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‘Consume y calla’ Category

Canal Enfermero, la televisión online del Consejo General de Enfermería, realizó una entrevista a Ana Isabel Gutiérrez Salegui sobre su libro Consume y calla
La psicóloga está muy vinculada a la organización colegial de enfermería, entre otras actividades por su labor docente en la Escuela Internacional de Ciencias de la Salud
El periodista Alipio Gutiérrez charla con la autora sobre este libro que denuncia la manipulación existente en el ámbito de la nutrición y la cosmética.

Publicado en los diarios del grupo Vocento: ABC, El Correo, El Diario Vasco, Hoy de Extremadura, El Norte de CastillaEl Diario Montañés, El Comercio de Gijón, La Verdad de Murcia, La Rioja, Las Provincias de la Comunidad Valenciana, Ideal de Granada, Sur de Málaga, La Voz de Cádiz, 06.06.14.


Salud
LOS TIMOS DEL MARKETING NUTRICIONAL

Alejandra Rodríguez

Ni lo ‘light’ es siempre sano ni un batido puede sustituir todas las verduras que debemos tomar. La psicóloga Ana Gutiérrez publica un libro en el que destierra los mitos de algunos productos milagro que lo único que adelgazan es el bolsillo. 

Falta de formación específica, poco juicio crítico, avaricia empresarial, marketing salvaje, esnobismo, condicionantes socioeconómicos y culturales, … todas estas circunstancias y alguna más han dado como resultado un escenario en el que el usuario, en teoría más informado y protegido que nunca, está a merced de todo tipo de triquiñuelas de mercadotecnia encaminadas a transmitir una sensación de salud que, en muchas ocasiones, nada tiene que ver con la realidad.

De esta manera, un yogur ha dejado de ser un simple yogur, el champú ya no es sólo un líquido para limpiar el cabello, la leche ya no es sólo leche y el pan tampoco es únicamente pan. Prácticamente todos los productos (alimentos y cosméticos, sobre todo) que pueblan las estanterías de los supermercados dicen ofrecer algo más; concretamente un algo más dirigido a mejorar nuestra salud. 


Echando mano de un gran sentido del humor y de ejemplos cotidianos y perfectamente identificables, Ana Isabel Gutiérrez Salegui, psicóloga forense especializada en trastornos de la conducta alimentaria, ha escrito Consume y calla (Editorial Foca), un libro directo y coloquial en el que hace un repaso de los casos más flagrantes de manipulación del consumidor por parte de la industria del sector.

Según la autora, su objetivo no es aterrorizar al lector, sino todo lo contrario. “Se trata de recuperar el sentido crítico y la sensatez a la hora de comprar, para no dejarnos llevar por ese flautista de Hamelín de los reclamos publicitarios que nos dan a entender que tomando tal o cual producto vamos a asegurarnos una salud de hierro, porque no es así hasta que no lo demuestren científicamente”, explica. 

Y es que, según han avisado los especialistas en la materia, el continuo bombardeo de este tipo de mensajes está favoreciendo la aparición de obsesiones relacionadas con el cuidado personal a través de la alimentación que están muy lejos de ser saludables; eso por no hablar de que tampoco es barato, ya que los productos que te prometen este extra de salud cuestan más que sus versiones convencionales.

CONSECUENCIAS PARA LA SALUD

Con todo, lo verdaderamente rechazable de esta situación no es tanto el perjuicio económico que supone su compra sino las consecuencias que eso puede tener para nuestra salud presente y futura. “Ciertamente las empresas están legitimadas para vender sus productos, para publicitarlos y hay que decir por adelantado que también hay muchas cosas que hacen bien”, matiza Gutiérrez Salegui. 

“No obstante, para lo que no están legitimadas es para engañar deliberadamente al consumidor haciéndole creer que está enfermo, que se encuentra en riesgo de estarlo o que sus alimentos van a mejorar alguna condición clínica”. 

¿Y cómo es posible que se transmita una información supuestamente avalada científicamente si no es cierta? Se preguntarán ustedes que, como la gran mayoría de la población asume que la publicidad puede exagerar, pero no asimila que, además, también pueda mentir. 

Pues por los recovecos legales existentes, por la laxitud de las sanciones cuando se rompen unos códigos deontológicos diseñados para cumplir el expediente y por artimañas publicitarias tales como transmitir una idea en letras grandes y matizarla en tipografía minúscula escondida en el etiquetado, usar tecnicismos que incluso a los especialistas les resulta difícil descifrar, dar explicaciones complejas prácticamente irrelevantes, establecer asociaciones sin fundamento, basarse en investigaciones diseñadas a medida, recurrir a rostros populares como prescriptores para subirse al carro de su credibilidad… Y así un largo etcétera.

En definitiva, y aun admitiendo que la población debería tomarse más en serio la responsabilidad que tiene sobre sus decisiones de compra, cada vez más anómalas, lo que preocupa a los expertos es la desprotección de ciertos colectivos que aún no tienen juicio crítico o la formación suficiente para ejercer dicha responsabilidad; como son los niños, los adolescentes y las personas mayores.

PÚBLICO FÁCIL

“Son un blanco fácil para las estrategias engañosas porque si fidelizas a un niño tienes a un consumidor para toda la vida. La gente mayor es muy reacia al cambio, de manera que si le convences, lo haces para siempre. Además los adultos que les cuidan suelen caer en la trampa del chantaje emocional de si no les das estos a tus hijos eres una mala madre o si permites que el abuelo viva sin tomar esto otro eres un mal hijo”, argumenta la experta quien, además, recuerda que “confiamos en las autoridades, en la Administración y en los medios de comunicación; no nos entra en la cabeza que nos traicionen o que antes de lanzar un mensaje no hayan hecho un trabajo previo para comprobarlo y ampararnos”. 

“Consume y calla” nos ayuda a darnos cuenta de que aunque las estratagemas han evolucionado desde la época de los vendedores de crecepelo que se movían en carromato, la charlatanería sigue estando ahí, aunque con otro envoltorio.

REGLAS DE ORO PARA IR AL SÚPER

Términos engañosos. No te dejes cegar por términos como “natural”, “tradicional”, “casero”, “bio”… En sí no implican que el alimento sea mejor o más saludable y en muchas ocasiones faltan a la verdad. 

Ojo con lo “light”. Este vocablo únicamente indica que tiene menos calorías que sus versiones convencionales. No quiere decir que no engorde, que sea sano o que no lleve cantidades excesivas de ingredientes de los que no hay que abusar. 

Cuidado con el 0%. Que un producto no tenga, por ejemplo, rastro de grasa no quiere decir que esté libre de azúcares o de aditivos poco recomendables… y viceversa. 

Alegaciones de moda. “Sin colesterol” o “sin gluten” se han extendido a productos que de todas formas no lo llevan. Por ejemplo, el pan no debe contener colesterol: ¿para qué especificarlo? 

El engaño de los 2, 3 ó 4 en 1. No pienses que un zumo o un batido va a reunir en un vaso las propiedades de la fruta, los cereales, el pescado y las legumbres, todo a la vez: no es cierto. Tampoco un brebaje de color naranja tiene que ser necesariamente zumo exprimido.

(Fotografía: Óscar Chamorro. Vocento).
Publicado en el suplemento La Otra Crónica, de El Mundo, 31.05.14.

Adelgazar: no existen los milagros
LAS DIETAS: EL NEGOCIO ENGAÑOSO DE MUCHAS FAMOSAS

– Caritina, Terelu Campos, Chabelita, son algunas de las “celebs” que anuncian productos 
– Se cobra hasta 60.000 euros por amadrinar un método para adelgazar 
– ‘Lo más grave es que se presten a vender algo que no está comprobado”, denuncian 
Seis marcas han presentado en el último mes nuevos productos con famosos

Pilar Vidal / José Luis Romo / Antonio Diéguez

Llega el verano y hay quien se prueba la ropa de la temporada pasada con aprensión. Ya es tarde para tomarse la operación biquini en serio, pero desde la televisión rostros famosos como los de Terelu Campos, Chabelita, Isabel Sartorius o Caritina Goyanes animan a perder peso de forma fácil y rápida. Por sus curvas no parece tan sencillo como explican pero, al menos, para ellas es rentable: tratan de quemar grasa mientras engordan su cuenta corriente. Las firmas dietéticas son conscientes de su poder de persuasión entre los consumidores y pagan hasta 50.000 euros a un famoso por anunciar sus productos. Esa cantidad es, por ejemplo, lo que Belén Esteban cobra por promocionar el control de peso de Biocyte, el método con el que intenta rebajar los 18 kilos que engordó con su rehabilitación. Aunque Jorge Javier Vázquez o Carlos Moyá han llegado más alto por anunciar productos de este tipo. 

BOMBARDEO MEDIÁTICO

En el último mes el bombardeo de famosas empeñadas en animarnos a ponernos en forma es constante. Hasta seis marcas han presentado actos, photocalls y campañas con su correspondiente madrina. La última cara conocida en sumarse a la cruzada antigrasa es la de la entrañable Caritina Goyanes. La que fuera musa de la dieta Dukan con escasa fortuna ha vuelto a la carga presentando la Banda Gástrica Virtual Hipnobanda. Se trata de un nuevo sistema basado en la hipnosis que no prohíbe alimentos, sino que enseña a comer sólo cuando se tiene hambre. Según dice a LOC, ha perdido 20 kilos en tres meses. “Para mí es justo la antidieta. A lo largo de mi vida he hecho todas las dietas y con ellas perdía peso pero, en cuanto las dejaba, sufría el efecto rebote. No me servían para nada”. Eso fue lo que le ocurrió con la Dukan. Recuperó los 26 kilos que perdió. Luego apostó por una dieta macrobiótica del doctor italiano Henri Chenot. Pasó dos semanas en el hotel Miramar de Biarritz, donde perdió ocho kilos gracias a la talasoterapia y a una dieta basada en proteínas y verduras. Sin embargo, asegura que la hipnosis es lo que mejor le ha funcionado: “No prohíbe comer nada, sino que simplemente pierdes el apetito y reeducas tu mente a comer cuando se tiene hambre”.

Con este historial yo-yo, recurrir a la hipnosis no parece descabellado. Sin embargo, Albert Lecube, coordinador del Grupo de Obesidad de la SEEN (Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición)se muestra escéptico cuando LOC le pregunta por él. “Esta técnica cae por su propio peso”, dice inconsciente de su chiste involuntario. Tal y como cuenta, no existen los milagros. Perder peso es muy difícil y por eso la gente busca soluciones rápidas y que no supongan esfuerzo. “Este germen es el que hace que cada mes aparezcan varias fórmulas para adelgazar”, según Lecube. Y con ellas famosas dispuestas a poner su imagen pese al efecto negativo que puede causar en la población.

La psicóloga Ana Isabel Gutiérrez acaba de publicar el libro Consume y calla en la Editorial Foca (muy irónico, sí). Para ella, la hipnosis que promociona Caritina “es un timo” y cree que aunque haya recibido una contraprestación económica por ser su imagen no debería seguir defendiéndola. “Hay mucha gente que va a ser víctima de este engaño. Afortunadamente, la hipnosis no tiene efectos secundarios pero hay otras dietas que anuncian los famosos que sí repercuten sobre la salud”. Precisamente, el anterior pagador de Caritina, Pierre Dukan, fue expulsado del colegio de médicos francés a principios de año por promocionar su polémica dieta, que puede causar importantes desequilibros en el organismo. 

NEGOCIO MILLONARIO

Los productos alimenticios y medicinales pensados para perder peso mueven cada año más de 2.000 millones de euros, según cálculos de la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD). Una cifra in crescendo cada año. La organización ha calculado que una persona gasta entre 80 y 90 euros en productos dietéticos cuando comienza una dieta y en España, una de cada cuatro personas quieren adelgazar. Al comienzo de la crisis, en 2009, la empresa de medición de mercados Nielsen calculó que las compañías de este sector facturaron 224 millones. Y este business no se ha deshinchado. 

De ahí que las famosas patrias pasadas de kilos (o no, las delgadas también las anuncian como si lo necesitaran) hayan encontrado una nueva fuente de ingresos anunciando dietas. Recapitulemos. Desde que Rocío Carrasco la hiciera famosa, la Dieta de la Alcachofa ha reclutado a Jessica Bueno, Sonia Ferrer, María José Campanario, Carmen Martínez Bordiú, Toñi y Encarna Salazar y, por último, Chabelita Pantoja. A los reductores de peso y volumen se han apuntado Isabel Sartorius, Rosa de España, Terelu Campos o Vicky Martín Berrocal. 

Jorge Javier Vázquez después de ser muso de Obergrass y Weight Watchers, ha prestado su imagen a dos libros publicados por esta dieta americana, con la que el catalán se ha desprendido de siete kilos. En su pasada convocatoria con el método “Entulinea” de Weight Watchers, Jorge Javier analizó con LOC este boom de celebrities antigrasa y declaró que no hay que sentir pudor a la hora de aceptar estas ofertas publicitarias. “Cuando uno es consciente de que no es perfecto, se puede luchar contra eso”. Otra cosa son los desiguales resultados que esta listas de famosos han obtenido con los productos que anuncian… 

RESPONSABILIDAD SOCIAL

Según prosigue la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez, “en este país se ha sobredimensionado el tema del famoseo y, si lo dice un rostro conocido, la gente ya cree que es verdad. Lo más grave es que se presten a vender algo que no está comprobado o que ni siquiera ellos mismos han probado, a los demás. Deberían cuestionarse la responsabilidad social. Es como si yo, que soy psicóloga, en lugar de tratar a enfermos, tratara a sanos también. Hay que rescatar la ética, un concepto abstracto y perdido”.

Dietas y productos milagro también son cuestionados por el doctor Lecube. “La Dieta de la Alcachofa… pues lo mismo que si yo pongo pepino, puedes inventarte la que quieras con cualquier alimento; piña, zanahoria… Tomando pastillas de alcachofas no adelgazas. Las de alcachofa no te hacen daño, pero hay multitud de píldoras que nadie sabe lo que llevan y que se venden como complementos nutricionales. Los permisos para comercializarlos son más laxos que los fármacos”, explica.

Entre las famosas abundan los ejemplos poco éticos, Marisa Jara presentó 4321 Slimexcell en marzo de 2011, aunque antes perdió los 10 kilos con una dieta. Su separación con Chete Escribano motivó aquella contratación, con la que se embolsó 4.000 euros. Por su parte, Marina Danko, recién separada de Palomo Linares, en marzo de 2012, presentó los ultradrenantes de 4321 y por ello ganó 6.000 euros. Ciertamente se la vio más delgada. Sin embargo, confesó que su bajada de 9 kilos se debió a los disgustos. 

A ambos ejemplos se les puede considerar tramposos aunque hay otros que resultan directamente ineficaces. ¿Recuerdan a Carmen Martínez Bordiú promocionando La dieta de la Alcachofa en 2012? Prometió que bajaría varias tallas, sin embargo sigue manteniendo un aspecto muy saludable. En el mismo saco podríamos meter a Kiko Rivera que en diciembre dijo que bajaría 11 kilos gracias a los beneficios de Cardo Marian y todavía no hemos apreciado ningún síntoma de sus progresos. Aunque quizás el caso más paradigmático de todos sea el de Caritina, que lleva toda su vida a dieta (y promocionándolas) sin conseguir su anhelada esbeltez.

LA ESPERANZA

En la larga lista de famosas que han promocionado estos productos, quizás el único caso que da lugar a la esperanza sea el de Rosa López, también conocida como Rosa de España. La ganadora de Operación Triunfo sufrió un cambio físico espectacular que la llevó a posar incluso en las páginas de la revista erótica Primera Línea. Ha bajado 40 kilos en cinco años gracias, según ella, a las pastillas XL-S Medical. Le pagan 30.000 euros al año por ser su imagen. Sin embargo, los médicos insisten en que sin una dieta equilibrada y un ejercicio continuado esto hubiera sido imposible. 

En este adiposo panorama no todos los famosos se animan a la promoción de dietas. La actriz Teté Delgado, por ejemplo, se muestra partidaria de aquel refrán que reza: “El mejor aderezo es la carne sobre el hueso”. A pesar de su popularidad, nunca se ha prestado a cobrar por este tipo de productos aunque haya hecho dietas. Por su parte, Fernando Albizu que estrena la próxima semana obra en Microteatro Por Dinero (Madrid) ha sido una de las grandes revelaciones de esta temporada televisiva gracias a su agilidad para la danza en Mira quién baila. Sus más de 100 kilos no le impidieron atreverse con la rumba, el breakdance o el chachachá y, aunque quiere adelgazar por salud, tiene clara su postura. Nunca cobraría por promocionar un producto que no fuera eficaz. “Primero lo probaría. Si funciona, claro que lo haría. Pero en caso contrario, no porque sé lo duro que es adelgazar”. De hecho, él nunca se ha dopado con complementos ni pastillas. “Yo pesaba 160 kilos y quería estar sano. Para eso hay que hacer dieta equilibrada y deporte. Yo nací gordo y moriré gordo. Soy grandón”. A veces, sólo queda el estoicismo… y la fuerza de voluntad. 

TERELU CAMPOS: 50.000 EUROS Y POCOS RESULTADOS

El pasado mes de febrero, Terelu Campos (48 años) se propuso perder 10 kilos con Redu Peso, una firma que le pagó 50.000 euros por la campaña. Han pasado tres meses y la presentadora prefiere no hablar de kilos perdidos. “Yo les dije a los de Redu Peso que no voy a hablar de kilos. Creo que pertenecen a mi intimidad y me interesa más el volumen que he perdido que el peso. También he ganado kilos porque he musculado más, que he estado dos horas en el gimnasio durante tres meses. He perdido ocho centímetros”. Curiosamente, en la fotografía que ilustra la promoción de Redu Peso, ese contorno perdido parece más bien obra del photoshop. Pero la presentadora parece ajena a las críticas: “Con lo mayor que soy, me da igual lo que piense la gente. Prefiero perder ocho centímetros que cuatro kilos. Yo no tengo una meta, sino que quiero verme físicamente bien. También soy consciente de que no tengo 30 años. Ahora quiero verme bien y fuerte”. Por eso, Terelu se muestra muy interesada en el deporte últimamente. La revista “¡Hola!” incluso la relacionó con su entrenador personal, José Valenciano, algo que ella califica como «demencial» aunque se niegue a desmentir la relación. “Tampoco afirmo nada”, desliza misteriosa. Quizás con sus amores pueda jugar al despiste pero con los kilos… la báscula no engaña. 

CHABELITA PANTOJA: 30.000 EUROS PARA NUEVOS PECHOS

A sus 18 años, la hija de Isabel Pantoja ha abrazado el estrellato mediático con ganas. Después de su sorpresivo embarazo, Chabelita quería recuperar la línea y LaDieta de la Alcachofa le propuso sumarse a su plantel de famosas, con el morbo añadido de que su ex cuñada Jessica Bueno hubiera sido su predecesora en el cargo. El pasado martes 20 acudió a un photocall de la marca y, por la promoción, ha cobrado unos 30.000 euros. Una importante suma de dinero que en parte ha sido destinada para una operación de cirugía estética. Concretamente, un aumento de pecho. La hermana pequeña de Kiko Rivera pasó por quirófano el lunes y ahora se encuentra recuperándose de la intervención. Gracias a este paso, la nueva it girl de la prensa rosa ganará unos centímetros en la parte superior de su anatomía (algo que ella siempre había deseado) y si se emplea a fondo disminuirá otros centímetros en la parte inferior. Según ha podido saber LOC, la tonadillera está muy preocupada por este deambular de su hija adoptiva en el que ya se ha topado con el lado oscuro de la fama. El día que Chabelita presentó La Dieta de la Alcachofa ninguna marca de moda quiso dejarle ropa para la presentación. Finalmente, su estilista tuvo que recurrir a un modelo de ZARA para ese mono y cinturón tribal que se puede ver en la imagen. Quizás un nuevo cuerpo ayude a que las firmas de moda también la quieran fichar.

Publicado en Salamanca 24 horas, 29.05.14

Local
DEBATE SOBRE LA SALUD COMO NEGOCIO EN UNA SOCIEDAD ENFERMA

Redacción.

La psicóloga Ana Isabel Gutiérrez presenta el libro ‘Consume y Calla’, en el que pretende “desenmascarar a una industria que, además de lucrarse con ello hasta extremos insospechados, es directamente responsable de las enfermedades de la sociedad occidental”.

El Colegio de Enfermería ha acogido este jueves la conferencia-coloquio “La salud como anzuelo: niños obesos y adultos obsesionados, el negocio de una sociedad enferma”. La conferenciante, psicóloga especialista en trastornos de la conducta alimentaria, Ana Isabel Gutiérrez Salegui, aborda tras este sugerente e inquietante título un tema de actualidad que preocupa cada más a toda la población y a los profesionales de la salud. 

Se debate sobre cuestiones como por qué la sociedad, que se supone más avanzada, es la más enferma psicológica y físicamente hablando. Gutiérrez ahonda en cómo y por qué la salud y sus productos mueven al año miles de millones de euros, y sin embargo cada vez son mayores las cifras de diabéticos, hipertensos, trastornos alimentarios, infartos y cánceres. ¿Qué hay detrás de estos datos? ¿Qué errores estamos cometiendo? ¿Cómo intentar evitar realmente estas enfermedades? A estas y otras preguntas se intentó contestar en el tiempo de coloquio. 

Al finalizar la conferencia-coloquio, tuvo lugar la presentación de Consume y calla, libro sobre la manipulación publicitaria en alimentación y cosmética, así como las repercusiones sociológicas, legales, económicas y, lo más importante sobre nuestros hábitos y nuestra salud. Este libro, dice la autora, pretende “desenmascarar a una industria que, además de lucrarse con ello hasta extremos insospechados, es directamente responsable de las enfermedades de la sociedad occidental”. 

A través de un minucioso trabajo de análisis del mundo de la publicidad sobre alimentación y cosmética, se intentan desvelar y explicar los trucos a los que recurre la mercadotecnia alimentaria, las verdades a medias, las mentiras completas, las manipulaciones de los resultados de las investigaciones, los vacíos legales que lo permiten, y hacer conscientes a los consumidores de las trampas que tiende la industria y que tan nefastas consecuencias tienen sobre la salud y el bolsillo. Sólo la información combate la manipulación, sólo la educación puede combatir el engaño. Este libro busca ambas cosas, informar y educar. 
Publicado en Glamour, México, 22 mayo 2014


Belleza
DIETOADICTOS, ¿LA NUEVA ENFERMEDAD DE 2014?
Cuando la obsesión con la imagen y la salud es llevada al extremo…

Bianca Pescador

Mitos, leyendas, ideas sin fundamentos, todo alimenta la obsesión por tener una figura más estilizada. De esto y más habla el libro Consume y calla de la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez Salegui, quien en él describe cómo la publicidad de muchas marcas fortalece las creencias que más les convienen. “La mercadotecnia utiliza muchas veces un lenguaje pseudocientífico, que un ciudadano medio no suele comprender, para dar a entender que un producto tiene unas propiedades que en realidad no tiene. Lactobacilus, bífidus, sirtuinas, nucleóticos… El problema no es lo que se dice directamente en la etiqueta, sino lo que se insinúa”, dijo la especialista a Raquel Vidales, reportera de El País



Además del peso y la talla, la salud es otra de las preocupaciones del común denominador de la población, lo cual estaría bien si no fuera por una propagación de ideas sin sentido, como que el gluten engorda. “He llegado a ver paquetes de arena de juegos para niños con esa advertencia”, comentó Ana Isabel. Por otro lado, la carencia de educación nutrimental nos hace presa fácil de comida no necesariamente buena para el organismo. “¿Sabe todo el mundo que la palabra vegetal no significa que sea más sano? Por ejemplo, muchos aceites vegetales son de palma o de coco, que son malos para la salud porque tienen una gran proporción de grasas saturadas”, agregó la experta al periódico español. Lo peor es que ignorar el verdadero origen de los alimentos nos puede afectar gravemente, pues al no saber qué significa la expresión “sin azúcares añadidos”, una persona diabética podría tomar una decisión equivocada. 


Todo esto deriva en más gente con trastornos alimenticios que ha perdido la capacidad de comer con normalidad y que hace cualquier dieta –nueva y milagrosa– que se ponga en su camino. “Nosotros ya empezamos a hablar, aunque aún no está tipificado clínicamente, de los dietoadictos”, aseguró la psicóloga, pues el no saber comer, “aparte de causar graves carencias nutricionales, puede destrozar para siempre el metabolismo y provocar el efecto yo-yo (recuperar el peso perdido tras una dieta)”. 

 ¿LA COCA DE DIETA ES MALA? 

Probablemente no. “No hay suficiente evidencia científica que compruebe que los refrescos de dieta están ligados al cáncer”, dicen los expertos Stephanie Clarke y Willow Jarosh. Pero tampoco aportan ningún beneficio nutricional. Lo que es más: investigadores han encontrado que la gente que toma bebidas light pesa más que quienes no lo hacen. Posiblemente se deba a que el primer grupo se engaña al pensar que, como su soda no tiene calorías, puede consentirse con ciertos ‘placeres’ (tipo darse vuelo en el fast food). Así que OK, tómate tu coca, sólo asegúrate de comer sano también. 


NO MATA, PERO… ¿EN SERIO? 

1- Insectos en el dulce Los alimentos rojos, rosas o morados (yogurt de sabores o caramelos) usualmente contienen colorantes como carmín o extracto de cochinilla, mejor conocido como escarabajo. Aunque son seguros, hay gente que presenta sensibilidad al ingerirlos. Por ello, la FDA (Food & Drug Administration, una especie de Secretaría de Salud de EU) obliga a que estén enlistados en la etiqueta. 

2- Jugo de naranja añejo ¿Te acuerdas de ese jugo que tanto te gusta tomarte en las mañanas? Bueno, puede que no sea tan fresco como crees. El líquido quizá haya estado esperando a ser embotellado –en un tanque de metal aséptico– casi un año antes de agregarle saborizantes para que supiera rico. A pesar de que es seguro tomarlo, no nos culpes por alentarte aempezar a exprimir tus propias naranjas. 

3- Pan y cabello Son dos palabras que seguramente no quieres leer en la misma oración. Pero la L-cisteína, un endurecedor de masa que se usa para hacer muchos tipos de pan, puede derivar del cabello humano… o plumas o pelo de cerdo, depende de qué esté disponible. Está enlistado en la etiqueta y sí, es cierto que se puede comer… que tú quieras es otra historia.

Publicado en Tribuna Salamanca, 21.05.14

ANA ISABEL GUTIÉRREZ SALEGUI PRESENTA EN SALAMANCA SU LIBRO “CONSUME Y CALLA”

La obra trata sobre la manipulación publicitaria en productos de alimentación y cosmética.

La psicóloga Ana Isabel Gutiérrez presenta en Salamanca su libro Consume y calla, que versa sobre la publicidad de alimentos y cosméticos “que enriquece a la industria y no mejoran nuestra salud”. 

El acto se celebrará el próximo 29 de mayo, a las 17 horas, en el Colegio Oficial de Enfermería de Salamanca (C/ Dimas Madariaga, 14). 

A través de un minucioso trabajo de análisis del mundo de la publicidad sobre alimentación y cosmética, Ana Isabel trata de desvelar y explicar los trucos a los que recurre la mercadotecnia alimentaria, las verdades a medias, las mentiras completas, las manipulaciones de los resultados de las investigaciones, los vacíos legales que lo permiten, y hacer conscientes a los consumidores de las trampas que tiende la industria y que tan nefastas consecuencias tienen sobre la salud y el bolsillo.

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También anuncian esta conferencia Salamanca 24 horas, Salamanca al día y  Revista de Castilla y León, 28.05.14. 
Publicado en La Región de Ourense, 20.05.14
Experta en trastornos alimentarios


ANA GUTIÉRREZ: “LO ‘LIGHT’ NO ADELGAZA, SÓLO REBAJA CALORÍAS”

La autora de “Consume y calla” asegura que “ahora vamos al súper como si fuera una farmacia”

Pacientes con alteraciones alimentarias y alumnos de ciencias sanitarias con dudas sobre productos “milagros”, fueron el germen para que Ana Isabel Gutiérrez Salegui, psicóloga y experta en trastornos alimentarios, decidiera investigar para acabar publicando el libro Consume y calla. Alimentos y cosméticos que enriquecen a la industria y no mejoran nuestra salud, en el que desvela las trampas a las que están sometidos los consumidores. “Que la gente tuviera dudas lo comprendo, pero que alumnos míos de enfermería me preguntaran sobre dietas milagro y productos de ese tipo, me pareció terrible. Porque el problema no es sólo su ineficacia, como los absorbegrasas, sino que pueden perjudicar a la salud, porque si tomas fármacos, parte del medicamento se puede ir con estos productos”, afirma. El problema para esta psicóloga, que formó a sanitarios en el Colegio de Enfermería de Ourense, “es que la mayoría de las cosas son medias verdades y medias mentiras. Un producto que pone sin grasas no miente, pero seguro que tendrá una auténtica burrada en azúcares. Lo light no adelgaza, sólo rebaja en un 30 por ciento las calorías, pero unas patatas fritas con 700 calorías siguen siendo muchas”, explica Ana Isabel Gutiérrez. 


Parte de la trampa está en el lenguaje que se utiliza: “Por ejemplo, en cosmética se usan palabras que nadie entiende, y se cobran auténticas burradas por productos cuya eficacia no se ha probado. Se habla de estudios que no existen, porque si vas a las letras pequeñas, ves que pone que a ellas les parece que les quitan las arrugas. Las investigaciones nuevas que se hacen cada año no son tales, porque una investigación seria tarda muchos años en ser efectiva. Debemos recuperar el sentido común. Si hubiera un anticelulítico que funcionara, ya nos habríamos enterado”, señala. 

Esta psicóloga está convencida de que “ahora estamos mejor desinformados. Hablamos de fitoesteroles u omega 3, sin saber qué significa realmente, pero como es una palabra técnica creemos que es algo bueno, es esnobismo”. Y añade que “es vital aprender a leer las etiquetas. Los productos que menos nos tienen que preocupar son los de menos etiqueta: pescado, carne, fruta y verdura”. Para Ana Isabel Gutiérrez, el problema es que “vemos muchos anuncios y pocos informes de salud. Por ejemplo, los productos con bífidus no hacen nada por el sistema inmunitario, es mucho más efectivo comer un plátano. Lo peligroso de todo esto es que dejamos de tomar la alimentación básica, creyendo que estamos cubiertos con estos productos, y de ahí pueden venir las carencias. Estamos yendo al supermercado como quien va a la farmacia, y no puede ser”.

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