las bajas psiquiátricas se han convertido actualmente en uno de los problemas más frecuente de las empresas españolas. El Instituto Español de Investigaciones psiquiátricas estima que el 10 % del absentismo laboral se debe a problemas como el estrés, la depresión o la ansiedad, frente al 3% europeo. Todo ello tiene como consecuencia daños a la salud y sufrimiento psicológico: la baja autoestima personal, el sentimiento de incompetencia e incapacidad laboral, la ansiedad, la depresión, el insomnio, la frustración, los miedos al día a día…, entre otros síntomas. Adicionalmente, su impacto sobre la empresa no se limita a los rendimientos, absentismo y clima laboral, sino que supone un aumento de los costes y una pérdida de productividad. Su gran prevalencia, la dificultad para establecer pronósticos de duración de las mismas, la ausencia de conocimientos acerca de las intervenciones que puede realizar la empresa para minimizar su impacto o el desconocimiento sobre las alternativas disponibles ante la sospecha de simulación por parte de un trabajador provocan que, en muchos casos, la situación se prolongue de forma innecesaria. Por ello, es importante desde la estrategia empresarial prevenir, conocer, detectar e intervenir de forma precoz en aquellos casos que lo requieran. 
El programa de la actividad fue:

1-Trastornos psicológicos: diagnósticos más frecuentes y síntomas asociados. Definición de estrés. Diagnósticos y síntomas Trastorno de estrés agudo Trastornos ansioso-depresivos. Trastornos somáticos.

2-Causas de las bajas psicológicas: Propias del puesto de trabajo. Ambiente laboral inadecuado. Estresores del ambiente físico Sobrecarga de trabajo o ausencia de carga Responsabilidades y decisiones muy importantes Individuales, familiares y sociales. Estilos de afrontamiento Absentismo, presentismo, simulación y disimulación. Definición Diferencias Herramientas básicas para la detección de la simulación. Problemas asociados al presentismo y la disimulación.

3-Prevención de problemas: Formación y habilidades para los trabajadores. Vías marcadas por la O.M.S (1): -La adopción de medidas para prevenir la enfermedad mental -La promoción de hábitos de salud -La reincorporación al trabajo de los individuos que sufran problemas de este tipo. Como desarrollar una personalidad más resistente al estrés episódico y al crónico. Otras medidas de detección de riesgos psicosociales.

 4-Detección precoz de síntomas: Intervenciones adecuadas.

 5-Situación de baja laboral: Análisis de la situación y actuación empresarial.

Por Ana Isabel Gutiérrez Salegui
Publicado en el blog jurídico ¿Hay Derecho?parte I y parte II-, 24.06.13.
 

Los trastornos mentales son, en la actualidad, una de las preocupaciones más acuciantes de organismos sanitarios, empresas, gobiernos y, por supuesto, de las personas que los sufren y su círculo cercano. Las pérdidas económicas y sociales generadas por estos trastornos han llevado a la Organización Mundial de la Salud a considerar el absentismo laboral generado por los mismos como “un problema de salud pública” y a recomendar a los responsables políticos la necesidad prioritaria de aunar esfuerzos para prevenir la enfermedad mental relacionada con el trabajo, la promoción e instauración de hábitos saludables y el fomento de la reincorporación de los trabajadores al mundo laboral. 
 
Atendiendo al listado de causas de incapacidad temporal en nuestro país, los trastornos mentales se sitúan en el segundo puesto, según un estudio publicado en el European Journal of Health Economics. La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (European Agency for Safety and Health at Work, EU-OSHA) señala al estrés como responsable directo de una cifra variable de entre el 50% y el 60% de las ausencias laborales.  
 
Incluso otras causas, como son los dolores músculo-esqueléticos (10% de las bajas) también podrían estar relacionadas indirectamente con este estrés y directamente con la mala educación en hábitos saludables. También los cuadros somáticos, o problemas de salud de origen inespecífico, pueden tener su origen en el estrés, así como las enfermedades recurrentes, ya que un estrés continuado provoca el deterioro progresivo del sistema inmunitario, facilitando la aparición de las denominadas “infecciones oportunistas”.
 
En función de los estudios consultados, la prevalencia de los trastornos psicológicos en las consultas de Atención Primaria varía entre un 25% y un 50%. En cualquier caso, si nos quedáramos con el dato menos alarmista, estaríamos hablando de que 1 de cada 4 personas que acuden a los Centros de Salud tiene un problema relacionado con la salud mental.
 
Sobre los pronósticos de estos cuadros a largo plazo, es fundamental señalar que, en ausencia de tratamientos adecuados, las personas afectadas por bajas mayores a seis meses de duración tienen un 80% de posibilidades de continuar con el problema durante los cinco años siguientes.
 
Si traducimos esto a términos económicos nos encontramos con que el impacto sólo de la depresión en nuestro país se ha estimado en 5.005 millones de euros anuales, según el trabajo de Valladares, Dilla y Sacristán publicado en Actas Españolas de Psiquiatría en 2009. 

El marco económico y social en el que nos encontramos, con altos niveles de inseguridad laboral, reducciones de sueldo, aumento de impuestos directos e indirectos, pérdida de poder adquisitivo en las familias, ausencia de expectativas de mejora laboral, etc., ha generado una situación de pesimismo, miedos y “estrés general”. En el momento actual y según datos oficiales, el consumo de fármacos antidepresivos y ansiolíticos se ha disparado. Eso no significa directamente que el número de personas con diagnósticos haya aumentado, sino que ha aumentado el número de personas que tienen algún síntoma psicológico y, por lo tanto, están en situación de riesgo de acabar desarrollando una enfermedad.

 
Sin embargo, la respuesta legal frente a este fenómeno no parece la adecuada. Nuestro sistema legal de bajas laborales está más bien pensado para las enfermedades y accidentes físicos y, sin embargo, resulta poco adecuado para afrontar las bajas psíquicas, a las que se aplica igualmente. 
 
Una vez que se extiende el parte de baja por causas psíquicas, nos enfrentamos a una insuficiencia de los medios disponibles para la pronta recuperación personal y laboral del afectado: déficit de cobertura a tratamientos psicológicos de calidad en el Sistema Público de Salud y escasa capacidad legal de actuación de las Mutuas cuando se trata de contingencias comunes. 
 
Nos encontramos a menudo con el uso de tratamientos farmacológicos, que inhiben o hacen desaparecer los síntomas pero sólo mientras se mantiene la medicación. A nadie se le escapa que, si no se dota de las habilidades necesarias para afrontar la situación, o  no se soluciona el problema de base que la provoca, la sintomatología reaparecerá en el momento en que se interrumpa el consumo de los fármacos, provocando que, antes o después, nos encontremos con una recaída, lo cual empeora el pronóstico desde el punto de vista de intervención psicológica. 
 
Otra clara deficiencia en este aspecto es la limitación de terapias a un número concreto de sesiones de una duración concreta. El planteamiento de limitar sesiones de psicoterapia es tan irracional como decir, de antemano, sin ver al paciente, sin valorar la gravedad del caso ni el alcance de la lesión, que cualquier lesión muscular “tiene” que curarse, sí o sí, en diez sesiones de rehabilitación. 
 
Pero, entre las personas que sufren cuadros psiquiátricos, hay que diferenciar dos grupos, tal y como lo hace la Guía de Valoración de Incapacidad Temporal para Atención Primaria. El primero, en el que estarían enfermedades neurodegenerativas y cuadros graves, como esquizofrenias de curso crónico y progresivo, trastornos bipolares, depresiones mayores con síntomas psicóticos, demencias, etc., que deben ser derivados y valorados por especialistas, de cara a plantear una posible incapacidad permanente.  Y el segundo grupo, en el que se englobarían los síndromes depresivos, distimias, trastornos de ansiedad, fobias, trastornos de la personalidad, trastornos adaptativos, etc.
 
Según el estudio epidemiológico DeDo(Depresión y Dolor), realizado por el Hospital 12 de Octubre y presentado en el Simposio “Depresión y Atención Primaria: Paradigmas en constante evolución”, el 80,4% de los pacientes que acude a las consultas de Atención Primaria refiriendo dolor inespecífico, padece algún tipo de trastorno depresivo no diagnosticado y por lo tanto, sin tratamiento. Otro estudio similar llega a la conclusión de que los síntomas físicos dolorosos (dolor de espalda, de hombros y de cabeza) aparecen como motivo de consulta en el 78% de las personas que presentan ansiedad y depresión conjuntamente. Lo más llamativo del citado estudio es que sólo el 17% del grupo con ansiedad y el 35% del grupo con ansiedad y depresión recibía un tratamiento farmacológico adecuado a su problema.
 
Esto nos sitúa ante el siguiente escollo en el abordaje: no sólo los tratamientos no son los adecuados para la óptima recuperación del paciente  sino que, adicionalmente, muchas de las personas están incorrectamente diagnosticadas.
 
Otra cuestión relacionada con estos problemas y síntomas es la influencia sobre el rendimiento, la eficacia o la accidentabilidad que potencialmente pueden tener. Este aspecto, casi imposible de cuantificar, debería ser tenido en cuenta como uno de los factores fundamentales a la hora de plantear estrategias de promoción de salud por parte de las empresas y las instituciones.
 
Junto con el absentismo nos encontramos otro problema y que, paradójicamente, nos podría suponer repercusiones igualmente serias: el presentismo. Personas que, a pesar de estar sufriendo unos síntomas, no acuden a los servicios sanitarios o, si lo hacen, ocultan su situación a la empresa por miedo a que pueda comprometer su estabilidad laboral, o que valoran que no se pueden permitir económicamente la reducción de sueldo que supone una incapacidad temporal.  
 
Este caso, anteriormente común en autónomos y  pequeños  negocios familiares, puede llevar a situaciones potencialmente graves, no sólo para la persona enferma -que va a sufrir un empeoramiento de los síntomas y, por lo tanto, del pronóstico-, sino para la empresa o incluso para terceros. Imaginemos, por ejemplo, un escenario en el que el conductor de un autobús escolar tiene un accidente bajo los efectos de fármacos que provoquen somnolencia y pérdida de reflejos. ¿Quién debería asumir las responsabilidades derivadas? ¿La empresa de trasportes? ¿El trabajador que ocultó la situación? ¿El médico que debería haberse informado del trabajo desarrollado por su paciente y especificado qué actividades eran potencialmente peligrosas bajo los efectos de los fármacos que había pautado?
 
De forma añadida, nos encontramos con que no todos los cuadros ansioso-depresivos ni los cuadros de estrés agudo tienen que llevar aparejada una baja laboral. La valoración de cada caso debe ser individual. En muchos de ellos, precisamente lo deseable sería seguir trabajando, pero esa valoración debe hacerla un especialista y disponiendo del tiempo necesario para la misma. 
 
Asimismo, como decíamos, la normativa laboral está pensada para bajas físicas y no deja margen de maniobra específica en el caso de bajas psíquicas. El sistema de incapacidad temporal es de todo o nada: o estás de baja o estás de alta. Por tanto, nos impide plantear soluciones intermedias que en muchos casos serían idóneas, como determinar una reducción parcial del tiempo de trabajo o un cambio de las funciones del paciente. Es fácil entender que si una persona padece un cuadro de ansiedad generalizada provocado por la tensión de asistencia telefónica en un departamento de quejas, esa persona podría continuar su trabajo en otro departamento, mientras se trabaja a nivel terapéutico con el paciente. Esta situación, idónea para todos los implicados, haría necesaria la articulación de una vía de comunicación en la que los equipos terapéuticos mantuvieran una comunicación fluida con la empresa, aunque con los problemas que eso plantea en cuando a la confidencialidad de diagnósticos.
 
Y, por último, para hacer aún más compleja la situación, además de los no diagnosticados o con diagnósticos erróneos, las personas con problemas para gestionar las emociones, los “rentistas” y los “disimuladores”, estarían  los “simuladores”, esto es, personas que, sin padecer problema alguno, fingen síntomas con el fin de engañar y conseguir un beneficio secundario o, a veces, huir de un conflicto laboral. 
 
Los médicos de Atención Primaria, que son las personas encargadas de la determinación de la incapacidad temporal, se encuentran no sólo con el problema la presión asistencial que lleva aparejada la limitación de tiempo para realizar la anamnesis, valoración, diagnóstico y tratamiento, sino que, además, se les pone en el papel fiscalizador de pensar que la persona que tienen delante “les puede intentar engañar”, hecho que repercute negativamente en la correcta instauración del vínculo terapéutico. Por otro lado, a pesar de que se han desarrollado técnicas y test para detectar la simulación, es verdad que la Formación Continuada, tan necesaria en disciplinas como la Medicina o la Psicología, es un aspecto en el que nuestra sanidad tiene unas más que evidentes carencias. De forma añadida, la administración y corrección de estos test requiere un tiempo del que, como hemos señalado, no disponen los facultativos.
 
¿Qué se puede hacer, en un escenario sanitario-laboral-legal tan complejo y con tantas variables en juego? El NICE ha desarrollado una Guía de Salud Publica para profesionales de la Salud Laboral y de Atención Primaria, enfocado a manejar de forma adecuada y correcta las bajas prologadas, el Management of long-term sickness and incapacity for work. Su planteamiento base es realizar intervenciones multidisciplinarias integrales y trabajar con el sujeto enfermo desde planes de tratamiento personalizados.
 
Según el informe del Grupo de Política de Salud Mental de la Escuela de Economía de Londres, publicado en el año 2006, la terapia psicológica debería ser la terapia de elección, siendo la terapia farmacológica un coadyuvante los casos de depresión, ansiedad o ambos, sobre todo en aquellos que se detectan de forma precoz, dado que, a largo plazo, la terapia psicológica muestra efectos más duraderos y es más eficaz que el tratamiento farmacológico.
 
Para ello, es fundamental detectar o autodetectar. Las intervenciones de “screening” pueden servir, al igual que los exámenes médicos anuales, para detectar a aquellas personas que presentan síntomas. Es verdad que los reconocimientos médicos con carácter general son voluntarios, pero hay algunas excepciones legales como “cuando sea imprescindible para evaluar los efectos de las condiciones de trabajo sobre la salud de los trabajadores o para verificar si el estado de salud de los trabajadores puede constituir un peligro para él mismo, para los demás trabajadores o para otras personas relacionadas con la empresa”. Para utilizar este recurso como mecanismo de control en aquellos puestos o departamentos donde la estabilidad psíquica pueda incidir de forma particular en el trabajo o por la responsabilidad laboral que tenga, es conveniente que con carácter previo se haya contemplado expresamente así y se haya justificado debidamente en el documento de evaluación de riesgos de puestos de trabajo. El mismo artículo 22 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, prevé que “el acceso a la información médica de carácter personal se limitará al personal médico y a las autoridades sanitarias que lleven a cabo la vigilancia de la salud de los trabajadores, sin que pueda facilitarse al empresario o a otras personas sin consentimiento expreso del trabajador. No obstante lo anterior, el empresario y las personas u órganos con responsabilidades en materia de prevención serán informados de las conclusiones que se deriven de los reconocimientos efectuados en relación con la aptitud del trabajador para el desempeño del puesto de trabajo o con la necesidad de introducir o mejorar las medidas de protección y prevención, a fin de que puedan desarrollar correctamente sus funciones en materia preventiva”.
 
El acceso a terapias y profesionales adecuados y la comunicación eficaz entre éstos y la empresa podrían disminuir drásticamente el número de bajas psicológicas. En muchas ocasiones, no es necesario que éstas se produzcan o, en su caso, podrían ser breves, pues puede ser suficiente con algunos días para reducir síntomas incapacitantes. Sería positivo contar con la opción legal de plantear una reducción parcial de jornada durante el tiempo de intervención. Desde la Psicología, en la mayoría de los casos de depresión y ansiedad, se postula que una baja prolongada puede contribuir a cronificar el cuadro. Pero la poca comunicación que existe entre sanitarios y empresas y, por otro lado, la inexistencia de cauces para reducir los horarios o para llevar a cabo una movilidad funcional que disminuya temporalmente la presión laboral, desde el punto de vista administrativo o de política de empresa, dificulta enormemente el abordaje correcto de estos trastornos.
 
Creo que la introducción de esta posibilidad repercutiría tremendamente en la reducción de costes para empresas, Mutuas y Seguridad Social, en la reducción de la cantidad y el tiempo de  las bajas laborales, en la reducción del consumo farmacológico y en el aumento de la salud y la satisfacción de los trabajadores.
 
Como se ha dicho anteriormente, desde la Psicología se postula que las bajas de larga duración en la mayoría de estos casos pueden ser contraproducentes, pero también es verdad que, si el origen de la situación está en las condiciones laborares o en determinados factores dependientes del puesto de trabajo y estos no se modifican, el tratamiento incidiendo solamente sobre el individuo puede resultar una sucesión de bajas de corta duración o una baja prolongada. En muchas ocasiones pequeños o moderados ajustes de horarios (la medicación hace dormir más o la capacidad de atención y concentración requiere frecuentes pequeños descansos), funciones (menor responsabilidad durante un tiempo), puesto de trabajo (alejarle temporalmente del trato con el publico si es el factor que le provoca más ansiedad), etc. podrían repercutir beneficiosamente en todos los implicados, afectados y empresas.
 
Algunas de los aspectos para abordar los tratamientos deben modificarse desde la empresa, pero para ello debe establecerse de antemano como realizar la comunicación y quiénes son las personas, dentro del entorno laboral (médicos de empresa, aseguradoras, personal de recursos humanos, etc.) adecuados, así como el complejo tratamiento de los datos que se manejan.
 
Ante la sospecha de simulación, o cuando las bajas son recurrentes y se busca el mejor tratamiento con el fin de normalizar el correcto funcionamiento de la empresa, se puede solicitar que el trabajador sea examinado al margen del seguimiento que se le hace desde el Sistema Nacional de Salud. La empresa lo puede solicitar a su Mutua, lo puede hacer a través de médicos de empresa o puede concertarlo con profesionales externos. Por descontado, el contenido de ese reconocimiento del estado psíquico del paciente es confidencial y el empresario no podrá conocerlo; sólo sabrá finalmente si es “apto” o “no apto”, pero puede hacer esos reconocimientos. Y la negativa del trabajador a someterse, determinaría que el empresario pudiera suspender los derechos económicos que sean a su cargo (por ejemplo los complementos o mejoras económicas que pague la empresa durante la situación de incapacidad temporal).
 
Es evidente que tenemos una labor ingente para mejorar la situación económica y social de nuestro país. También una responsabilidad como sanitarios para garantizar a nuestros pacientes los mejores tratamientos, que adicionalmente son los más baratos a largo plazo. En definitiva, curar a los enfermos y desenmascarar los fraudes. Es una cuestión, sobre todo, de voluntad política. No parece que, en un tema en el que todos saldríamos beneficiados -profesionales, enfermos, empresas y Administración Pública- sea tan difícil articular, entre todos, la forma de conseguir este objetivo. 

La psicóloga Ana Isabel Gutiérrez, coautora del libro La empresa ante las bajas por incapacidad temporal, intervino el pasado 17 de mayo en el acto público de presentación de este volumen, que tuvo lugar en la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Tomaron también la palabra Valle Molinero, Directora de Programas de Fundación Confemetal, Antonio Salas, Director de Prestaciones Económicas de la Mutua Fremap, y Carlos Javier Galán, abogado y coordinador de la obra.

Para Ana Isabel Gutiérrez Salegui, así como en las bajas físicas hay unas pruebas objetivas, una observación, una analítica… y hay menos opción de que se discutan, las bajas psíquicas plantean una situación más compleja. 

Llamó la atención sobre la relevancia que van a cobrar este tipo de enfermedades. La Organización Mundial de la Salud ya dio la alerta al declarar los trastornos mentales como un problema de salud pública. Y, según algunos cálculos, en España el coste sólo de la depresión –sin tener en cuenta otros trastornos- puede rondar los 5.000 millones de euros anuales.

Según esta autora, cuando realmente hay un cuadro clínico instaurado o un cuadro subclínico que va desarrollándose, evidentemente hay que tomar medidas tanto sanitarias como laborales. 

Considera que debe ponerse el acento en ayudar al enfermo, pero que también hay que desenmascarar a los que se hacen pasar por tales. En su capítulo, la psicóloga ha abordado por ello fenómenos como la simulación, la disimulación o la neurosis de renta.

Recalcó la importancia de la formación continua de los profesionales sanitarios -que lamentablemente hoy muchas veces depende de su propio tiempo y su propio dinero-, puesto que existen herramientas específicas y marcadores para detectar la simulación y para diagnosticar cuadros. 

Reclamó una adecuada política preventiva en el seno de las empresas, así como que se contemplase en la normativa una mayor flexibilidad legal para la reincorporación en los casos de bajas psíquicas, sin que fuera necesario optar necesariamente por el todo o nada en cuanto a actividad laboral, lanzando al paciente al vacío.

Ana Isabel Gutiérrez asegura que su capítulo y el libro en general están escritos de forma que cualquier persona, independientemente de su formación, pueda entender los aspectos que se tratan.

En la presentación del acto, previamente Valle Molinero había afirmado que “este libro, de una forma práctica, amena y sencilla, trata desde los distintos ámbitos el problema de las bajas laborales”. 

Antonio Salas reclamó mayor participación de las Mutuas en el proceso y reivindicó los buenos resultados de las políticas preventivas implementadas en el seno de las empresas. 

El coordinador del libro, Carlos Javier Galán, subrayó la actualidad social de esta temática, recordando varias noticias recientes, y afirmó que la disminución de las bajas laborales, a través de su prevención y control, es una responsabilidad que requiere la implicación de todos. 

La empresa ante las bajas por incapacidad temporal está publicado por FC Editorial y escrito por el abogado Carlos Javier Galán, la también abogada y profesora M. Paz Martín, la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez, el director de prestaciones económicas de Fremap Antonio Salas y el detective privado David Sanmartín. Puede adquirirse en librerías o dirigiéndose directamente al  departamento comercial de la editorial.

(Video del acto cortesía de Vorácine e IF3 Social Media. Fotografía: Nacho Torres).

La revista Iuris, dedicadada a la actualidad y práctica del Derecho, es otro de los medios de comunicación que ha reseñado el volumen colectivo La empresa ante las bajas por incapacidad temporal, coordinado por el abogado Carlos Javier Galán y del que es coautora la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez quien participa con el capítulo sobre problemática de las bajas psiquiátricas. Iuris está publicada por la editorial La Ley, del grupo Wolters Kluwer, e incluye la referencia a esta obra en su sección de libros del número de junio 2012.
El pasado 15 de mayo el abogado Carlos Javier Galán, coordinador y coautor del volumen colectivo La empresa ante las bajas por incapacidad temporal participó en el espacio Afectos en la Noche que dirige y presenta Silvia Tarragona en Radio Nacional, en la hora de tertulia sobre actualidad social, que tuvo como colaboradora a la periodista Nuria Ribó.

A lo largo de la tertulia, se hicieron varias referencias al capítulo del libro dedicado a las Bajas por motivos psiquiátricos, del que es autora la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez Salegui.

Éste es el podcast de la intervención:
        

Afectos en la noche – Primera hora – 15/05/12 Escuchar audio Afectos en la noche - Primera hora - 15/05/12
“Casi 800 funcionarios de la Comunidad de Madrid se dieron de alta tan solo con la llamada del inspector”. “La Línea de la Concepción: peligran las procesiones de Semana Santa porque casi la mitad de la plantilla de la Policía Local está de baja”. “Reforma laboral: nueve días de bajas justificadas pueden llevarte al paro”. “El Gobierno estudia que los funcionarios no cobren todo su sueldo cuando estén de baja temporal”… Estos son sólo algunos titulares de prensa de los últimos meses, que ponen de manifiesto que las bajas y el absentismo son un asunto de plena actualidad social y objeto de indudable preocupación en el ámbito empresarial.

El próximo jueves 17 de mayo de 2012 se presenta en la Universidad CEU San Pablo de Madrid el libro La empresa ante las bajas por incapacidad temporal, una obra colectiva publicada por FC Editorial, que aborda esta materia desde un enfoque práctico y multidisciplinar. El trabajo ha sido coordinado por el abogado Carlos Javier Galán y junto a él son coautores la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez, la abogada y profesora M. Paz Martín, el director de prestaciones económicas de FREMAP Antonio Salas, y el detective privado David Sanmartín. El acto público de presentación dará comienzo a las 20 horas, en el Salón de Grados de la Universidad, calle Julián Romea núm. 23.

Como ya se informó en esta web, el primer capítulo de este libro explica en un lenguaje comprensible, todo lo relativo a la gestión de las bajas por IT (en qué consiste, qué prestación se percibe, las obligaciones formales…).

El segundo capítulo se ocupa de ofrecer soluciones a la problemática jurídica que plantean las bajas laborales, abordando incidencias tales como la IT durante el período de prueba, la coincidencia de la baja con las vacaciones del trabajador o la consideración del despido mientras el empleado está de baja, entre otras.

Hay un apartado dedicado a la investigación de las bajas fraudulentas, ofreciendo respuestas a las empresas que tienen la sospecha de que se enfrentan a una baja fingida o de que el afectado está realizando actividades incompatibles con la IT o que perjudican su recuperación.

La psicóloga Ana I. Gutiérrez Salegui precisamente se ocupa del capítulo dedicado específicamente a las bajas por motivos psiquiátricos (estrés, ansiedad, depresión, etc.), que constituyen hoy la segunda causa de incapacidad temporal en términos absolutos y la primera en bajas de larga duración, sin olvidar las particularidades de su génesis y la mayor dificultad objetiva para su control empresarial.

El volumen se completa con medidas de prevención y control recomendadas para la disminución de las bajas por IT en la empresa.

El Empresario, la revista de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME), recoge en su sección de Libros del número 385, correspondiente a este mes de diciembre 2012, la reseña de ocho novedades editoriales que ha considerado de interés para sus lectores.

Entre ellas, el libro La empresa ante las bajas por incapacidad temporal, el volumen editado por FC Editorial y en el que participa como coautora la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez.

Se trata de un manual que, sin duda, puede resultar de utilidad a los responsables de pymes para gestionar y controlar adecuadamente estos procesos, solucionar dudas que se les puedan plantear durante los mismos y reducir la incidencia de la IT en sus empresas.
La revista CyCH-Conocimiento y Capital Humano, editada por la Fundación Confemetal, ha publicado recientemente su número 5, correspondiente al cuarto trimestre de 2012.
En la sección de libros incluye, junto a otras tres, una reseña de La empresa ante las bajas por incapacidad temporal, de FC Editorial, obra colectiva en la que participa la psicóloga Ana I. Gutiérrez con el capítulo Problemática específica de las bajas por motivos psiquiátricos.

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