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‘Igualdad’ Category

Publicado originalmente en JUPSIN

YO, TU, ELLA, NOSOTRAS, VOSOTRAS….ELLAS. 

MUJERES ANTE LOS DELITOS SEXUALES

No estás segura de cuando fue, eras muy pequeña, cinco o seis años, como otras veces corriste detrás de la pelota y al levantar la cabeza estaba allí, tras el seto del parque, tenía algo en la mano y gemía como si se ahogara, no sabías interpretar qué estaba haciendo, pero te quedaste paralizada, algo en ese hombre te dio miedo. Gritaste llamando a papá y en ese momento él salió huyendo.

Seis años después ni siquiera recordabas ese día. Estrenabas sujetador y adolescencia a la vez. Camino del colegio escuchaste un silbido – “te la metía hasta el fondo”-. Te giraste asustada para ver la cara de un señor, como tu padre, de su misma edad, que te miraba con ojos babosos y te hacía gestos obscenos. Volviste a sentir miedo. Tambien sentiste asco.

No había pasado ni un año cuando te dieron permiso por primera para ir a esa fiesta en la casa de una amiga, iba a ir el chico que te gustaba y lo que más os emocionaba era que no habría padres, ni adultos y por fin podríais hacer cosas “de mayores”. Habíais escondido unas botellas de ron en el armario en un descuido de sus padres, os la había comprado su hermana mayor, cómplice necesaria para esa “travesura”. 
Esa noche, bebiste por primera vez, estabas muy mareada y cuando él te llevó hacía una de las habitaciones no sabías muy bien que decirle, querías estar con él, pero sólo querías que te besara.  Cuando metió sus manos bajo tu camiseta y te resististe te dijo “si no quieres me enrollo con otra”. No sabías que hacer, tú no querías eso pero él te gustaba mucho. Te dio otra copa. Para cuando metió las manos bajo tu falda ya estabas demasiado borracha como saber que estaba ocurriendo.
Al día siguiente te sentías fatal, vacía, sucia, tú  solo querías que te besara, no deberías haber entrado en la habitación con él, por primera vez te sentiste culpable.

No volviste a salir con esos chicos. Te daba vergüenza. Es posible que ni siquiera él fuera consciente de que se había aprovechado de tu estado. Y a ti nadie te había explicado lo que era una agresión sexual, pensabas que era lo que salía en las películas…pues eso…un desconocido que te asalta en una calle oscura, te tapa la boca, te desnuda a la fuerza.

Años después, ya en la Universidad tenías cuidado para no volver sola a casa, aunque estuvieras cerca, preferías coger un taxi, andar sola por las calles oscuras te hacía sentir insegura y tampoco querías que te acompañaran amigos, ni conocidos… te habías visto en demasiadas ocasiones teniendo que apartar a “tu eventual protector” mientras se lanzaba a besarte en el portal. Demasiadas situaciones incomodas que te resultaba violento manejar.  

Pasó el tiempo. Comenzaste en tu primer trabajo, un día, tu superior te invitó a comer, no sabías muy bien que pensar, ni si era algo que hacía normalmente con los “nuevos”. Tampoco querías preguntar y arriesgarte a quedar como una pánfila ignorante. A lo mejor sólo quería hablar de trabajo…
No era lo que imaginabas. Comenzaste a sentirte incomoda desde el momento que te dijo lo guapa que le parecías. No sabías donde meterte cuando empezó a contarte que hacía años que dormía en otra habitación porque su mujer era una “estrecha”. Cuando propuso tomar una copa te escabulliste diciendo que tenías que entregar un informe, se rio y te dijo que no era necesario, después de todo el jefe era él. Ya no tenías argumentos.

A partir de ese día intentaste esquivarle, pero aprovechaba cualquier momento para tocarte el brazo, rozarte o arrinconarte entre la pared y la máquina de café. Tenías miedo a que un NO rotundo se convirtiera en carga extra de trabajo o pudiera ser un problema para la renovación del contrato. En la cena de Navidad te llamó calientapollas al oído  mientras te agarraba el brazo. Todo el mundo miraba hacia otro lado. También era su jefe… Le apartaste de un empujón y a partir de ese día comenzó el infierno. Petición de informes a última hora, cambios de turno imprevisto que te obligaban a reorganizarte,  negativas a impartición en cursos de la empresa…. Acabaste en la consulta del psiquiatra, pero sólo le dijiste que “te costaba mucho dormir y llorabas a todas horas”. Tras darte una baja que no deseabas llegó el despido. Improcedente, pero no tenías fuerzas ni ganas para pelearlo en un tribunal y mucho menos para volver a ver la cara de ese hombre que había acabado por darte un profundo asco. Además…¿Quién te iba a creer? No tenías pruebas.

Meses después, ya recuperada, comenzaste a salir con un amigo del novio de una amiga, al principio todo era perfecto, como en las películas, hasta que empezó a decirte que cuando salías con tus amigas “ibas buscando guerra vestida así” y te pedía que le enviaras fotos de donde y con quien estabais. Al día siguiente siempre estaba enfadado y te obligaba a hacer cosas en la cama que no te apetecían. Parecía como si te estuviera haciendo pagar haber salido sin él. No querías decirle que no porque  no querías que se enfadara más. Y accedías por miedo a que se fuera dando un portazo y te castigara con su silencio.

Conseguiste dejarle. “Maltrato psicológico” le decías tus amigas. Lo de la cama  no se lo contaste a nadie, después de todo tú podías haberte negado…O quizás no. Prefieres no preguntártelo a ti misma….
Una mujer a lo largo de su vida se enfrentará con toda probabilidad a algunas de estas situaciones, es posible que pasé por varias de ellas o por otras incluso peores. Son los delitos contra la libertad sexual.

En el año 2015 se denunciaron en España más de 9000, de los cuales 1227 fueron violaciones. Una mujer violada en nuestro país cada siete horas.  Pero la inmensa mayoría de los delitos contra la libertad sexual no se denuncian.

La violencia sexual puede aparecer en la vida de la mujer en cualquier ámbito, aunque es el marco de la relación de pareja donde más pasan desapercibidos, ya que muchas veces las propias víctimas consideran el hecho de que su pareja abuse sexualmente de ella sistemáticamente como algo normal porque “son necesidades de los hombres”. Por otro lado, muchos agresores no tienen conciencia de estar haciendo algo mal, ya que tenemos identificada la agresión sexual con el uso de la fuerza y en mucha menor medida con la coacción o con aprovechar la poca capacidad de defensa en casos de consumo de alcohol o drogas.

Los delitos contra la libertad sexual engloban una serie de casos como agresiones, abuso, exhibicionismo, proxenetismo, acoso sexual e imposición del uso o no de anticoncepción.

Tanto en el caso de agresión sexual como en el abuso y el acoso, el factor común es la falta de consentimiento de la víctima en la realización de la conducta sexual sea del tipo que sea, o que este consentimiento no sea real, esté mediatizado por el engaño, el chantaje, el miedo a las represalias, el miedo a una paliza, el abuso por superioridad, la ingesta de sustancias, enfermedad mental… etc.

La diferencia entre agresión y abuso está en la existencia en la primera del empleo de violencia o intimidación, con o sin acceso carnal o penetración anal, oral o de objetos. En el abuso no hay violencia o intimidación pero sí falta de consentimiento o “consentimiento viciado” y puede existir o no acceso carnal o penetración anal, oral o de objetos.

Las fiestas populares, o las celebraciones masivas son un momento especialmente peligroso desde el punto de vista de las agresiones sexuales y los abusos, como sucedió en Colonia la pasada Nochevieja.

En nuestra sociedad el consumo de alcohol sirve tanto para culpabilizar a la víctima como para exculpar al agresor, en un doble rasero difícilmente comprensible.

Es relativamente frecuente que en casos de mujeres el acoso laboral o mobbing tenga como precedente una situación de acoso sexual. Hay dos tipos de acoso sexual en el trabajo de los cuales, el segundo es el más silenciado.
       1-Acoso quid pro quo: El abuso desde una posición de poder para lograr beneficios sexuales.  La respuesta al acoso sirve de base, implícita o explícitamente, para decisiones relacionadas con el acceso de dicha persona a la formación profesional o al empleo, a la continuidad del contrato de trabajo, a la promoción profesional, al aumento de salario, etc. (González de Rivera, 2002) 
     2-Acoso sexual ambiental (hostile environment harassment):Se genera cuando se crea un clima de trabajo hostil y sexual, lo suficientemente grave e intenso como para alterar las condiciones laborales del trabajador y crear un entorno laboral abusivo. En muchas ocasiones este ambiente laboral inadecuado puede ser aceptado como una costumbre o una situación normal en nuestra cultura. Es un acoso más sutil pero cualquiera puede observar si mira lo que le ocurre a muchas camareras en bares de copas o a ingenieras en una obra.

En muchas ocasiones no hay conciencia de delito ni por parte de los autores ni por parte de las víctimas, el trasfondo cultural nos trasmite “que las cosas son así”. La ausencia de lesiones visibles, físicas, es un hándicap para entender el impacto sobre las víctimas, ya que al no haber daño psíquico la percepción social es de que “no les han hecho nada”.

Casi todos estos delitos tienen en común la dificultad probatoria, ya que muchas veces se trata de situaciones “palabra contra palabra” y en la que la mujer será sometida, en caso de interponer denuncia a la ordalía del “juicio social paralelo”. Donde será, con toda probabilidad, cuestionada su responsabilidad sobre los hechos, siendo uno de los pocos delitos, junto con la violencia de género, en que los mitos sociales presuponen culpabilidad a la víctima. 

Ya es hora de que aprendamos que no hay que enseñar a las mujeres a defenderse, hay que enseñar a los hombres a no agredir.

 
Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal.
Artículo 185
El que ejecutare o hiciere ejecutar a otra persona actos de exhibición obscena ante menores de edad o personas con discapacidad necesitadas de especial protección, será castigado con la pena de prisión de seis meses a un año o multa de 12 a 24 meses.
Artículo 181
1. El que, sin violencia o intimidación y sin que medie consentimiento, realizare actos que atenten contra la libertad o indemnidad sexual de otra persona, será castigado, como responsable de abuso sexual, con la pena de prisión de uno a tres años o multa de dieciocho a veinticuatro meses.
2. A los efectos del apartado anterior, se consideran abusos sexuales no consentidos los que se ejecuten sobre personas que se hallen privadas de sentido o de cuyo trastorno mental se abusare, así como los que se cometan anulando la voluntad de la víctima mediante el uso de fármacos, drogas o cualquier otra sustancia natural o química idónea a tal efecto.
3. La misma pena se impondrá cuando el consentimiento se obtenga prevaliéndose el responsable de una situación de superioridad manifiesta que coarte la libertad de la víctima.
4. En todos los casos anteriores, cuando el abuso sexual consista en acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal, o introducción de miembros corporales u objetos por alguna de las dos primeras vías, el responsable será castigado con la pena de prisión de cuatro a diez años.
Artículo 1841. El que solicitare favores de naturaleza sexual, para sí o para un tercero, en el ámbito de una relación laboral, docente o de prestación de servicios, continuada o habitual, y con tal comportamiento provocare a la víctima una situación objetiva y gravemente intimidatoria, hostil o humillante, será castigado, como autor de acoso sexual, con la pena de prisión de tres a cinco meses o multa de seis a 10 meses.

2. Si el culpable de acoso sexual hubiera cometido el hecho prevaliéndose de una situación de superioridad laboral, docente o jerárquica, o con el anuncio expreso o tácito de causar a la víctima un mal relacionado con las legítimas expectativas que aquélla pueda tener en el ámbito de la indicada relación, la pena será de prisión de cinco a siete meses o multa de 10 a 14 meses.

Artículo 178
El que atentare contra la libertad sexual de otra persona, utilizando violencia o intimidación, será castigado como responsable de agresión sexual con la pena de prisión de uno a cinco años.

Denuncia. Por mi, por ti, por ella….por nosotras, por  vosotras, por ellas

La psicóloga Ana Isabel Gutiérrez Salegui es la autora del manual El maltrato como patología social que utilizará la Escuela de Ciencias de la Salud de la Organización Colegial de Enfermería en los cursos que impartirá para los profesionales en los distintos colegios.

El manual incluye definiciones, estadísticas, un acercamiento a la etiología del problema, un estudio específico sobre la violencia ejercida sobre distinta tipología de víctimas (mujeres, niños, ancianos, discapacitados y minorías étnicas) y una guía práctica con direcciones y recursos de interés.

Publicado en Portal del Sur, 10.03.11
“LA IGUALDAD EN EL CUIDADO DE LAS PERSONAS DEPENDIENTES”, HOY EN GETAFE

Servicio Municipal de Prensa. Ayuntamiento de Getafe.

La charla “La igualdad ante el cuidado de las personas dependientes” tiene como objetivo ofrecer un espacio para reflexionar sobre cómo afecta el cuidado de las personas dependientes a las personas cuidadoras, evidenciando las igualdades y desigualdades en cuanto al género del cuidador.

La conferencia tendrá lugar esta tarde en la Casa del Mayor, sita en la calle Manzana, nº 12, a las 18:00 horas. Una psicóloga experta, que habitualmente organiza y dirige talleres para cuidadores, y los testimonios de personas cuidadoras serán los que darán luz y ofreceran sus conocimientos sobre la situación de estas personas.

Esta actividad está organizada por el Ayuntamiento de Getafe, a través de la Delegación de Garantía de Derechos de la Ciudadanía y Bienestar Social, junto con las asociaciones de personas con discapacidad (APANID, AFEM, AGEDEM, Trotamundos, Asociación de Personas Sordas, ONCE, DEDINES, AFANYA, FEDDIG, Fundación de Sindrome de Down, Asociación de padres del CAMP de Getafe, YMCA, Balanza de Cristal) y los participantes de los talleres de ciudadores de la Delegación.

(Esta noticia también ha sido publicada en Noticias de Madrid, 10.03.11)

Publicado en El Mundo, 28.06.10.

 Reivindicación | A la espera de un informe de Justicia

CUANDO PAPÁ SE CONVIERTE EN MAMÁ

  • Alexia Pardo, transexual, pide al Gobierno que defienda sus derechos
  • Ha acudido a Estrasburgo para recuperar la custodia de su hijo
  • La sentencia está pendiente de un informe que debe presentar Justicia 

Ana del Barrio | Madrid

Un buen día, papá Alex se convirtió en mamá Alexia y entonces comenzó el calvario para intentar recuperar a su hijo. Alexia Pardo lleva ya ocho años de batalla judicial, ocho años intentando luchar contra un régimen de visitas leonino, ocho años buscando que no le discriminen por ser transexual.
Por el momento, no ha recibido nada más que bofetadas judiciales, tanto del juzgado de primera instancia de Lugo como del Tribunal Constitucional. Ahora, confía en que su suerte cambie y que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo le termine dando la razón.
La pelota está en el tejado del Ministerio de Justicia, ya que Estrasburgo ha solicitado al Gobierno una nueva explicación sobre el caso antes de emitir una sentencia. Alexia Pardo exige al Ejecutivo que reconsidere su postura, puesto que en un primer informe Justicia pidió que se rechazase la demanda apelando a la supuesta “inestabilidad emocional” que provenía del trastorno de igualdad de género de la afectada.
“Exijo al Ejecutivo de Zapatero que sea consecuente con lo que dice. Yo hasta ahora no he recibido ningún apoyo del Gobierno. Entonces, ¿para qué sirve la política de igualdad? A ver si dejan de hacer política de cara a la galería y luchan de verdad por los derechos de los transexuales”, denunció Alexia en una rueda de prensa celebrada esta mañana.
DOS AÑOS SIN VER A SU HIJO
Casada en 1997, esta gallega se separó a los cuatro años de matrimonio y comenzó con un tratamiento hormonal para paralizar la producción de andrógenos. Hasta ese momento gozaba de un régimen de visitas abierto, pero cuando le comunicó a su ex pareja que iba a comenzar una nueva vida como mujer, cerró el grifo en seco.
“A las dos semanas me puso una demanda para quitarme al niño alegando que yo me vestía de forma ambigüa y claramente como una mujer. Decían que era malo para el menor porque le podía generar confusión de género”, asegura esta profesora de informática, que no tuvo ningún problema en el trabajo cuando decidió cambiar de sexo.
Según su testimonio, desde entonces, ha estado dos años sin ver a su vástago, aunque luego pudo pasar a visitarlo dos horas cada 15 días en un cuarto del punto de encuentro, en compañía de psicólogos y de su ex mujer. “Hay hombres condenados por malos tratos que tienen un régimen de visitas más amplio. Le están tratando peor que a un delincuente”, relata Ana Isabel Gutiérrez, psicóloga que desmiente que Alexia sufra inestabilidad emocional alguna.
Su abogado denuncia que no se han valorado informes que hablan de que Alexia es una persona equilibrada. Esta transexual lleva desde hace años cargando con un informe psicológico en el que se establece que “la inestabilidad emocional le impide no ser adecuado para el menor”. Sin embargo, su abogado, Manuel Ródenas, denuncia que han aportado informes psicológicos realizados posteriormente por otros especialistas, que dictaminan que Alexia es una persona completamente equilibrada y que no han sido considerados ni por los tribunales ni por el Gobierno.
Pese a todos estos dimes y diretes, esta gallega de 33 años asegura que su hijo no tiene ningún problema con ella, “porque los niños no tienen prejuicios”. Y pone como ejemplo que en la actualidad hay muchos niños de padres divorciados que “tienen dos padres y dos madres” y que no sufren ningún trastorno.
Desde la Asociación Española de Transexuales reclaman al Ministerio de Justicia que emita un informe favorable para que Alexia pueda disfrutar del régimen de visitas que tenía antes de cambiar de sexo: “Hoy, Día del Orgullo, queremos lanzar un mensaje al Gobierno. Exigimos un inmediato cambio de criterio ante el que consideramos el caso más flagrante de discriminación por identidad de género en España”, afirma la presidenta de la Asociación, Noelia Mariani.
Publicado en revista Marie Claire, marzo 2009

Ahora que se habla tanto de la libertad de la mujer, de la cárcel perpetua que supone el burka, del género maniatado por imposiciones religiosas y sociales en el Tercer Mundo, no estaría de más abrir los ojos y ver lo que nos rodea. En el primer mundo la mujer está constreñida por otra obligación mucho más esclavizante y peligrosa, la perfección física (mucho más peligrosa, ya que, si bien es verdad que en países fundamentalistas la mujer que no se cubra corre el riesgo de ser golpeada o incluso encarcelada, en este nuestro primer mundo cientos de mujeres están muriendo por abrazar ciegamente la secta de la delgadez). Nos alegramos de ser capaces de pasar hambre, entramos en quirófanos sonriendo dispuestas a dejarnos cortar en cachitos, nos inyectamos sustancias extrañas en la cara, nos arrancamos los pelos de mil maneras posibles, compramos máquinas que nos den descargas eléctricas en los músculos, renunciamos al chocolate y otros placeres… El martirologio del siglo XXI está lleno de santas mártires anónimas miembros de una secta destructiva.

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