Artículo de la periodista Tuuli Ojakangas publicado 
en la revista Tulva, de Finlandia, 4º trimestre de 2011.
MIENTRAS TANTO, EN OTRA PARTE
¿De qué cosas está hablando del movimiento de mujeres en el mundo?

En España, la violencia de los hombres puede encontrar la comprensión pública
 

¿CÓMO ERRADICAR LA VIOLENCIA MACHISTA?

Un hombre mató a su esposa con un hacha” y “un hombre asesina al padre, al hermano y al novio de su ex esposa” fueron titulares en España en primavera. Antes, otro había asesinado a su novia de 19 años de edad, embarazada de cinco meses, entre otros hechos.

En el primer semestre de 2011 en España, 31 mujeres han muerto a causa de la violencia de su esposo o ex esposo. Hechos que se producen cuando la mujer deja su relación con un hombre, enfermo de celos y desesperación. Esto sucede todos los años: se estima que 70 mujeres mueren y 40 niños quedan huérfanos. Y estas cifras no incluyen las familias o los hijos de la víctima, el suicidio de mujeres maltratadas o los casos pendientes de resolución.
En este contexto realiza su trabajo contra la violencia una experta, la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez. Según una de las pocas estadísticas públicas de la OMS, la cifra de psicólogos en el país es de 4,3 por cada cien mil habitantes, mientras que la media de la Unión Europea es de 9’5 y en Finlandia llega hasta el 47,2. Por el contrario, se calcula que las cifras de trastornos psicológicos en España son, junto con las de Gran Bretaña, las más altas de Europa.
No tenemos suficientes profesionales para prestar asistencia a las víctimas y tratar el problema”, dice Gutiérrez.
La organización Fundación Mujeres, entiende que el público en general es comprensivo con este tipo de “crímenes de honor” occidentales. Mientras que losasesinatos por honor” árabes son condenados abiertamente, en España en estos casos con frecuencia se ve al hombre como víctima cuyo honor ha sido violado. La legislación y la situación son buenas sobre el papel, pero en la vida real el cambio en las actitudes es muy lento.
En la ley aún hay deficiencias, porque los autores de la violencia son a menudo los padres de sus hijos, e incluso sus padres. Esto ya costó la vida a una niña este año, cuando, a pesar de las demandas de la madre, se permitió que el padre violento pudiera seguir viendo a su hija y finalmente la mató.
“Las víctimas de la violencia no están suficientemente protegidas. A veces, la evaluación de la peligrosidad de una persona la determina un ordenador”, dice Gutiérrez.

El mayor problema, según Gutiérrez, es la transmisión de comportamientos de una generación a otra, algo que podría evitarse atendiendo a las mujeres maltratadas y, además, a sus hijos.

La cultura machista y los roles de género han sido tradicionalmente la limitación de la que se partía. Las niñas y las mujeres son vistas como objetos que deben protegerse, que no están capacitadas para hacer muchas cosas. A esa forma de pensar se deben los golpes y el acoso sexual, que tienden a estar dirigidos específicamente contra las mujeres. Son los únicos crímenes en los que, a menudo, la víctima es vista en parte como culpable.
“No sólo se da el machismo en los hombres, sino también en las mujeres y en la sociedad“, dice Gutiérrez. 

Según Gutiérrez, hay que erradicar la educación sexista que se recuerda toda la vida, con la finalidad de que los roles tradicionales de géneros puedan mitigarse. A esta labor debe contribuir la familia, la escuela, la televisión, la publicidad y también los fabricantes de juguetes.

Mientras la sociedad encuentre algún tipo de justificación para la violencia, no será posible“. 

La violencia ha aumentado, especialmente entre los jóvenes. La sociedad está dividida entre quienes abogan por la igualdad y los que tratan de preservar la idea tradicional de la mujer como un objeto.

Tuuli Ojakangas