La médico forense, Ana Isabel Gutiérrez, tumba la versión de Adriana Ugueto y confirma que los cortes se los hizo ella o se los dejó hacer

El padre de Carolina sufre duelo patológico, habla de la pequeña en presente, le canta y va al cementerio a leerle cuentos, relata una de las psicólogas forenses que evaluaron al progenitor

El juicio contra Adriana Ugueto, acusada del asesinato de su hija Carolina, encara esta semana la recta final con la declaración, este lunes, de los médicos forenses del Instituto de Medicina Legal que analizaron las circunstancias y las causas de la muerte de la pequeña, de 5 años, y de las heridas que presentaba la acusada en el momento del crimen.

La jefa del servicio de Clínica del Instituto de Medicina Legal, con su testimonio, ha tumbado la versión de la acusada quien, durante su declaración el primer día de vista oral, responsabilizó a su madre de la muerte de la niña y también de las heridas que ella misma presentaba en manos, muslos y cuello. A preguntas del fiscal ha aclarado que del análisis de las lesiones en las muñecas se desprende que «existe una voluntariedad en la ejecución, es decir, es algo que voluntariamente se ha causado ella misma o se ha prestado a que se lo hagan».

Ninguna de las lesiones eran graves: «se suturan, se curan y ya está», ha precisado. La de la izquierda, según ha descrito, apenas sangró. La derecha un poco más, «pero no hay afectación a nivel arteria». Respecto de las heridas de la cara interna de los muslos, ha detallado que afectaron a la capa grasa, pero «sin ningún tipo de afectación más profunda» y la del cuello «está un poco lejos de la localización típica de una persona que intenta hacerse un suicidio por degüello».

Sobre el arma con la que se pudo infligir las heridas, según la forense, son compatibles con la «acción incisa» de los cuchillos de cerámica que se encontraron en el interior del bolso que la abuela de la pequeña, Olga Febles, dejó poco antes en la zona del mirador de aves, junto a la plaza de toros, antes de arrojarse al Ebro. Su cuerpo fue hallado en el río el 28 de enero de 2020, dos días después del trágico suceso.

Los forenses, tras detallar los resultados de los estudios hitopatológicos, toxicológicos y microbiológicos, han explicado que la muerte de la pequeña se produjo por asfixia mecánica por compresión de orificios. En cuanto a la cantidad de Noctamid (fármaco que se usa para conciliar y mantener el sueño, en su estómago, pelo y sangre), han señalado que no era suficiente para determinar una muerte tóxica. Eso sí, el análisis del cabello de la pequeña concluyó que se lo estuvieron suministrando de manera «repetida y crónica» al menos durante los cuatro meses previos

Sea como fuere, han añadido, «una sedación impide los medios de defensa» y la dosis suministrada a Carolina «puede considerarse alta. Si en un adulto estas dosis le hacen dormir rápidamente, esta niña estaría en un estado de sedación seguramente alto».

En la misma sesión, ha declarado la psicóloga jurídica forense que hizo una evaluación del padre de la pequeña Carolina. Resultado de ese estudio se concretaron tres diagnósticos. El primero es un diagnóstico de transformación persistente de la personalidad tras un acontecimiento catastrófico que no tiene tratamiento y que le provoca, por ejemplo, disociación, es decir, está en un sitio y no recuerda qué hace allí, tiene pseudoalucinaciones catatímicas cuando dice que huele a la niña, que la oye.

El segundo diagnóstico es de duelo patológico que se materializa en ciertas actuaciones como «ir todos los días al cementerio a leerle cuentos, contar a la pequeña lo que ha hecho durante el día, habla de ella en presente, le canta. Es un mecanismo de defensa». Su pronóstico, ha dicho, «tiene mal pronóstico porque siempre se va a ver reavivado en las fechas claves».

El tercer diagnóstico es el de somatización y se reavivó con el crimen. Tenía síntomas con un componente del sistema inmunológico previo a los hechos que aparecen con mayor frecuencia a partir de 2016. «Tras la muerte de Carolina aparecen muchas enfermedades psicosomáticas, que no tienen origen médico, que vienen de estrés, dolor, pérdida de apetito, dermatitis, pérdida de cabello, puede tener mejor pronóstico siempre que encuentre tratamiento». En cualquier caso, ha señalado, se constata una «pérdida de calidad de vida bastante elevada».

Otra de las psicólogas forenses ha sido contundente al afirmar que al padre de la pequeña «le han fastidiado la vida. Arrastrará toda esta situación durante mucho tiempo y tampoco sería de descartar que en algún momento tenga tendencias autolíticas».

En cuanto a la valoración del daño, esta misma forense ha indicado: «El daño que ha sufrido es un daño que no se puede cuantificar y que sería infinito».

Adriana Ugueto se enfrenta a la pena de prisión permanente revisable por el presunto asesinato de su hija Carolina el 26 de enero de 2020 en la habitación 404 del hotel Los Bracos en Logroño. El juicio que se sigue en la Audiencia Provincial está previsto que concluya este jueves con las conclusiones definitivas. A partir de ese momento los miembros del jurado se retirarán a deliberar sobre la culpabilidad o no de la acusada.

 

FUENTE: https://www.tvr.es/