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‘Estrés’ Category

En colaboración con La Mente es Maravillosa:

Descripción del curso

Puede que también tú seas todo un erudito racional. Te sientes competente en muchas áreas de tu trabajo, dominas múltiples conocimientos y diversas competencias. Sin embargo, en esta sociedad plenamente orientada al exterior y a estos entornos tan sobrecargados de estímulos e informaciones, nos estamos olvidando de algo esencial: de atender nuestras raíces, de comprender y cuidar de esa vasta anatomía psicológica donde se halla nuestro auténtico potencial humano.
Conseguirlo no es nada fácil, sin embargo, en esta ocasión vas a tener tu mejor oportunidad. En el presente curso dispondrás de un guía excepcional: Ana Isabel Salegui nos ofrece toda su amplia experiencia en este campo para asentar esas bases con las que, de forma directa y práctica, harás de tus carencias tus oportunidades. Lograrlo, va a ser más apasionante que nunca.
En esta apasionante aventura de la comprensión del campo psicológico y sus herramientas vamos a convertirnos a lo largo de 10 sesiones, en auténticos motores del cambio. Dejaremos de ser simples ruedas embestidas por la sociedad o por nuestros entornos para disfrutar de una mejor higiene y salud mental. Para conseguirlo, Ana Isabel Salegui nos desvelará los misterios de nuestro cerebro y nuestra personalidad.
Te hablaremos de las fobias, de los ataques de pánico y de los trastornos del estado de ánimo. Manejarás, sesión a sesión, una buena terminología y adecuados conocimientos sobre el tema, esos que tú mismo podrás evaluar en un test final.
Nunca la psicología ha estado tan a tu alcance, nunca de forma tan cercana, profunda y sencilla para aumentar tu potencial como persona. Abre tu mente, ahonda en las raíces de tu personalidad y empieza a sentirte mejor cada día con este curso.

Si quieres saber más o apuntarte haz click aquí

    La psicóloga forense Ana Isabel Gutiérrez Salegui intervino el pasado sábado 29 de marzo como ponente en la I Jornada sobre Estafas Hipotecarias, organizada por ADEVIF, asociación que agrupa a afectados por estafas de prestamistas, con la colaboración del Colegio de Abogados de Madrid y del despacho Alberche Área Jurídica.
     
    La apertura del acto estuvo a cargo de la Decana del Colegio de Abogados, Sonia Gumpert Melgosa, y de la Vicepresidenta de ADEVIF, M. Carmen Aranda Díaz.
     
    Seguidamente, tuvo lugar una interesante mesa redonda sobre los aspectos legales de este preocupante fenómeno, que fue moderada por Belén Martínez Oliete, afectada y socia de ADEVIF, y en la que participaron el notario José Ignacio Navas Olóriz, el Inspector Jefe de Policía Julio Martínez Moreno y los abogados Carlos Javier Galán Gutiérrez y Fernando Adame García.
     
    La conferencia de Ana Isabel Gutiérrez llevó por título Las víctimas: cómo afrontar la situación personal y familiar
     
    La primera parte de su intervención se centró en un análisis psicológico del modus operandi de estas redes delictivas, cómo consiguen engañar a sus víctimas. En una operativa hábilmente diseñada y depurada durante años, manejan elementos como: la sorpresa (“mañana firmamos el préstamo“) para minimizar la capacidad de reacción de la víctima o la posibilidad de asesoramiento o acompañamiento; la inmediatez (“si no es mañana, ya no sabemos cuando podrá ser, porque…”) que sitúa a la persona con problemas económicos en una disyuntiva; el miedo (los temores que provoca la situación económica angustiosa); la confianza en el entorno (“¿cómo iba a pensar que me engañarían si firmábamos en una notaría?”) o en las circunstancias (“me enseñaron un documento de una entidad bancaria”); el nerviosismo (largas esperas previas e incertidumbre, prisas del prestamista cuando por fin llega… que hacen que disminuya el nivel de alerta). La conclusión es clara: cualquiera puede ser víctima de una estafa de este tipo, no hay que caer en la autoculpabilización.
     
    La segunda parte estuvo centrada en ofrecer a las víctimas detallados consejos prácticos: recomendaciones para comunicar la situación a la familia y el entorno cercano; pautas de evaluación psicológica del afectado, o cuáles son los cuidados profesionales y no profesionales que pueden recibirse en estas situaciones.  
     
     
    Seguidamente tuvo lugar un interesante coloquio, en el que la psicóloga resolvió las dudas planteadas por los presentes.
     
    La jornada, que cosechó una excelente acogida tanto en asistencia de público como en valoración de contenidos, fue clausurada por Carmen Pérez Andújar, Secretaria de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Madrid y consejera electa del Consejo General de la Abogacía Española.

    La Cámara de Comercio e Industria de Cáceres organizó los días 14 y 15 de octubre un curso sobre Prevención del estrés laboral, que corrió a cargo de la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez Salegui, especializada en Psicología Clínica y en Psicología Social y del Trabajo y coautora del libro La empresa ante las bajas por IT.

    En estos últimos años se está produciendo en España un aumento de las patologías provocadas por una mayor exigencia en el trabajo. Entre estas enfermedades destacan el estrés y el burn out entre otras. Las bajas psiquiátricas se han convertido actualmente en uno de los problemas más frecuente de las empresas españolas. El Instituto Español de Investigaciones psiquiátricas estima que el 10 % del absentismo laboral se debe a problemas como el estrés, la depresión o la ansiedad, frente al 3% europeo. Todo ello tiene como consecuencia daños a la salud y sufrimiento psicológico: la baja autoestima personal, el sentimiento de incompetencia e incapacidad laboral, la ansiedad, la depresión, el insomnio, la frustración, los miedos al día a día…, entre otros síntomas. Adicionalmente, su impacto sobre la empresa no se limita a los rendimientos, absentismo y clima laboral, sino que supone un aumento de los costes y una pérdida de productividad. Su gran prevalencia, la dificultad para establecer pronósticos de duración de las mismas, la ausencia de conocimientos acerca de las intervenciones que puede realizar la empresa para minimizar su impacto o el desconocimiento sobre las alternativas disponibles ante la sospecha de simulación por parte de un trabajador provocan que, en muchos casos, la situación se prolongue de forma innecesaria. Por ello, es importante desde la estrategia empresarial prevenir, conocer, detectar e intervenir de forma precoz en aquellos casos que lo requieran. 
    El programa de la actividad fue:

    1-Trastornos psicológicos: diagnósticos más frecuentes y síntomas asociados. Definición de estrés. Diagnósticos y síntomas Trastorno de estrés agudo Trastornos ansioso-depresivos. Trastornos somáticos.

    2-Causas de las bajas psicológicas: Propias del puesto de trabajo. Ambiente laboral inadecuado. Estresores del ambiente físico Sobrecarga de trabajo o ausencia de carga Responsabilidades y decisiones muy importantes Individuales, familiares y sociales. Estilos de afrontamiento Absentismo, presentismo, simulación y disimulación. Definición Diferencias Herramientas básicas para la detección de la simulación. Problemas asociados al presentismo y la disimulación.

    3-Prevención de problemas: Formación y habilidades para los trabajadores. Vías marcadas por la O.M.S (1): -La adopción de medidas para prevenir la enfermedad mental -La promoción de hábitos de salud -La reincorporación al trabajo de los individuos que sufran problemas de este tipo. Como desarrollar una personalidad más resistente al estrés episódico y al crónico. Otras medidas de detección de riesgos psicosociales.

     4-Detección precoz de síntomas: Intervenciones adecuadas.

     5-Situación de baja laboral: Análisis de la situación y actuación empresarial.

    Por Ana Isabel Gutiérrez Salegui
    Publicado en el blog jurídico ¿Hay Derecho?parte I y parte II-, 24.06.13.
     

    Los trastornos mentales son, en la actualidad, una de las preocupaciones más acuciantes de organismos sanitarios, empresas, gobiernos y, por supuesto, de las personas que los sufren y su círculo cercano. Las pérdidas económicas y sociales generadas por estos trastornos han llevado a la Organización Mundial de la Salud a considerar el absentismo laboral generado por los mismos como “un problema de salud pública” y a recomendar a los responsables políticos la necesidad prioritaria de aunar esfuerzos para prevenir la enfermedad mental relacionada con el trabajo, la promoción e instauración de hábitos saludables y el fomento de la reincorporación de los trabajadores al mundo laboral. 
     
    Atendiendo al listado de causas de incapacidad temporal en nuestro país, los trastornos mentales se sitúan en el segundo puesto, según un estudio publicado en el European Journal of Health Economics. La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (European Agency for Safety and Health at Work, EU-OSHA) señala al estrés como responsable directo de una cifra variable de entre el 50% y el 60% de las ausencias laborales.  
     
    Incluso otras causas, como son los dolores músculo-esqueléticos (10% de las bajas) también podrían estar relacionadas indirectamente con este estrés y directamente con la mala educación en hábitos saludables. También los cuadros somáticos, o problemas de salud de origen inespecífico, pueden tener su origen en el estrés, así como las enfermedades recurrentes, ya que un estrés continuado provoca el deterioro progresivo del sistema inmunitario, facilitando la aparición de las denominadas “infecciones oportunistas”.
     
    En función de los estudios consultados, la prevalencia de los trastornos psicológicos en las consultas de Atención Primaria varía entre un 25% y un 50%. En cualquier caso, si nos quedáramos con el dato menos alarmista, estaríamos hablando de que 1 de cada 4 personas que acuden a los Centros de Salud tiene un problema relacionado con la salud mental.
     
    Sobre los pronósticos de estos cuadros a largo plazo, es fundamental señalar que, en ausencia de tratamientos adecuados, las personas afectadas por bajas mayores a seis meses de duración tienen un 80% de posibilidades de continuar con el problema durante los cinco años siguientes.
     
    Si traducimos esto a términos económicos nos encontramos con que el impacto sólo de la depresión en nuestro país se ha estimado en 5.005 millones de euros anuales, según el trabajo de Valladares, Dilla y Sacristán publicado en Actas Españolas de Psiquiatría en 2009. 

    El marco económico y social en el que nos encontramos, con altos niveles de inseguridad laboral, reducciones de sueldo, aumento de impuestos directos e indirectos, pérdida de poder adquisitivo en las familias, ausencia de expectativas de mejora laboral, etc., ha generado una situación de pesimismo, miedos y “estrés general”. En el momento actual y según datos oficiales, el consumo de fármacos antidepresivos y ansiolíticos se ha disparado. Eso no significa directamente que el número de personas con diagnósticos haya aumentado, sino que ha aumentado el número de personas que tienen algún síntoma psicológico y, por lo tanto, están en situación de riesgo de acabar desarrollando una enfermedad.

     
    Sin embargo, la respuesta legal frente a este fenómeno no parece la adecuada. Nuestro sistema legal de bajas laborales está más bien pensado para las enfermedades y accidentes físicos y, sin embargo, resulta poco adecuado para afrontar las bajas psíquicas, a las que se aplica igualmente. 
     
    Una vez que se extiende el parte de baja por causas psíquicas, nos enfrentamos a una insuficiencia de los medios disponibles para la pronta recuperación personal y laboral del afectado: déficit de cobertura a tratamientos psicológicos de calidad en el Sistema Público de Salud y escasa capacidad legal de actuación de las Mutuas cuando se trata de contingencias comunes. 
     
    Nos encontramos a menudo con el uso de tratamientos farmacológicos, que inhiben o hacen desaparecer los síntomas pero sólo mientras se mantiene la medicación. A nadie se le escapa que, si no se dota de las habilidades necesarias para afrontar la situación, o  no se soluciona el problema de base que la provoca, la sintomatología reaparecerá en el momento en que se interrumpa el consumo de los fármacos, provocando que, antes o después, nos encontremos con una recaída, lo cual empeora el pronóstico desde el punto de vista de intervención psicológica. 
     
    Otra clara deficiencia en este aspecto es la limitación de terapias a un número concreto de sesiones de una duración concreta. El planteamiento de limitar sesiones de psicoterapia es tan irracional como decir, de antemano, sin ver al paciente, sin valorar la gravedad del caso ni el alcance de la lesión, que cualquier lesión muscular “tiene” que curarse, sí o sí, en diez sesiones de rehabilitación. 
     
    Pero, entre las personas que sufren cuadros psiquiátricos, hay que diferenciar dos grupos, tal y como lo hace la Guía de Valoración de Incapacidad Temporal para Atención Primaria. El primero, en el que estarían enfermedades neurodegenerativas y cuadros graves, como esquizofrenias de curso crónico y progresivo, trastornos bipolares, depresiones mayores con síntomas psicóticos, demencias, etc., que deben ser derivados y valorados por especialistas, de cara a plantear una posible incapacidad permanente.  Y el segundo grupo, en el que se englobarían los síndromes depresivos, distimias, trastornos de ansiedad, fobias, trastornos de la personalidad, trastornos adaptativos, etc.
     
    Según el estudio epidemiológico DeDo(Depresión y Dolor), realizado por el Hospital 12 de Octubre y presentado en el Simposio “Depresión y Atención Primaria: Paradigmas en constante evolución”, el 80,4% de los pacientes que acude a las consultas de Atención Primaria refiriendo dolor inespecífico, padece algún tipo de trastorno depresivo no diagnosticado y por lo tanto, sin tratamiento. Otro estudio similar llega a la conclusión de que los síntomas físicos dolorosos (dolor de espalda, de hombros y de cabeza) aparecen como motivo de consulta en el 78% de las personas que presentan ansiedad y depresión conjuntamente. Lo más llamativo del citado estudio es que sólo el 17% del grupo con ansiedad y el 35% del grupo con ansiedad y depresión recibía un tratamiento farmacológico adecuado a su problema.
     
    Esto nos sitúa ante el siguiente escollo en el abordaje: no sólo los tratamientos no son los adecuados para la óptima recuperación del paciente  sino que, adicionalmente, muchas de las personas están incorrectamente diagnosticadas.
     
    Otra cuestión relacionada con estos problemas y síntomas es la influencia sobre el rendimiento, la eficacia o la accidentabilidad que potencialmente pueden tener. Este aspecto, casi imposible de cuantificar, debería ser tenido en cuenta como uno de los factores fundamentales a la hora de plantear estrategias de promoción de salud por parte de las empresas y las instituciones.
     
    Junto con el absentismo nos encontramos otro problema y que, paradójicamente, nos podría suponer repercusiones igualmente serias: el presentismo. Personas que, a pesar de estar sufriendo unos síntomas, no acuden a los servicios sanitarios o, si lo hacen, ocultan su situación a la empresa por miedo a que pueda comprometer su estabilidad laboral, o que valoran que no se pueden permitir económicamente la reducción de sueldo que supone una incapacidad temporal.  
     
    Este caso, anteriormente común en autónomos y  pequeños  negocios familiares, puede llevar a situaciones potencialmente graves, no sólo para la persona enferma -que va a sufrir un empeoramiento de los síntomas y, por lo tanto, del pronóstico-, sino para la empresa o incluso para terceros. Imaginemos, por ejemplo, un escenario en el que el conductor de un autobús escolar tiene un accidente bajo los efectos de fármacos que provoquen somnolencia y pérdida de reflejos. ¿Quién debería asumir las responsabilidades derivadas? ¿La empresa de trasportes? ¿El trabajador que ocultó la situación? ¿El médico que debería haberse informado del trabajo desarrollado por su paciente y especificado qué actividades eran potencialmente peligrosas bajo los efectos de los fármacos que había pautado?
     
    De forma añadida, nos encontramos con que no todos los cuadros ansioso-depresivos ni los cuadros de estrés agudo tienen que llevar aparejada una baja laboral. La valoración de cada caso debe ser individual. En muchos de ellos, precisamente lo deseable sería seguir trabajando, pero esa valoración debe hacerla un especialista y disponiendo del tiempo necesario para la misma. 
     
    Asimismo, como decíamos, la normativa laboral está pensada para bajas físicas y no deja margen de maniobra específica en el caso de bajas psíquicas. El sistema de incapacidad temporal es de todo o nada: o estás de baja o estás de alta. Por tanto, nos impide plantear soluciones intermedias que en muchos casos serían idóneas, como determinar una reducción parcial del tiempo de trabajo o un cambio de las funciones del paciente. Es fácil entender que si una persona padece un cuadro de ansiedad generalizada provocado por la tensión de asistencia telefónica en un departamento de quejas, esa persona podría continuar su trabajo en otro departamento, mientras se trabaja a nivel terapéutico con el paciente. Esta situación, idónea para todos los implicados, haría necesaria la articulación de una vía de comunicación en la que los equipos terapéuticos mantuvieran una comunicación fluida con la empresa, aunque con los problemas que eso plantea en cuando a la confidencialidad de diagnósticos.
     
    Y, por último, para hacer aún más compleja la situación, además de los no diagnosticados o con diagnósticos erróneos, las personas con problemas para gestionar las emociones, los “rentistas” y los “disimuladores”, estarían  los “simuladores”, esto es, personas que, sin padecer problema alguno, fingen síntomas con el fin de engañar y conseguir un beneficio secundario o, a veces, huir de un conflicto laboral. 
     
    Los médicos de Atención Primaria, que son las personas encargadas de la determinación de la incapacidad temporal, se encuentran no sólo con el problema la presión asistencial que lleva aparejada la limitación de tiempo para realizar la anamnesis, valoración, diagnóstico y tratamiento, sino que, además, se les pone en el papel fiscalizador de pensar que la persona que tienen delante “les puede intentar engañar”, hecho que repercute negativamente en la correcta instauración del vínculo terapéutico. Por otro lado, a pesar de que se han desarrollado técnicas y test para detectar la simulación, es verdad que la Formación Continuada, tan necesaria en disciplinas como la Medicina o la Psicología, es un aspecto en el que nuestra sanidad tiene unas más que evidentes carencias. De forma añadida, la administración y corrección de estos test requiere un tiempo del que, como hemos señalado, no disponen los facultativos.
     
    ¿Qué se puede hacer, en un escenario sanitario-laboral-legal tan complejo y con tantas variables en juego? El NICE ha desarrollado una Guía de Salud Publica para profesionales de la Salud Laboral y de Atención Primaria, enfocado a manejar de forma adecuada y correcta las bajas prologadas, el Management of long-term sickness and incapacity for work. Su planteamiento base es realizar intervenciones multidisciplinarias integrales y trabajar con el sujeto enfermo desde planes de tratamiento personalizados.
     
    Según el informe del Grupo de Política de Salud Mental de la Escuela de Economía de Londres, publicado en el año 2006, la terapia psicológica debería ser la terapia de elección, siendo la terapia farmacológica un coadyuvante los casos de depresión, ansiedad o ambos, sobre todo en aquellos que se detectan de forma precoz, dado que, a largo plazo, la terapia psicológica muestra efectos más duraderos y es más eficaz que el tratamiento farmacológico.
     
    Para ello, es fundamental detectar o autodetectar. Las intervenciones de “screening” pueden servir, al igual que los exámenes médicos anuales, para detectar a aquellas personas que presentan síntomas. Es verdad que los reconocimientos médicos con carácter general son voluntarios, pero hay algunas excepciones legales como “cuando sea imprescindible para evaluar los efectos de las condiciones de trabajo sobre la salud de los trabajadores o para verificar si el estado de salud de los trabajadores puede constituir un peligro para él mismo, para los demás trabajadores o para otras personas relacionadas con la empresa”. Para utilizar este recurso como mecanismo de control en aquellos puestos o departamentos donde la estabilidad psíquica pueda incidir de forma particular en el trabajo o por la responsabilidad laboral que tenga, es conveniente que con carácter previo se haya contemplado expresamente así y se haya justificado debidamente en el documento de evaluación de riesgos de puestos de trabajo. El mismo artículo 22 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, prevé que “el acceso a la información médica de carácter personal se limitará al personal médico y a las autoridades sanitarias que lleven a cabo la vigilancia de la salud de los trabajadores, sin que pueda facilitarse al empresario o a otras personas sin consentimiento expreso del trabajador. No obstante lo anterior, el empresario y las personas u órganos con responsabilidades en materia de prevención serán informados de las conclusiones que se deriven de los reconocimientos efectuados en relación con la aptitud del trabajador para el desempeño del puesto de trabajo o con la necesidad de introducir o mejorar las medidas de protección y prevención, a fin de que puedan desarrollar correctamente sus funciones en materia preventiva”.
     
    El acceso a terapias y profesionales adecuados y la comunicación eficaz entre éstos y la empresa podrían disminuir drásticamente el número de bajas psicológicas. En muchas ocasiones, no es necesario que éstas se produzcan o, en su caso, podrían ser breves, pues puede ser suficiente con algunos días para reducir síntomas incapacitantes. Sería positivo contar con la opción legal de plantear una reducción parcial de jornada durante el tiempo de intervención. Desde la Psicología, en la mayoría de los casos de depresión y ansiedad, se postula que una baja prolongada puede contribuir a cronificar el cuadro. Pero la poca comunicación que existe entre sanitarios y empresas y, por otro lado, la inexistencia de cauces para reducir los horarios o para llevar a cabo una movilidad funcional que disminuya temporalmente la presión laboral, desde el punto de vista administrativo o de política de empresa, dificulta enormemente el abordaje correcto de estos trastornos.
     
    Creo que la introducción de esta posibilidad repercutiría tremendamente en la reducción de costes para empresas, Mutuas y Seguridad Social, en la reducción de la cantidad y el tiempo de  las bajas laborales, en la reducción del consumo farmacológico y en el aumento de la salud y la satisfacción de los trabajadores.
     
    Como se ha dicho anteriormente, desde la Psicología se postula que las bajas de larga duración en la mayoría de estos casos pueden ser contraproducentes, pero también es verdad que, si el origen de la situación está en las condiciones laborares o en determinados factores dependientes del puesto de trabajo y estos no se modifican, el tratamiento incidiendo solamente sobre el individuo puede resultar una sucesión de bajas de corta duración o una baja prolongada. En muchas ocasiones pequeños o moderados ajustes de horarios (la medicación hace dormir más o la capacidad de atención y concentración requiere frecuentes pequeños descansos), funciones (menor responsabilidad durante un tiempo), puesto de trabajo (alejarle temporalmente del trato con el publico si es el factor que le provoca más ansiedad), etc. podrían repercutir beneficiosamente en todos los implicados, afectados y empresas.
     
    Algunas de los aspectos para abordar los tratamientos deben modificarse desde la empresa, pero para ello debe establecerse de antemano como realizar la comunicación y quiénes son las personas, dentro del entorno laboral (médicos de empresa, aseguradoras, personal de recursos humanos, etc.) adecuados, así como el complejo tratamiento de los datos que se manejan.
     
    Ante la sospecha de simulación, o cuando las bajas son recurrentes y se busca el mejor tratamiento con el fin de normalizar el correcto funcionamiento de la empresa, se puede solicitar que el trabajador sea examinado al margen del seguimiento que se le hace desde el Sistema Nacional de Salud. La empresa lo puede solicitar a su Mutua, lo puede hacer a través de médicos de empresa o puede concertarlo con profesionales externos. Por descontado, el contenido de ese reconocimiento del estado psíquico del paciente es confidencial y el empresario no podrá conocerlo; sólo sabrá finalmente si es “apto” o “no apto”, pero puede hacer esos reconocimientos. Y la negativa del trabajador a someterse, determinaría que el empresario pudiera suspender los derechos económicos que sean a su cargo (por ejemplo los complementos o mejoras económicas que pague la empresa durante la situación de incapacidad temporal).
     
    Es evidente que tenemos una labor ingente para mejorar la situación económica y social de nuestro país. También una responsabilidad como sanitarios para garantizar a nuestros pacientes los mejores tratamientos, que adicionalmente son los más baratos a largo plazo. En definitiva, curar a los enfermos y desenmascarar los fraudes. Es una cuestión, sobre todo, de voluntad política. No parece que, en un tema en el que todos saldríamos beneficiados -profesionales, enfermos, empresas y Administración Pública- sea tan difícil articular, entre todos, la forma de conseguir este objetivo. 

    La psicóloga Ana Isabel Gutiérrez, coautora del libro La empresa ante las bajas por incapacidad temporal, intervino el pasado 17 de mayo en el acto público de presentación de este volumen, que tuvo lugar en la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Tomaron también la palabra Valle Molinero, Directora de Programas de Fundación Confemetal, Antonio Salas, Director de Prestaciones Económicas de la Mutua Fremap, y Carlos Javier Galán, abogado y coordinador de la obra.

    Para Ana Isabel Gutiérrez Salegui, así como en las bajas físicas hay unas pruebas objetivas, una observación, una analítica… y hay menos opción de que se discutan, las bajas psíquicas plantean una situación más compleja. 

    Llamó la atención sobre la relevancia que van a cobrar este tipo de enfermedades. La Organización Mundial de la Salud ya dio la alerta al declarar los trastornos mentales como un problema de salud pública. Y, según algunos cálculos, en España el coste sólo de la depresión –sin tener en cuenta otros trastornos- puede rondar los 5.000 millones de euros anuales.

    Según esta autora, cuando realmente hay un cuadro clínico instaurado o un cuadro subclínico que va desarrollándose, evidentemente hay que tomar medidas tanto sanitarias como laborales. 

    Considera que debe ponerse el acento en ayudar al enfermo, pero que también hay que desenmascarar a los que se hacen pasar por tales. En su capítulo, la psicóloga ha abordado por ello fenómenos como la simulación, la disimulación o la neurosis de renta.

    Recalcó la importancia de la formación continua de los profesionales sanitarios -que lamentablemente hoy muchas veces depende de su propio tiempo y su propio dinero-, puesto que existen herramientas específicas y marcadores para detectar la simulación y para diagnosticar cuadros. 

    Reclamó una adecuada política preventiva en el seno de las empresas, así como que se contemplase en la normativa una mayor flexibilidad legal para la reincorporación en los casos de bajas psíquicas, sin que fuera necesario optar necesariamente por el todo o nada en cuanto a actividad laboral, lanzando al paciente al vacío.

    Ana Isabel Gutiérrez asegura que su capítulo y el libro en general están escritos de forma que cualquier persona, independientemente de su formación, pueda entender los aspectos que se tratan.

    En la presentación del acto, previamente Valle Molinero había afirmado que “este libro, de una forma práctica, amena y sencilla, trata desde los distintos ámbitos el problema de las bajas laborales”. 

    Antonio Salas reclamó mayor participación de las Mutuas en el proceso y reivindicó los buenos resultados de las políticas preventivas implementadas en el seno de las empresas. 

    El coordinador del libro, Carlos Javier Galán, subrayó la actualidad social de esta temática, recordando varias noticias recientes, y afirmó que la disminución de las bajas laborales, a través de su prevención y control, es una responsabilidad que requiere la implicación de todos. 

    La empresa ante las bajas por incapacidad temporal está publicado por FC Editorial y escrito por el abogado Carlos Javier Galán, la también abogada y profesora M. Paz Martín, la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez, el director de prestaciones económicas de Fremap Antonio Salas y el detective privado David Sanmartín. Puede adquirirse en librerías o dirigiéndose directamente al  departamento comercial de la editorial.

    (Video del acto cortesía de Vorácine e IF3 Social Media. Fotografía: Nacho Torres).

    Ana Isabel Gutiérrez Salegui es una de las autoras del volumen colectivo La empresa ante las bajas por incapacidad temporal que acaba de publicar FC Editorial, obra en la que ha participado con la redacción del capítulo Problemática específica de las bajas psiquiátricas

    Los trastornos psíquicos, como el estrés, la ansiedad, la depresión, etc. vienen constituyendo la segunda causa de IT en términos absolutos y la primera causa en bajas de larga duración. Las particularidades que tienen en su génesis y en su control, ha aconsejado incluir un estudio específico en este manual práctico para empresas. 
    La psicóloga explica los síntomas asociados y los diagnósticos, analiza las causas más frecuentes de estrés en el trabajo y expone diversas medidas de prevención. Además de la detección precoz de estos problemas y las intervenciones adecuadas en cada caso, ofrece también pautas de actuación empresarial cuando ya se ha producido la situación de baja laboral, incluidos los recursos disponibles ante una sospecha de fraude.
    La obra dedica su primer capítulo, escrito por la abogada y profesora M. Paz Martín López, a La gestión de las bajas por IT, con la explicación detallada de esta contingencia y la prestación y las principales obligaciones empresariales, resolviendo las incidencias prácticas que suelen plantearse en estos procesos.
    El segundo capítulo aborda la Problemática jurídica de las bajas por IT. El abogado y coordinador de la obra, Carlos Javier Galán Gutiérrez, dedica su estudio a cómo afecta la baja a la relación laboral y a resolver dudas que pueden suscitarse tales como la coincidencia de la baja con vacaciones del trabajador, la consideración del despido durante el período de baja, la baja sobrevenida en el período de prueba, etc. 
    El tercer capítulo está dedicado a La investigación de bajas fraudulentas y ha corrido a cargo del detective privado David A. Sanmartín Olivier, que ofrece respuestas a las empresas que tienen sospecha de que se enfrentan a una baja fingida o de que el afectado está realizando actividades incompatibles o que perjudican su recuperación, con un análisis de los mecanismos de investigación y su trabamiento legal y jurisprudencial.
    Finalmente, tras el estudio de las bajas psíquicas a cargo de Ana I. Gutiérrez Salegui, el volumen se completa con el capítulo Medidas para la disminución de las bajas por IT, en el que el abogado Antonio Salas Baena, Director de Prestaciones Económicas de FREMAP, ofrece recomendaciones prácticas para prevenir y reducir las bajas por IT en las empresas.
    Psicóloga y profesora de la Escuela de Ciencias de la Salud.
    Publicado en la revista Enfermería Facultativa, enero 2009.
    

    Ana I. Gutiérrez Salegui con el Dr. Cyrille J. Cohen
     

    Entrar en la Universidad de Bar Ilan (Tel Aviv, Israel) es una experiencia única para quien le interese la ciencia, la medicina y la innovación. Comprender su funcionamiento supone darse cuenta también de que otro modelo de gestión de la investigación sanitar aes posible. Y, además, muy rentable desde el punto de vista económico y, sobre todo, social.

    Lo primero que sorprende del campus de Bar Ilan es la gran cantidad de gente que habla español. Lo segundo, el entusiasmo con el que todo el mundo se esfuerza por explicarte sus investigaciones, mostrarte los laboratorios y enseñarte sus resultados.
    INVESTIGACIÓN, BIOMEDICINA Y NANOTECNOLOGÍA
    Creación de pequeñas partículas de metal que entran en las bacterias y las matan. Curación de la ceguera cortical a través de la implantación de mocrochips en el cerebro. Ropa hospitalaria y vendajes que pueden ser llevados durante semanas. Virus del VIH manipulados para que introduzcan ADN con fines terapéuticos en el sistema inmunitario de pacientes con cáncer. Dispositivos para la curación de úlceras crónicas… Y así, hasta cuatrocientos estudios diferentes desarrollándose a la vez en sus 150 laboratorios.
    ENFERMERÍA E INNOVACIÓN
    Es imposible hacer un resumen de todas las investigaciones. Entre las más prácticas quizá se encuentren los vendajes con nanotecnología incorporada con capacidad bactericida, que se están desarrollando para las heridas en grandes quemados.

    Otra reciente innovación es el EnzySurge creado por el Profesor Amihay Freeman, de la Universidad de Tel Aviv. Se trata de un dispositivo con capacidad de proveer el flujo de una solución salina o un antibiótico a heridas abiertas, quemaduras o úlceras, hidratando y acelerando el proceso curativo.

    El dispositivo, de lavado flexible y hermético, reduce la exposición de la herida a elementos patógenos y proporciona un entorno húmedo y controlado para la óptima receptividad de enzimas proteolíticas bioactivas. El dispositivo está basado en tecnologías de terapia de lavado continuo (CTS, continous stream therapy). La acción limpiadora combinada incluye el drenaje permanente del exceso de exudados, una presión negativa leve que logra la remoción proactiva y más rápica de carga necrótica, y un medio hipertónico para la extracción del líquido sobrante.

    El uso del dispositivo puede ser tanto hospitalario como en atención domiciliaria, lo que evita tiempo de ingresos prolongados que aumentan la probabilidad de infecciones iatrogénicas. Por otro lado, al ser transparente, permite la supervisión, por parte de los enfermeros, del estado de la herida sin tener que manipularla.

    TERAPIA CONTRA EL CÁNCER

    El descubrimiento que quizá más esperanzas puede traer en todo el mundo son las nuevas terapias contra el cáncer.

    El equipo del Dr. Cyrille Cohen, del Laboratorio de Inmunoterapia e Inmunología, ha realizado impresionantes avances en los últimos años, centrados, sobre todo, en el tratamiento del cáncer de páncreas.

    Para ello, ha comenzado por la constatación, a través de la citometría, de que las células del sistema inmunitario tienen diferentes comportamientos y que éstos cambian en función de determinadas hormonas que están directamente influenciadas por nuestra alimentación, patrones de sueño y estrés. Trabajando con estos factores hormonales intentan hacer cambiar la conducta de las células del sistema inmunitario para que actúen como una defensa más eficaz contra las células cancerígenas.

    Este equipo ha comprobado también cómo el sistema inmunitario de determinados enfermos puede identificar algunas células cancerígenas y que son, precisamente, esas personas las que tienen mayores posibilidades de curación.

    TRATAMIENTO DE TRASTORNOS PSICOLÓGICOS

    Otro de los departamentos más innovadores es el Deep Brain Stimulation (Estimulación Profunda Cerebral), en el que, entre otros problemas, investigan terapias farmacológicas y no farmacológicas para los trastornos psicológicos, uno de los problemas más preocupantes en el mundo occidental.

    Actualmente, en nuestro país, entre el 50 y el 60 % de las consultas de atención primaria tienen que ver con este tipo de patologías. El equipo del Dr. Gal Yadid del Deep Brain Stimulation está investigando un nuevo método de intervención terapéutica en estados depresivos, adicciones y STPD (estrés postraumático), a través de la estimulación específica de áreas cerebrales y la optimización del funcionamiento neuroquímico cerebral aplicable, sobre todo, a pacientes que no responden a tratamientos convencionales.

    UN MODELO DE INVESTIGACIÓN RENTABLE

    En el recorrido por la universidad es patente el entusiasmo de todos los equipos por guiarte por las instalaciones y explicarte sus líneas de investigación. Una de las preguntas inevitables es: ¿aquí no hay fuga de cerebros? No. A la motivación de trabajar en uno de los centros punteros de innovación en medicina, se une un planteamiento económico muy viable. Los fármacos, las técnicas y la invención de dispositivos médicos son tan rentables para el país que justifican sobradamente que sus científicos no necesiten recurrir a la empresa privada.

    Israel ocupa el cuarto lugar a nivel mundial en la obtención de patentes biotecnológicas per capita, después de Japón, Alemania y Reino Unido. Asimismo, es líde per capita en patentes de dispositivos médicos.

    En la primera mitad de 2006, las exportaciones farmacéuticas y biológicas llegaron a 1.500 millones de dólares, unos 1.000 millones de euros aproximadamente, con un incremento del 58 % con respecto al mismo período de 2005. La investigación en Ciencias Biológicas en Israel y su desarrollo dan trabajo a 26.000 personas de un total de 7 millones de habitantes, siendo la producción de medicamentos genéricos una de las principales fuentes de empleo.

    Con este enfoque, no es extraño que la partida presupuestaria de Bar Ilan sea de aproximadamente 100 millones de euros, provenientes de financiación gubernamental, colaboración con empresas y donaciones privadas. El futuro está en la ciencia parece ser una máxima creada para este lugar.

    (Fotografía: Thinking Forward)

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