Tres opositores y una psicóloga abordan los sentimientos que afloran tras realizar la prueba de la FSE

Los aspirantes a una plaza MIR y el resto de candidatos a la Formación Sanitaria Especializada (FSE) pasan años pensando en el examen que les abrirá las puertas a la residencia, una prueba a la que le dedican meses de preparación en exclusiva. Pero, ¿qué sucede cuando se ha hecho el ejercicio y pasas de centrar tu vida en la oposición a la nada? ¿Existe un vacío en la vida de los futuros especialistas? “Asimilar la libertad de un día para otro no es fácil”, explican.

José Alberto Cabero, residente de primer año del Servicio de Anestesia del Hospital de León asegura a Redacción Médica que tras el examen, a pesar de sentir “una felicidad enorme”, tardó “unos días” en saber con qué ocupar el tiempo que antes destinaba a largas sesiones de estudio para abordar el MIR. “No tenía planeado qué quería hacer ya que estaba 100% centrado en la prueba. Sí que después de tres o cuatro días un poco descolocado conseguí retomar una rutina que fue la que mantuve hasta el inicio de la residencia”.


Cabero: “Tardé días en saber con qué ocupar mi tiempo. Estuve tres o cuatro días descolocado”

En su caso, el tiempo de espera hasta conocer el resultado oficial de su examen y la asignación de su plaza MIR lo vivió “razonablemente tranquilo” gracias a que desde el primer momento tuvo una estimación de su nota. “Lo primero que hice al llegar a casa después de la prueba fue meter la plantilla del examen en los simuladores de tres academias, de modo que al día siguiente temprano ya tenía una idea bastante aproximada del resultado de mi prueba”. Esto le dio seguridad, puesto que la estimación era que conseguiría hacerse con una plaza en dos de las tres especialidades que le gustaban en el hospital de su León natal.

“Con la publicación de las respuestas oficiales, mejoró bastante la estimación y ahí supe que podría coger cualquiera de las tres, por lo que desde ese momento hasta la elección de plaza, solo tuve que valorar pros y contras de cada una de ellas para elegir”. Y mientras analizaba su futuro en el hospital, aprovechó los meses de vacaciones para descansar y no pensar mucho en el examen.

Una época postMIR eclipsada

Situación similar es la que vivió Daniel Vírseda en el año 2020 cuando realizó su examen MIR en el que obtuvo la mejor nota del país convirtiéndose en el número uno. “Primero notas una sensación de alivio inmensa y empiezas a realizar todos los planes que tenías pendientes. Después, empiezas a quedarte sin ideas y eso me generó una sensación de vacío“.

En su caso, las rutinas no forman parte de su vida y confiesa que “estaba deseando zafarme de los libros”, pero con el paso del tiempo y según se acercaba el momento de empezar en el hospital la cosa cambió. “Te entra agobio y culpabilidad por no actualizar conocimientos, hojear libros o hacer algo que sea ‘útil’ tal y como has aprendido en la carrera”. Describe el momento de la elección y la incorporación a la residencia como “estresante y agobiante, algo muy parecido a lo que sentías durante la preparación al examen”.


Vírseda: “Estaba deseando zafarme de los libros, pero lugo me sentí culpable por no hojearlos antes de mi incorporación a la residencia”

Parte de esas sensaciones se mezclaron en su caso con la irrupción de la pandemia, que llegó en medio de todo este proceso para Vírseda. “El confinamiento y la dificultad para hacer planes eclipsaron mi etapa postMIR. Hubo que retrasar la elección, había incertidumbre de cómo y cuándo sería. Era difícil informarse y no podías visitar las ciudades en las que quizá acababas trabajando. No lo viví con la suficiente entereza”.

Voluntariado, lectura y ejercicio para romper el vacío

Por su parte, Nerea Serra residente de primer año de Enfermería Ginecológica y Obstétrica, explica que tras hacer el EIR sentía que le sobraba el tiempo. “Había olvidado cómo hacer las cosas que siempre me habían gustado y me sentí rara sin estudiar”. En declaraciones a este periódico, afirma que ” mi zona de confort era estudiar y vivir entre libros y simulacros”. 


Serra: “Había olvidado cómo hacer las cosas que siempre me habían gustado y me sentí rara sin estudiar”

Decidió romper el vacío con “dos voluntariados, lectura y ejercicio”, pero también se dedicó a pasar tiempo con los suyos. “Tienes que sentarte con la gente que más te quiere y pensar a qué le quieres dedicar estos meses de tiempo libre. Lo mejor es hacerte una rutina, como un horario”.

Durante la espera hasta conocer la nota, la futura matrona tuvo dos fases bien diferenciadas. “Antes de meter la plantilla no paraba de llorar y me esperaba lo peor, así que intenté rodearme de mis amigos y mis padres y hacer planes. Cuando metí la plantilla me imaginé que tendría plaza, pero aún así no dejas de estar nerviosa porque es algo tan importante para ti que hasta que no lo tienes en la mano no te lo crees”.

Duelo, rabia y agotamiento, sensaciones tras la FSE

La descripción de Serra, aplicable al sentimiento de muchos candidatos tras el examen MIR, son similares a los que se viven en una etapa de duelo. Así lo explica a Redacción Médica Ana Isabel Gutiérrez, psicóloga: “Aparecerá primero la rabia contra el modelo de examen, contra los que han puesto las preguntas… Después se quedan con el tiempo en las manos, con la sensación de vacío”.

“La tensión de la prepación al examen, así como la que se vive durante el transcurso del mismo, va a provocar que los opositores tengan, durante las primeras 48 o 36 horas posteriores, una sensación de agotamiento, lo que es algo normal. Pueden sufrir incluso dolores físicos, estomacales o cefaleas. Y después de superar esto, llega el vacío. Se sienten bloqueados tras acometer una prueba cuya preparación les ha llevado a romper con su entorno y les cuesta recuperarlo”, expone.

En este sentido, la especialista recomienda llenar los días con acciones para vaciar el pensamiento y no entrar en bucle en si se va o no a conseguir plaza. Se puede “dar paseos, escuchar música, acudir a clases de natación…”. Incluso, aconseja que los opositores incluyan en esta nueva rutina actividades sociales. “Ir al gimnasio con algún amigo para retomar las relaciones presenciales” y, sobre todo, “autociudarse y dejarse mimar” hasta que llegue el momento de conocer la nota y hacer la elección de plaza.

FUENTE:https://www.redaccionmedica.com/secciones/formacion/-sindrome-de-estocolmo-tras-el-examen-mir-he-olvidado-que-me-gusta–9034