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‘Reportajes’ Category

Artículo de la periodista Tuuli Ojakangas publicado 
en la revista Tulva, de Finlandia, 4º trimestre de 2011.
MIENTRAS TANTO, EN OTRA PARTE
¿De qué cosas está hablando del movimiento de mujeres en el mundo?

En España, la violencia de los hombres puede encontrar la comprensión pública
 

¿CÓMO ERRADICAR LA VIOLENCIA MACHISTA?

Un hombre mató a su esposa con un hacha” y “un hombre asesina al padre, al hermano y al novio de su ex esposa” fueron titulares en España en primavera. Antes, otro había asesinado a su novia de 19 años de edad, embarazada de cinco meses, entre otros hechos.

En el primer semestre de 2011 en España, 31 mujeres han muerto a causa de la violencia de su esposo o ex esposo. Hechos que se producen cuando la mujer deja su relación con un hombre, enfermo de celos y desesperación. Esto sucede todos los años: se estima que 70 mujeres mueren y 40 niños quedan huérfanos. Y estas cifras no incluyen las familias o los hijos de la víctima, el suicidio de mujeres maltratadas o los casos pendientes de resolución.
En este contexto realiza su trabajo contra la violencia una experta, la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez. Según una de las pocas estadísticas públicas de la OMS, la cifra de psicólogos en el país es de 4,3 por cada cien mil habitantes, mientras que la media de la Unión Europea es de 9’5 y en Finlandia llega hasta el 47,2. Por el contrario, se calcula que las cifras de trastornos psicológicos en España son, junto con las de Gran Bretaña, las más altas de Europa.
No tenemos suficientes profesionales para prestar asistencia a las víctimas y tratar el problema”, dice Gutiérrez.
La organización Fundación Mujeres, entiende que el público en general es comprensivo con este tipo de “crímenes de honor” occidentales. Mientras que losasesinatos por honor” árabes son condenados abiertamente, en España en estos casos con frecuencia se ve al hombre como víctima cuyo honor ha sido violado. La legislación y la situación son buenas sobre el papel, pero en la vida real el cambio en las actitudes es muy lento.
En la ley aún hay deficiencias, porque los autores de la violencia son a menudo los padres de sus hijos, e incluso sus padres. Esto ya costó la vida a una niña este año, cuando, a pesar de las demandas de la madre, se permitió que el padre violento pudiera seguir viendo a su hija y finalmente la mató.
“Las víctimas de la violencia no están suficientemente protegidas. A veces, la evaluación de la peligrosidad de una persona la determina un ordenador”, dice Gutiérrez.

El mayor problema, según Gutiérrez, es la transmisión de comportamientos de una generación a otra, algo que podría evitarse atendiendo a las mujeres maltratadas y, además, a sus hijos.

La cultura machista y los roles de género han sido tradicionalmente la limitación de la que se partía. Las niñas y las mujeres son vistas como objetos que deben protegerse, que no están capacitadas para hacer muchas cosas. A esa forma de pensar se deben los golpes y el acoso sexual, que tienden a estar dirigidos específicamente contra las mujeres. Son los únicos crímenes en los que, a menudo, la víctima es vista en parte como culpable.
“No sólo se da el machismo en los hombres, sino también en las mujeres y en la sociedad“, dice Gutiérrez. 

Según Gutiérrez, hay que erradicar la educación sexista que se recuerda toda la vida, con la finalidad de que los roles tradicionales de géneros puedan mitigarse. A esta labor debe contribuir la familia, la escuela, la televisión, la publicidad y también los fabricantes de juguetes.

Mientras la sociedad encuentre algún tipo de justificación para la violencia, no será posible“. 

La violencia ha aumentado, especialmente entre los jóvenes. La sociedad está dividida entre quienes abogan por la igualdad y los que tratan de preservar la idea tradicional de la mujer como un objeto.

Tuuli Ojakangas
Publicado en la revista 21, enero 2011.
EL SEXO Y EL AMOR NO ENTIENDEN DE DISCAPACIDAD

Si a la palabra sexo le unimos la palabra discapacidad el resultado en su tabú al cuadrado. Las personas con discapacidad física o intelectual han tenido que superar muchas barreras para disfrutar de sus derechos sexuales. Aún hoy, se enfrentan a tabúes y prejuicios que limitan sus relaciones afectivas. 

Por Silvia Melero Abascal

“Pensamos que la discapacidad no tiene sexualidad y no la aceptamos, pero en realidad es connatural al ser humano”. Ana Isabel Gutiérrez, psicóloga y directora de proyectos de Rara Avis, asegura que los tabúes discapacitan más que el propio grado de discapacidad. Hace unos años, por ejemplo, era frecuente que una persona en silla de ruedas recibiera el siguiente consejo médico: “Olvídese de las relaciones sexuales”. Lo cuenta Alberto de Pinto. “Prejuzgamos sin saber sobre las capacidades de cada persona. Al ver a alguien con paraplejia se asocia a impotencia y ausencia de relaciones. Hemos tenido que superar muchas barreras y mitos”. Médico y usuario de silla de ruedas, fue pionero en poner en marcha hace casi tres décadas la Unidad de Sexualidad y Reproducción Asistida en el Hospital de Parapléjicos de Toledo. “Había una demanda. Mucha gente joven con lesión medular no encontraba respuestas a sus preguntas. Detectamos que algunos mantenían sus capacidades sexuales plenas y otros no. Nos preguntamos por qué y empezamos a investigar”. El fruto: los tratamientos para las disfunciones sexuales que han permitido una salud sexual a estos pacientes similar al resto de la población. Alberto puede afirmar que “hoy ya no es extraño que una persona parapléjica tenga vida sexual e hijos con su pareja”.


UNA PUERTA ABIERTA

Teniendo en cuenta las dificultades de desplazamiento de este colectivo, nació el programa de educación sexual Discasex, financiado por la Consejería valenciana de Bienestar Social. A través de un portal en Internet, los usuarios comparten experiencias en un foro y preguntan sus dudas a expertos. “Muchas consultas se refieren al rol de hombres y mujeres, lo que se espera de cada uno y su respuesta sexual. Al déficit de autoestima se suma la necesidad física, hay dudas sobre la ejecutoria sexual”, explica Juan José Borrás, director de Discasex. Muchas veces las parejas no se atreven a plantear sus preocupaciones y esta web les ofrece una puerta abierta. “En los hombres los problemas de erección son los más frecuentes, mientras que en las mujeres es más fuerte el impacto de la autoestima física, tienen más dificultades para encontrar pareja”. En otros casos, la ausencia de referencias hace necesario aclarar las falsas expectativas. “Hay personas con dolencias de espina bífida que nunca han conocido la sexualidad. La vía de socializarse y aproximarse no es la misma que si tienes la percepción sensorial”, puntualiza Juan José. 

Si en el terreno de la discapacidad física hoy en día el sexo está normalizado y es un tema casi resuelto, al hablar de discapacidad intelectual el panorama es más complejo, alimentado por las ideas erróneas, como que son más promiscuos o no controlan sus impulsos sexuales. Según Asunción Domingo (asociación Inclusive), excepto algún síndrome muy concreto, la mayoría tiene necesidad de relaciones afectivas y sexuales como todo el mundo, dependiendo del tipo de persona, la edad o sus circunstancias. El problema es que cuando aparecen las primeras manifestaciones sexuales en la adolescencia se reprimen y no se enseñan los hábitos adecuados. “Si se educa en valores, en la responsabilidad y el respecto, sabrán identificar situaciones y adaptar sus comportamientos al ámbito privado y al público. Cuando sus expresiones sexuales no son adecuadas no es por la discapacidad, es porque nadie se lo ha explicado”.

SILENCIO Y AUSENCIA DE INFORMACIÓN

La principal dificultad es el acceso a la orientación sexual. No todas las familias ni todas las organizaciones que trabajan con la discapacidad apuestan por la educación sexual. No todos los padres se arriesgan a que sus hijos tengan relaciones afectivo sexuales porque les faltan conocimientos y apoyo. Sandra (32 años) tiene novio desde hace un año. Le conoció en un centro especial de empleo. “Tengo síndrome de Down, pero tenga pareja como cualquier otra chica”. Reconoce que con sus padres no habla de ciertos temas y que sólo se atreve a preguntarle sus dudas a la educadora de una asociación en la que recibe información. 

PREJUICIOS

Un interesante trabajo del Instituto Universitario de Integración en la Comunidad (Universidad de Salamanca) explica que los prejuicios sobre este colectivo (como la infantilización o la deshumanización) han justificado durante años su aislamiento y la falta de educación sexual, exponiéndoles a situaciones de vulnerabilidad. El silencio y la ausencia de información adecuada tienen graves consecuencias. Entre ellas, la transmisión de enfermedades, los embarazos no deseados y, especialmente, los abusos sexuales. “La ignorancia les hace víctimas fáciles. A veces no hay violencia en el abuso, pero no pueden entender qué está pasando (en muchas ocasiones se disfraza de juego). Los agresores suelen estar cerca, son familiares o cuidadores en centros residenciales”, señala Ana Isabel. Algunos estudios señalan que el 90 % de las personas con discapacidad ha sufrido abusos sexuales, aunque sólo se ha denunciado el 3 % de ellos. Segú la psicóloga, las dificultades de las víctimas para contarlo y la tendencia de su entorno a no visibilizarlo impiden que se denuncie. “Es necesario hablar con sinceridad de estos temas, enseñarles a distinguir, a nombrar las cosas por su nombre, a decir ‘no’, en vez de fomentar una naturaleza pasiva en la que tienen que aceptar todo lo que venga de un adulto”. 

Hay una tendencia a que terceras personas hablen y piensen por ellos y es indispensable escuchar su voz, como dice Asunción Domingo. “Una de las inquietudes que más manifiestan es la de tener un espacio propio, personal, íntimo, y disfrutar de oportunidades para conocer a personas y tener relaciones. El miedo a las familias, los profesionales y las organizaciones les bloquea. Para tener relaciones afectivas sexuales completas necesitan apoyos, cómplices que les ayuden”. Es complicado si no tienen fácil el acceso a una vivienda, a la vida autónoma e independiente y a la libertad de elección. “Incluso en las propias instituciones (residencias o pisos tutelados) no hay habitaciones para parejas”. La idea de que no deben tener pareja se mantiene. 

Una de las cuestiones en la que más influye el criterio moral es el servicio de asistentes sexuales especializadas en discapacidad. En algunos países europeos existen organizaciones que ofrecen este servicio entendiendo la sexualidad como una dimensión humana que no sólo engloba la genitalidad o el coito, sino aspectos como la comunicación, la sensibilidad o las emociones, pues las necesidades afectivas son plurales. Asunción considera que es una opción muy válida. “En España hay alguna experiencia. Pienso que las personas con discapacidad tienen los mismos derechos que el resto, deberían poder elegir. Hay un exceso de sobreprotección y paternalismo, pero tener una ciudadanía plena implica correr riesgos para ejercer los derechos. Hay que asumirlo”. Para Juan José Borrás se trata de una decisión personal y familiar. “Recordemos que en muchos casos son los familiares quienes tienen que llevarlos o ayudarles y cada uno tiene sus limitaciones morales”. 

En lo que coinciden todos los especialistas es en la necesidad de trasladar la información y los conocimientos sobre sexualidad también a las familias. “Para prevenir problemas y proteger a sus hijos lo mejor es que los padres se formen y que puedan manejarse con ciertas pautas”, propone Ana Isabel. En la medida en que se vayan normalizando sus derechos sexuales, la independencia y la calidad de vida, se dejará de ver “raro” -como plantea Asunción- que, por ejemplo, acudan a centros de planificación familiar porque “el nivel intelectual o físico no determina la capacidad para amar”.

Publicado en Gente de Leganés,
tanto en su edición digital como impresa, 15.11.10.

LOS DEBERES Y PLACERES DE LOS CUIDADORES

El Colegio Público de Educación Especial Alfonso X El Sabio de Leganés acogerá en este curso escolar las II Jornadas de Familiares y Cuidadores de Niños con Pluridiscapacidad. La psicóloga Gutiérrez Salegui volverá a estar al frente.

Niños y cuidadores en el Colegio Alfonso X El Sabio de Leganés

gentedigital.es 

Entro en clase. Me sorprende el olor a incienso, velas, una música relajante y varias madres tumbadas en finas colchonetas que intentan buscar su momento del día, unos instantes para sí mismas, todo un lujo para el cuidador de un hijo que sufre algún tipo de discapacidad. Frente a ellas, Ana Isabel Gutiérrez Salegui, directora del proyecto, les ayuda a buscar el respiro que tanto necesitan. Más tarde, reparte pequeñas tabletas de chocolate, para hacerles ver la importancia de las experiencias placenteras en nuestra rutina. 

Éste será el ambiente que se respire durante las II Jornadas de Familiares y Cuidadores de Niños con Discapacidad, que se impartirán a lo largo de este curso escolar en el Colegio Público de Educación Especial Alfonso X El Sabio de Leganés. La psicóloga Gutiérrez Salegui volverá a estar al frente, acompañada de un psiquiatra y un enfermero del SUMA 112.

JORNADAS MÁS PRÁCTICAS

En esta ocasión, los talleres harán especial hincapié en la aceptación de los padres que tienen un niño con problemas, bajo un apartado que se titulará ‘Padres de un hijo enfermo aceptando el diagnóstico’. También, como novedad, las jornadas incluirán un taller práctico de primeros auxilios con muñecos. Al igual que en 2009, este proyecto formativo cuenta con el apoyo incondicional del Foro de la Discapacidad, perteneciente al Área de Discapacidad de Leganés.

A diferencia del pasado año, las clases tendrán un enfoque más avanzado y práctico, y se centrarán en aplicar técnicas individuales a cada caso que se presente. De momento, se espera la participación de unos 15 padres del centro, donde el 50% de los alumnos procede de Leganés, y el 40% de Getafe.

DISPONIBLES LAS 24 HORAS

Vuelvo a entrar en clase. Las madres me cuentan lo duro que es cuidar a sus hijos, porque deben hacerlo las 24 horas del día, y de la noche. Insisten en este aspecto, en que deben estar a su lado siempre, porque se pueden atragantar, porque quizás se caigan, porque es frecuente que sufran convulsiones. Sus vidas están dedicadas a ellos. Pero, para ser buen cuidador, también es necesario cuidarse a uno mismo.

Estas jornadas, esta escuela de padres, tiene como objetivo ayudarles en el manejo cotidiano del niño y maximizar su calidad de vida optimizando los cuidados. Y la mejor manera de conseguirlo es ofrecerles los conocimientos necesarios en lo que se refiere a la alimentación, movilidad, higiene, manejo de complicaciones como asfixias, o fisioterapia respiratoria. Otro de los propósitos es una intervención terapéutica que busca evitar la aparición del llamado ‘Síndrome del Cuidador’, y asesorarles en todos los problemas familiares o de pareja que puedan surgir. También apoyarles cuando aparezca una patología psicológica o psicosomática.

ENFERMEDADES RARAS

Las enfermedades denominadas ‘raras’ afectan a un 7% de la población madrileña. El 75% de los que sufren estas patologías son niños y, por tanto, todos los que compongan la unidad familiar estarán también afectados indirectamente por estas dolencias, aunque carezcan de diagnóstico.

De nuevo en el aula, las madres siguen narrándome su día a día. A pesar de las dificultades, sonríen y se emocionan cuando hablan de ellos y recuerdan el cariño que les brindan, aunque muchos, para ello, no puedan utilizar ni siquiera las palabras. Una sonrisa es más que suficiente.

El programa Tolerancia Cero, que dirige y presenta Marta Gómez Casas en Radio Nacional de España-Radio 5, entrevistó el 7 de abril a los psicólogos Ana Isabel Gutiérrez Salegui y Rafael Chicharro Tejada, promotores de Rara Avis, una iniciativa de apoyo y formación destinada a familiares y cuidadores de discapacitados.
En el interesante reportaje de la periodista Patricia Costa, se aborda la situación de “un colectivo cuya vida no es fácil: las familias con niños con pluridiscapacidad” y se presenta este “proyecto Rara Avis, que imparte talleres para enseñar a sus padres qué hacer en cada momento y cómo mejorar la rutina de unos enfermos que necesitan atención constante”.
El espacio completo puede escucharse en este podcast y el reportaje mencionado está a partir del minuto 31 aproximadamente:

El programa de televisión online Hola News ha elaborado un reportaje sobre la violencia de género en el que se analiza la evolución y la actualidad de este complejo problema, con las intervenciones de la abogada Consuelo Abril -presidenta de la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres-, la psicóloga Carmen Simón -de la fundación IRES-, el abogado Carlos Javier Galán, Rosa María Garriga -directora de la fundación Asistencia y Gestión Integral (AGI) en Barcelona-, Fernanda Perna -coordinadora de la Comisión de Investigación de los Malos Tratos a Mujeres- y la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez.

Ana I. Gutiérrez Salegui, con amplia experiencia en la atención de estos casos de violencia sobre la mujer, sostiene que siempre ha existido el problema y que ahora se le está prestando mayor atención. Hace alguna referencia al posible efecto contagio que pudiera existir en el tratamiento informativo del problema. Llama la atención sobre la necesidad de evitar mitos: no existen perfiles únicos de víctimas, ni en edad (hay maltrato desde la adolescencia hasta la ancianidad) ni de clase social o nivel económico. Se refiere a las particularidades de la violencia psicológica, que comporta un grave deterioro de la autoestima, lo que hace más difícil paliar las secuelas. De hecho, considera que ha habido innegables avances, que se cuenta con mejores recursos, pero que sigue existiendo déficit en la atención psicológica. En sus declaraciones también se refiere a los tipos de agresores, la mayoría agresores dependientes (que actúan por dominación machista, en un marco de dependencia emocional) y una minoría de agresores psicopáticos. Un grave problema es la transmisión intergeneracional de patrones de conducta, hecho que hay que atajar con tratamientos preventivos. Pide que haya lugares reservados en los servicios de urgencia para poder mantener entrevistas con posibles maltratadas en adecuadas condiciones. Comenta también el problema de las recaídas, de las mujeres que regresan con su agresor. Y da su opinión sobre las terapias para maltratadores y las terapias para las víctimas. 
En el video que insertamos se recoge el fragmento de la intervención de la citada psicóloga. El visionado del programa completo puede realizarse en la web de Hola News.

La periodista de RNE Patricia Costa ha publicado en su blog, Asuntos Pendientes, una entrada con la transcripción del reportaje que elaboró para el programa del que es redactora, Tolerancia Cero, sobre el acoso laboral, con la intervención de la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez Salegui:

“ME DESPIERTO AGARROTADO. VOY AL BAÑO. HAGO LAS HECES COMO AGUA. SOY MANUEL, VÍCTIMA DE MOBBING”

“Con él la relación al principio era buena, pero de golpe y porrazo cambió. No comprendía a que se debía, me descalificaba ante los compañeros, pero no le di mucha importancia porque lo hacía con muchos. Eso sí, no con todos. Lo que no sabía es que también lo estaba haciendo con nuestros superiores. Una vez envenenó a éstos, luego empezó a hacerme la vida imposible. Me mandaba cosas que no se correspondían con mi veteranía. En ocasiones rozaba la humillación. Aún así, aguanté, porque lo que pretendía era que me marchara. Lo último que hizo fue mandarme a escuchas telefónicas como castigo. Es lo que hacen cuando quieren amargar a alguien, aunque esto siempre lo negará. Se equivocó, porque yo consideraba ese trabajo importante, pero sií consiguió humillarme ante mis compañeros y seguía castigándome psicológicamente”.
Patricia Costa: Ana Isabel Gutiérrez Salegui, psicóloga experta en temas relacionados con la violencia, en este caso dentro del sistema laboral. Hablamos de mobbing y de un caso concreto, el de Manuel, uno de sus pacientes.
Ana Isabel Gutiérrez: Este es un fragmento de una de las herramientas que se utilizan en un primer momento en consulta. La persona llega con bloqueos y es difícil que sea capaz de contarte lo que le ha ocurrido. Le planteamos entonces hacer una historia de vida, que nos lo escriba. Es una forma de sacar, por un lado, sentimientos como la rabia, la ira… y, por otro lado, es una herramienta para seguir un guión de los hechos. En cambio, cuando intentan verbalizar la experiencia, se bloquean, se echan a llorar, les cuesta mucho, no son capaces de ponerle nombre a las personas que han sido protagonistas de los hechos. Hay una barrera psicológica importante. Estas palabras se corresponden con un caso relativamente complicado. Lo llevo siguiendo desde hace un año. Se llama Manuel [nombre ficticio].
P.C.: Manuel, ¿recuerdas el momento en el que escribías en este cuaderno para sacar lo que llevabas dentro?
Manuel: Sí, totalmente, y ahora hasta puedo leerlo, porque hasta hace poco no podía tocar nada de estos temas. Aun así, todavía me sigue produciendo, no rabia, sino tristeza. Si profundizo más me afloraría el odio, la ira.
P.C.: Entonces, mejor cerramos la libreta.
M.: Sí, de hecho la he rescatado hoy del fondo de un cajón, porque sufrí mucho cuando estaba escribiendo.
P.C.: Pero te ha ayudado.
M.: Bastante. Aunque me puse demasiado tarde en manos de un psicólogo. Tenía que haberlo hecho antes.

“No sé que me pasó, exploté, me dirigí a ella como un loco diciéndole, ¿qué coño sabes tú de mi vida?, y así repetidas veces. Rompí a llorar como un niño. Me repetía que no era feliz y que no tenía ganas de vivir . Asusté mucho a mi madre, me tuvo que agarrar mi hermano. Me volví loco. Mis hermanos y me madre lloraban, no dejaban de acariciarme, besarme… me preguntaban qué me pasaba. Contesté que no era feliz y que odiaba mi trabajo”.

P.C.: ¿Cómo llega Manuel?
A.I.G.: Llega con una tremenda afectación, no sólo psicológica sino somática. No podía dormir, sufría pesadillas, se despertaba agitado, daba patadas, gritaba, tenía pensamientos obsesivos y flashbacks en los que veía la cara de la persona que había provocado esta situación… Se sentía como si no controlara su conducta, echaba a andar durante horas y luego no recordaba lo que había hecho, por dónde había caminado… A nivel somático sufría trastornos de la alimentación, había desarrollado un colon irritable, vomitaba con frecuencia, perdió peso, tenía muy cargada la espalda -con contracturas- por la tensión, dolores de cabeza, taquicardias… Tocaba casi todos los aspectos físicos. Por eso fueron muchos los profesionales implicados en este proceso, un psiquiatra, una médico de cabecera… Fue su interacción la que ha conseguido sacarle mejorando este cuadro arrasador, pero los síntomas físicos tenían su origen en el cuadro psiquiátrico.
P.C.: ¿Todos estos síntomas son realmente provocados por lo que llamamos mobbing?
A.I.G.: Sí, son somatizaciones. Cuando tienes un problema psicológico y no lo sacas con un tratamiento, y no se le busca solución cuando el estrés es continuado, el cuerpo reacciona, haciendo sus llamadas de atención, con síntomas leves como una dermatitis o una erupción por nervios, hasta el más grave, como un infarto.
P.C.: ¿Se presentan cuadros más graves?
A.I.G.: Dependerá del tiempo en el que se mantenga esa situación. Si en seis meses la persona que sufre mobbing va a consulta, nos encontraremos anhedonia, que es la incapacidad para experimentar placer, disfrutar de tu vida, al margen del trabajo; un trastorno digestivo; problemas de sueño; pensamientos obsesivos… Si tarda un poco más, el paciente presentará también crisis si padece asma, colon irritable, ansiedad… Si continúa, el deterioro puede llegar a ser brutal hasta llevar al ingreso por problemas físicos o psíquicos, por un intento de suicidio, por ejemplo. La frecuencia de ideación suicida es muy alta porque piensan que no van a salir, y que quitarse de en medio es la única solución.
P.C.: ¿Qué te ocurrió?
M.: Fueron problemas laborales, me sentí humillado, traicionado, no te sientes como una persona, sino una mierda. Llegan a conseguirlo. Lo primero que hice fue ir al médico a pedirle pastillas para dormir. Vas cayendo y no te das cuenta hasta que explotas, yo lo hice ante mi familia, mis amigos… e hice cosas de las que me arrepentiré toda mi vida. Asusté mucho a mi familia. Creí que no podía salir. Llegó un momento en el que preparé todo para irme y dejarle todo a mi hijo. Sólo pido una cosa, esas personas que sientan lo más mínimo, que no duden en ir a un especialista. Puede ser demasiado tarde.
P.C.: ¿Qué te ha aportado Ana?
M.: Todo, me ha hecho salir. Entre Ana, mi hermano… Yo quería dejarlo todo, mi trabajo, sin nada a cambio, pero ellos me han enseñado que tengo que luchar. Ahora empiezo a reír -también me enseñaron a llorar, lo recomiendo-, soy más sociable, antes tenía miedo a salir de casa, me encerraba…
P.C.: Antes de esta experiencia, ¿qué significaba el trabajo en tu vida?
M.: Era todo para mí, incluso perdí mi matrimonio porque era un trabajo sin horarios y resultaba muy difícil mantener una relación.
P.C.: Era más importante de lo normal.
M.: Sí, porque fueron 20 años de carrera, una vida. Entré muy jovencito. Había conseguido una de mis metas, llegar a desempeñar aquella función, llevaba 10 años ejerciéndola. Me quedaba un pequeño paso en mis metas. Ahora no quiero saber nada, se acabó, con todo mi dolor, y sé que podría haber aportado mucho a la empresa y a la sociedad. Lo peor es que esto le pase a más gente y nadie haga nada. Hay gente que viene de abajo, sin padrinos, pero en el momento en el que hay un problema, está solo.
P.C.: ¿Cuáles son las características comunes de una víctima de mobbing?
A.I.G.: No todo el mundo es igual de vulnerable al mobbing. Las personas sensibles son las que empiezan a ver minada su salud, su autoestima. Son personas honradas, con un elevado sentido de la justicia…
P.C.: ¿Existe un perfil?
A.I.G.: Cualquier dato es aventurado, no hay información suficiente, y se confunden aspectos, como el acoso sexual con el mobbying, cuando el acoso puede ser un componente del segundo. En determinadas ’empresas’ tampoco podemos investigar, y estoy segura que si en otras muchas pasamos un test, la gente va a mentir porque pensará que es una investigación interna.
“Hoy me despierto a las nueve. Me noto el cuerpo agarrotado, con molestias en el cuello. No me apetece levantarme. Me viene a la cabeza que el próximo viernes debería presentarme en el trabajo. Otra vez mi cabeza dando vueltas, oigo y pienso las cosas como si no fuera yo. Se me encoje el estómago, voy al baño. Hago las heces como agua, a la vez que me dan arcadas continuas. Pensé que me ahogaba, me noto alta la taquicardia. Intento dar vueltas por casa, respirando profundamente. Me tomo una pastilla para la taquicardia y decido irme al gimnasio. Me veo incapaz de salir de esta mierda, me siento encerrado. Yo sólo quiero ser como antes, volver a ser responsable, tener alguna ilusión. No comprendo que me está pasando”.
P.C.: ¿Cómo ha sido su evolución?
A.I.G.: Ha sido una evolución con altibajos. No podemos crear una burbuja, aparecen elementos externos. La salida no es absolutamente hacia arriba. Ha tenido momentos críticos, pero también golpes de mejoría. Ahora le queda un poco de sintomatología psíquica, social… después de un año de terapia constante.
P.C.: ¿Cuánto tiempo se necesita para una total recuperación?
A.I.G.: Un promedio de dos años, hasta el alta definitiva, porque llegan muy tarde, en un estado muy deteriorado. El primer año la intervención se hace con una o dos sesiones a la semana, el segundo año una cada quince días, cada tres semanas…
P.C.: ¿Conoce la gente el verdadero significado de la palabra mobbing?
A.I.G.: No y al principio se piensa que son tonterías, el grupo cercano cree que es cuento, que está fingiendo, que quiere una indemnización, una baja, vivir de la pensión… La gente no conoce el alcance del mobbying.
P.C.: Y tú, Manuel, ¿lo conocías?
M.: Sabía de que iba, pero creo que es bastante desconocido.
P.C.: ¿Pasa mucho tiempo hasta que te das cuenta?
M.: No, es que no te das cuenta hasta que lo vas viviendo. Sabes que se están portando mal contigo, pero le pones incluso excusas a esa gente. Hasta que te afecta en todos los sentidos de tu vida.
P.C.: ¿Hablas con tu familia, tus amigos?
M.: No, te encierras. Empecé a manifestarlo cuando exploté, cuando era tarde.
P.C.: ¿Qué temías en ese momento?
M.: No era temor, era como me sentía, humillado. Me menospreciaba a mí mismo, era un zombi ambulante cuando iba por las oficinas, me iba al baño a vomitar, me sentía observado y no lo aceptas, y no comprendes qué te está pasando ni el porqué de esas actitudes hacia tí. Si esas personas dieran la cara y te dijesen “no vales para nada”, pero no, actúan haciendo daño.
“Si el psiquiatra quiere que me enfrente para ir superándolo, lo hare, pero lo hare con ellos, sobre todo con él. No tengo problema alguno, esta vez no me van a pisar, ni humillar. No van a ver al obediente, gilipollas de siempre, al sumiso, al enfermito de mierda actual…Van a ver a otro, que les va a decir a la cara lo que piensa de ellos, que no hacen nada ante tanto hijo de puta como hay, tratando a las personas como mierda, a su libre antojo…”.
A.I.G.: Este párrafo es una expresión de la rabia, una de las etapas de la terapia. El mobbing genera mucha rabia y no estamos preparados para sacarla, canalizarla. Explotas con la gente que quieres, el siguiente paso es hacerlo con desconocidos, y esto repercute en el cuadro, porque se sienten muy culpables. Entran en una espiral de rabia, violencia hacia los demás, más rabia… Si no se saca la rabia es muy difícil empezar a trabajar 
P.C.: No hemos hablado de los juicios. ¿Cuándo puede enfrentarse la víctima al proceso judicial?
A.I.G.: Llegan siempre con sensación de injusticia. Pero en un momento inicial no es recomendable iniciar un proceso, porque es revivir todo y puede llevar a una recaída. Y por supuesto, hay que hacerlo con el apoyo de la familia.
P.C.: ¿Cómo has evolucionado?
M.: Ando un poco perdido todavía, pero la evolución ha sido abismal en todos los sentidos. La gente me dice que he mejorado físicamente, que me ha cambiado la voz… Antes no quería relacionarme, ahora lo intento, aunque tengo mis momentos… Me pasa lo más mínimo y me encierro…
P.C.: ¿Ni siquiera te relacionabas con las personas más cercanas?
M.: Al revés, la gente que más quería me molestaba más.
P.C.: ¿Dicen que de algo malo siempre se saca algo bueno?
M.: Sí. Puedes decir, esto no es como me lo hacía pintar esa gente, aprendes a valorarte, a decir sí cuando tienes que decir sí, no cuando tienes que decir no… Mi obsesión es que esto no le ocurra a más gente, aunque sea inevitable. Si este testimonio le vale a alguna persona, me siento satisfecho. Además, te hace ser más fuerte, ya sé como actuar en una situación similar.
P.C.: ¿Cómo vives ahora?
M.: Tengo mayoritariamente días buenos, sé que puedo hacer muchas cosas que antes no podía, mi relación con mis hijos y familia es mejor y voy poco a poco. Todavía me siento ligado a esa empresa. Me duele porque estaba muy volcado, pero no quiero saber nada. No podría volver, lo tengo claro. Ahora no soportaría a ningún jefe, y si algún día lo tuviera, tiene que ser inteligente, que no listo, y con amplio sentido de la justicia. No quiero sentirme obligado a nada, sentirme observado… son secuelas que me han quedado… no lo tengo superado.
P.C.: ¿Qué significa ahora el trabajo para ti?
M.: Una cosa muy importante que todos debemos tener y hacerlo lo mejor posible. Ahora me siento realizado si ayudo a los demás y me llena a mí.
P.C.: ¿Has pensado en dedicarte a algo totalmente diferente?
M.: Totalmente.
P.C.: Eres joven, puedes formarte.
M.: Sí, de hecho estuve dando clases a emigrantes, de castellano, como terapia, de forma desinteresada. Me encantó.
P.C.: De momento, el tratamiento continúa.
A.I.G.: La última etapa de la terapia es conseguir que desarrolle alguna otra habilidad, un interés por algún área, y acabe trabajando en ella, pero que el trabajo no sea tomado como algo ‘alimenticio’ sino que lo primordial sea que te dé satisfacciones. Falta que decida qué quiere hacer y preparanos para esa nueva etapa.Está casi en fase de salida. Queda poco en el área social y que deje de estar perdido, encaminarlo a que desarrolle esa nueva tarea.
P.C.: Manuel, mucho ánimo.
M.: Gracias. Quisiera repetir, decirle a todas las personas que estén en mi situación que no duden, que en los primeros síntomas, cuando no puedan dormir, acudan a profesionales, a la familia… que no tengan reparo, ni vergüenza. 

“Salgo de casa. Cojo un autobús para ir a la consulta. Pasa por el edificio donde trabajaba. Cuando noto que me acerco se me encoje el estómago y me aumenta la sensación de mareo y angustia. Me suben las palpitaciones, cierro los ojos, trato de no pensar, cuento hacia delante, hacia atrás, para evitar los recuerdos, y ponerme nervioso. Pero me encojo en el asiento. Cuando ya he pasado trato de tranquilizarme con respiraciones profundas, pero no puedo evitar sentirme mal y muy abatido. Llego a Madrid, me pongo a andar, voy flotando y con angustia, como perdido. Siento molestias en la cabeza, en el cuello, en la espalda, estoy tenso. Deambulando me meto en el interior de una iglesia, allí rompo a llorar”.
El programa Tolerencia Cero de Radio Nacional de España-Radio 5 dedicó el pasado 7 de mayo su emisión al acoso laboral. 
El espacio comenzó con un magnífico reportaje de Patricia Costa sobre el caso real de Manuel, con la intervención de su  psicóloga, Ana Isabel Gutiérrez Salegui. El afectado cuenta su terrible experiencia y Ana describe, a partir de este caso, los síntomas psicológicos y somáticos que puede provocar el acoso y cuál ha sido el camino terapéutico recorrido  hasta superar esta situación.
Posteriormente, a partir del reportaje introductorio, la mesa del programa contó con los testimonios de dos trabajadores que han sufrido mobbing, de Alfredo Sánchez -Secretario General del sindicato de CGT-, de Silvia Carretero -abogada especializada en acoso laboral-, de  Jordi Garrido -profesor en la Universidad Autónoma de Barcelona y especialista en este tema- y de Ramón Gimeno Lahoz -magistrado del Juzgado Social número 5 de Santander-.
El reportaje completo puede escucharse en este podcast:

El informativo Teleberri de Euskal Telebista (ETB-2) dedicó un reportaje al Curso La enfermería ante la violencia de género, organizado por la Escuela de Ciencias de la Salud de la Organización Colegial de Enfermería, centro adscrito a la Universidad Complutense de Madrid. La acción formativa, con una duración de cuarenta horas, fue impartida en el Colegio de Enfermería de Vizcaya en noviembre de 2007 por la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez Salegui.

Publicado en Deia, 14.11.07

La violencia de género desde la óptica médica
MALTRATADAS EN LA SALA DE URGENCIAS
El Colegio de Enfermería de Bizkaia ha puesto en marcha un curso a través del cual los profesionales de este sector aprenden a intervenir de manera adecuada cuando tienen delante una supuesta víctima de violencia de género.
Texto: Leire Gondra. Fotos: Zigor Alkorta y Asier Bastida.
Es casi medianoche. La chica del mostrador de urgencias levanta la vista de sus papeles y se la encuentra cara a cara. Apenas tiene 30 años, la cara desencajada y se abraza a sí misma, temblorosa. Le duelen las costillas. Los riñones. Le duele todo. Viene con su novio que no se separa de ella. Se pega a su nuca, a su espalda, a su vida y no quiere que ella se vaya sola con la enfermera, que le mira con desconfianza. Acaba de darle una paliza a la mujer a la que dice querer; pero nadie, nunca, tiene por qué saberlo…
Podría ser el comienzo de una novela, pero es una escena que se repite demasiado: una mujer víctima de la violencia de género que acude a los servicios sanitarios tras sufrir una agresión. Y es precisamente el personal de enfermería quien toma contacto en primer lugar con ella. Por eso, estos días un centenar de enfermeros y enfermeras están asistiendo al curso “Actuación de la Enfermería ante la Violencia de Género” organizado por el Colegio de Enfermería de Bizkaia. El objetivo de este curso es sensibilizar e informar a estos profesionales acerca de la violencia de género y de lo que puede hacer la enfermería en cuanto a prevención de este tipo de agresiones, detección precoz y modo de intervenir en caso de atender a una posible víctima. Es decir, cómo comunicarse con ella, cómo derivarle correctamente, etc. “Cada vez nos toca atender más patologías de este tipo. Nuestra obligación como profesionales es colaborar en la medida de nuestras posibilidades”, explica Mará José García, presidenta del Colegio de Enfermería de Bizkaia.
Muchas veces las víctimas de la violencia de género acceden a la asistencia sanitaria a través de los servicios de urgencias de los centros. “En estos casos la agredida llega con signos externos importantes, como fracturas, hematomas, hemorragias nasales o de oído. A veces es el propio maltratador el que la lleva, pero este mismo señor no te deja actuar. Cuando intentas dejarle en la sala de espera te dice ‘oiga, que ella no se va a saber explicar, está nerviosa’, explica García. En otros casos, la víctima de las agresiones acude una y otra vez a los servicios de atención primaria. Hoy va a tomarse la tensión, mañana porque le duele la tripa, pasado porque no se encuentra bien… “No es capaz de decir cuál es su necesidad pero está demandando ayuda. Está diciendo subliminalmente: ‘a ver si eres capaz de detectar lo que me pasa’ “, afirma García.
Hoy día, un 85 % de los profesionales de enfermería son mujeres, lo que hace de éste un colectivo especialmente sensible a estas situaciones. “Cuando estás delante de un caso de estos sientes rabia como mujer e impotencia. Luego debes tener el suficiente coraje y capacidad para hacerle entender a esa persona qeu tiene profesionales para evitar que eso vuelva a suceder”, concluye.
La psicóloga Ana Isabel Gutiérrez es colaboradora de la Asociación de Mujeres Maltratadas 8 de marzo y coautora del “Protocolo de actuación de enfermería de violencia de género”. Ella es la encargada de impartir este curso. “Lo importante sería que estuviéramos capacitados para atender estos casos todos los trabajadores sanitarios”, explica, pero reconoce que la enfermería “tiene más fácil el acercamiento a la víctima. Son mujeres en su mayoría, y es más fácil que la mujer confíe en otra mujer”.
Así, cuando un enfermero o enfermera se encuentra con una supuesta víctima de maltrato, lo primero que debe hacer es encontrar un lugar tranquilo en el que se sienta segura para poder hablar. Es importante que perciba que quieren ayudarle, y se le explicará qué recursos tiene para escapar de esa situación de maltrato, pero sin obligarle, sin asustarle, de manera que sea ella misma la que decida. Después lo adecuado es que, una vez detectado el maltrato, se derive a la paciente a psicología.
Gutiérrez destaca el hecho de que muchas de estas mujeres poseen una dependencia emocional y a veces económica de su maltratador, lo que hace que vuelvan con él. “Hay que saber qué proceso hay detrás de esa mujer y no culparla de lo que está sucediendo”. Y es que, tal y como explica Gutiérrez, existe el denominado “Síndrome de Estocolmo doméstico”, que sufre el 27 % de las mujeres maltratadas y que tiene el mismo cuadro psiquiátrico que padecen los prisioneros de guerra o las víctimas de un secuestro. “La persona queda anulada psicológicamente y llega a pensar que ella tiene la culpa de lo que le pasa, justifica al maltratador y le defiende”, concluye.
Publicado en El Adelanto, 10.05.05

PRESENTACIÓN DE LAS III JORNADAS DE TRASTORNOS ALIMENTARIOS


EL 10 % DE LOS AFECTADOS POR ANOREXIA O BULIMIA PUEDE MORIR
  • Uno de cada 10 adolescentes y jóvenes padece estos problemas
  • La asociación exige una unidad de tratamiento específica

O. Prieto. Salamanca

Los trastornos de la alimentación constituyen la tercera causa de muerte entre los adolescentes y jóvenes, por detrás de los accidentes y del consumo de drogas. Además, se situan en el primer lugar de las enfermedades mentales con más riesgo de mortalidad, por delante, incluso, de la depresión. La psicóloga Ana Gutiérrez expuso ayer así la gravedad de estas patologías, que pueden llegar a afectar a uno de cada diez niños.

“El 30 % de los pacientes va a cronificar el trastorno y, de ellos, el 10 % está en riesgo de fallecer”, indicó la especialista, que colabora con la Asociación de Afectados por Trastornos Alimentarios de Salamanca (ASTRA), y que señaló que el fallo cardiaco y el suicidio son los principales motivos por los que se producen estas muertes. 

Para llamar la atención sobre la importancia de estas enfermedades, principalmente la anorexia y la bulimia, la agrupación ha organizado los días 13 y 14 en el Colegio de Enfermería una nueva edición de sus jornadas regionales, durante las que las familias exigirán de nuevo que se proporcione a los afectados una asistencia integral, que hoy es “deficitaria”. 

A este respecto, la presidenta de ASTRA, María Rosa García Vale, expuso “el dolor tan intenso que sufren los familiares y los enfermos” cuando un hogar “de paz y tranquilidad se convierte en un infierno, y surge la sensación de impotencia, de caos, de sentirte incomprendido y perdido, porque ves que tu hijo se muere y no puedes hacer nada”. 

Por ello, la asociación demanda desde hace año a la Administración “una atención sanitaria integral subvencionada por el sistema público de salud”, en la que consideran fundamental la creación de una unidad específica de diagnóstico y tratamiento -espera “que este año sea una realidad en Salamanca”- “con una cantidad adecuada de profesionales especializados y protocolos de actuación”. 

Asimismo, la psicóloga y la presidenta de la entidad pidieron un hospital de día para el tratamiento ambulatorio de los enfermos, y lamentaron que la falta de formación esté generando que algunos médicos “no quieran atender estos casos”. 

Por su parte, la presidenta del Colegio de Enfermería, Carmen Sánchez Macarro, explicó que hoy comenzará un curso dirigido a enfermeros, paralelo a las jornadas, durante las que también se realizará un taller de comunicación entre padres e hijos, y que será impartido por los prestigiosos profesores del Instituto de la Conducta Alimentaria de Cataluña.

+ DATOS
SIGNOS DE ALERTA
  • Los especialistas están comenzando a recibir afectados de hasta 9 años, en los que las secuelas pueden ser “muy graves”. Entre los signos que puedan hacer sospechar la existencia de un trastorno alimentario, Ana Gutiérrez destaca la pérdida de peso en el caso de la anorexia y los “atracones” a escondidas en la bulimia.
  • “Les cambia el carácter, se vuelven contestones y más aislados; hacen cosas con la comida, como cortarla en trocitos o rasparla; tienen frío constante, sobre todo en las manos y los pies, y comienzan a poner excusas para evitar actos sociales relacionados con la comida”, añade la especialista.

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