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‘Gabriel Cruz’

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La autora confesa de la muerte de Gabriel Cruz apareció este lunes con una imagen renovada. “Busca aparentar que le podría pasar a cualquiera”

La imagen que el público en general tiene de Ana Julia Quezada, la autora confesa de la muerte del pequeño Gabriel Cruz, es la que daba cuando aparecía en el teatro que montó durante las batidas de búsqueda del niño. Gafas, pelo rizado, chándal, bufanda, la sudadera roja con capucha que llevaba cuando la detuvieron y la camiseta con la cara de Gabriel con la que se retrataba en los medios es lo que todos vieron. Sin embargo, la Ana Julia que ha entrado este lunes en la Audiencia Provincial de Almería es otra, mucho más dulce.

Pocos minutos antes de las 9:00 de la mañana, la autora confesa era bajada del furgón de la Policía Nacional y lucía un pelo alisado, iba ataviada con una americana, pantalones claros, una camiseta blanca y unas zapatillas nuevas, azules. Iba como iría cualquier persona normal. Es puro marketing pero, ¿de dónde ha sacado la ropa? ¿quién le alisó el pelo? ¿qué busca comunicar con esta nueva imagen?.

Según ha podido saber EL ESPAÑOL, después de que Ana Julia fuera detenida, el padre del pequeño Gabriel, Ángel Cruz, decidió deshacerse de todo aquello que le recordara a la que fue su pareja hasta que mató a su hijo. Ángel cogió toda su ropa y se la entregó a las autoridades. Poco después, como ningún familiar de Ana Julia se hacía cargo de esas pertenencias, la Guardia Civil le llevó a la autora confesa numerosas bolsas con su ropa a la prisión de El Acebuche donde está encarcelada.

Llegada de Ana Julia a la Audiencia Provincial de Almería

Por ello, Ana Julia cuenta con un fondo de armario mucho más extenso que la media de internas del centro penitenciario y que guarda en un almacén que la prisión tiene habilitado para los enseres personales de los presos. Lo más probable es que sea de entre esa ropa de donde ha rescatado esta nueva imagen.

También cabe la posibilidad de que se la hubiera prestado otra presa, pero es menos probable. Fuentes penitenciarias han confirmado a este diario que ella sigue en el llamado régimen 75.2, por el cual se mantiene aislada la mayor parte del tiempo y su mayor contacto es una presa de confianza que tiene asignada.

Cuando Ana Julia ingresó en prisión, a mediados de marzo de 2018, se oía por los pasillos “¡Ya te pillaré!”, “¡Te voy a matar!”. Fue el recibimiento de las otras presas. “El centro tomó medidas por precaución”, relatan fuentes penitenciarias. “Hasta para bajar al patio lo tiene que hacer sola, aunque hay muchas veces que ni sale y se queda en la celda”, añaden.

Ana Julia, durante la búsqueda de Gabriel.

Ana Julia, durante la búsqueda de Gabriel.
Las mismas fuentes relatan que el alisado del pelo se lo hizo otra presa este domingo por la tarde en la peluquería del centro penitenciario. Esa presa ejerce de peluquera aunque no tiene por qué ser profesional de ello sino que, en las prisiones, la de peluquería es una de las labores que se reparten entre los internos. De todas formas, no se trata de nada fuera de lo común. Es muy habitual entre los presos este tipo de comportamientos, “para los juicios siempre se maquean”, comentan las fuentes.

Imagen acorde a la estrategia
Para la psicóloga forense y miembro de la asociación Clara Campoamor Ana Isabel Gutiérrez Salegui, esta nueva imagen no sólo consiste en aparentar normalidad, sino que responde a la estrategia de la defensa. Los abogados de Ana Julia, Esteban Hernández Thiel y Beatriz Gámez, quieren demostrar que la mujer asesinó a Gabriel sin premeditación, como si fuera un ataque de rabia. En ese tipo de detalles está la diferencia entre los tres años de cárcel que pide la defensa y la prisión permanente revisable que pide la acusación.

“Ana Julia está buscando generar cierta empatía. Necesita que se identifiquen con ella. La mayoría de las personas se consideran a sí mismos gente de bien y tiene que transmitir una imagen pulcra, para que se piense que le puede pasar a cualquiera”, comenta Guitérrez Salegui. “No está usando el mira cómo estoy sufriendo porque no la van a creer. Pero todo lo que usa es muy anodino, no llama la atención, va como una persona cualquiera iría al trabajo”, añade.

“Si hubiera querido usar la estrategia de aparentar que está loca, habría ido en chándal y con ojeras. Pero estamos en la de yo era normal y el chico me sacó de mis casillas”, asegura la psicóloga.

Ana Julia, durante el juicio en la Audiencia Provincial de Almería.

Ana Julia, durante el juicio en la Audiencia Provincial de Almería.
EFE

-¿Y por qué antes daba otra sensación?

– Es una imagen más cuidada y amable. En cuanto antes, las personas con rasgos psicopáticos, y todo apunta a que ella los tiene, tienden a mimetizarse en base a sus necesidades. En la búsqueda tenía una imagen compungida y ahora le interesa generar empatía, transmitir que no es tan mala.

Y en cuanto a la comunicación no verbal que ha mostrado durante el juicio, Gutiérrez Salegui, que tiene experiencia en numerosos casos y ha analizado en profundidad este, lo tiene claro: Ana Julia está actuando. “No se trata sólo de que me pongo, de cómo me visto, sino también de lo que intento impostar. Me da la sensación de que está haciendo un ejercicio de equilibrio dentro del equilibrio. Está actuando como cree que actuaría una persona normal que sin querer se vio en una así. Eso que hace de echarse a llorar y luego estar normal intenta comunicar la imagen de una persona normal que está aturdida por lo que está viviendo”, añade.

Finalmente, este lunes, Ana Julia no declaró en el juicio que se celebra contra ella en la Audiencia Provincial de Almería. Lo tendrá que hacer, por lo tanto, este martes. Se trata del mismo día en el que está previsto que declaren los padres de Gabriel, Ángel y Patricia. Sin embargo, los tres no coincidirán ya que al declarar como testigos, Ana Julia tendrá que abandonar la sala.

FUENTE:https://www.elespanol.com/reportajes/20190909/operacion-dulce-ana-julia-peinada-presa-gabriel/427958213_0.amp.html

A una semana de sentarse en el banquillo de los acusados, reclusas ‘sombra’ protegen la vida de la autora confesa de la muerte de un niño de ocho años.

En mitad del silencio de la madrugada, durante alguna de las rondas nocturnas de supervisión, la funcionaria de la cárcel de Almería suele detenerse a echar un vistazo al interior de la celda de Ana Julia Quezada. Quiere ver si todo está en orden al otro lado de esa pesada plancha de hierro que hace de puerta y que las separa. La empleada de la prisión corre la mirilla que tiene a la altura de los ojos y pregunta: ¿todo bien ahí dentro? Si está despierta porque la ha escuchado llegar, María, la presa ‘sombra’ que en las últimas semanas cuida de la autora confesa de la muerte violenta de Gabriel Cruz, responde: “Todo bien, señora”.

María (nombre distinto al de la verdadera presa) es una de las varias reclusas que en los últimos 534 días se han relevado para evitar que Ana Julia Quezada, dominicana de 45 años, se quite la vida dentro de la cárcel, como ya pareció intentar al realizarse leves cortes en los brazos con una cuchilla hace ocho meses. Ocurrió la pasada Nochevieja. Había ingresado poco antes en el módulo de aislamiento tras una fuerte discusión con otra reclusa.

ción Civil buscaron a Gabriel Cruz por el cabo de Gata durante 13 días. El domingo 11 de marzo, Ana Julia Quezada lo desenterró y lo introdujo envuelto en una manta en el interior del maletero de su coche, un Nissan Pixo de color gris. Mientras lo hacía, insultaba a su víctima.

La Guardia Civil la detuvo cuando intentaba introducir el vehículo en el garaje del edificio en el que su novio tenía una casa en La Puebla de Vícar, a 80 kilómetros de donde mató al menor. Los investigadores habían instalado micros en el coche. Durante el trayecto, en otras frases, dijo: “A ver qué hago ahora con este”

Durante los 13 de días de búsqueda Ana Julia Quezada mostró esa misma frialdad que ahora narran las funcionarias que tratan con ella. Los investigadores de la Guardia Civil piensan que llegó a dejar una camiseta seca de Gabriel en una zona de monte próxima a la casa de un antiguo novio para intentar que las sospechas recayeran sobre él.

Cuando aún no había aparecido el cadáver Ana Julia Quezada participó en una entrevista en la radio pública gallega. Entre sollozos, dijo: “Estamos destrozados. Ya no sabemos qué hacer. Nos estamos volviendo locos”. En aquella entrevista llegó a hablar sobre el menor en pasado, para luego corregir. “Era un niño muy responsable… es un niño muy responsable”.

“Sentía celos” del niño

Ana Gutiérrez Salegui, psicóloga forense del Instituto de Probática e Investigación Criminal, ha analizado el perfil psicológico de la acusada. En conversación telefónica con EL ESPAÑOL explica que Ana Julia Quezada “tiene una mente fría y calculadora” y que durante los 13 días de búsqueda del niño “no mostró ni un atisbo de remordimiento”.

“Estamos ante una persona muy narcisista, con necesidad de protagonismo, de ahí esa carta al padre a través de Telecinco y no directamente a él o su intervención en la radio gallega”. Gutiérrez Salegui añade que, a su juicio, “Ana Julia veía a Gabriel como un estorbo en su relación con Ángel” y que “sentía celos” hacia el menor “por robo de atención”.

El lunes 9 de septiembre un furgón de la Guardia Civil recogerá a primera hora de la mañana a Ana Julia Quezada de la cárcel de Almería para trasladarla hasta la Audiencia provincial. Se despedirá de María, su presa ‘sombra’, se vestirá y desayunará. Será la primera en declarar en sede judicial. El martes 10 lo harán Ángel Cruz y Patricia Ramírez, padres de la víctima. Las seis sesiones posteriores servirán para escuchar a guardias civiles, un policía local de Níjar o a los forenses.

Casa en Las Hortichuelas (Níjar, Almería) de la abuela paterna de Gabriel Cruz.AL

El juicio estará presidido por la magistrada Alejandra Dodero. La dureza del contenido de algunas de las pruebas que se expondrán en la sala obligarán a la reserva de algunas imágenes y audios. La vista contará con señal institucional que permitirá a los medios de comunicación seguir su desarrollo desde una sala. Es previsible que algunos fragmentos se vean solo a puerta cerrada con la intención de proteger tanto al propio menor fallecido como la intimidad de sus padres.

La Asociación Profesional de la Magistratura (APM), la Asociación Judicial Francisco de Vitoria (AJFV) y Juezas y Jueces para la Democracia (JJpD) hicieron público un comunicado este pasado lunes en el que pedían “un tratamiento informativo responsable”.

La noche previa a que dicho furgón de la Guardia Civil conduzca a Ana Julia Quezada hasta el banquillo de los acusados, una funcionaria volverá a hacer de madrugada una ronda de supervisión en la prisión El Acebuche. Quizás esa noche volverá a correr la mirilla de la celda donde en ese momento descansará la acusada, preguntará si todo está bien y esperará la respuesta de María, la presa ‘sombra’ que ha ayudado a que la autora confesa de la muerte de Gabriel Cruz siga con vida a una semana del juicio

FUENTE:https://www.elespanol.com/reportajes/20190831/ana-julia-juicio-gabriel-presas-suicidio-asesinato/425458367_0.amp.html

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