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Telexornal Mediodía, de Televisión de Galicia, 11.04.14

ALIMENTOS CON BÍFIDUS Y OMEGA: NI SON TODOS BUENOS NI ESTÁN TODOS TESTADOS
En un paseo rutinario por el supermercado, los mensajes de productos que prometen cuidar y mejorar nuestra salud nos asaltan de forma constante. En la sección de refrigerados resulta casi imposible encontrar un yogur no enriquecido. Pero, ojo, la mayoría de esa publicidad es sólo eso, un reclamo, sin fundamento científico. Los embutidos, vemos que los hay, por ejemplo, con aceite de pez, o letre, que parece que todo está complementado con Omega 3. No hay constancia científica de que esos suplementos sean buenos ni eficaces para el consumidor medio.
“Si yo sufro una enfermedad cardiovascular o estoy embarazada y quiero tomar Omega 3, es que, para el equivalente de una sardina -una lata de sardinas, pues coger una-, tengo que tomar entre dos y seis litros de leche, según la comparativa de distintos estudios. Hombre, pues no creo que nadie tome dos, tres, cuatro litros de leche en un día, pero si veo viable que en una semana, dos días comas pescado”.
El que se anunciae como aceite cien por cien  vegetal no implica que sea saludable. Cero por ciento de grasas en un alimento puede significadr que tiene, en cambio, un noventa por ciento de azúcares añadidos. A la hora de cuidar la salud a través del estómago, los especialistas en nutrición recuerdan que los verdaderos beneficios están en los productos originales y que, en la mayoría de los casos, una dosis menor del producto básico es mucho más eficaz que varias raciones de los nuevos elementos, llamados enriquecidos.
Nota de la agencia Efe, difundida por Efe Salud y Efe Verde.

Publicada entre otros por:  El Confidencial, Heraldo de Aragón, La Nueva España de Oviedo, Faro de Vigo, La Opinióm-A Coruña, La Región de Ourense, La Opinión-El Correo de Zamora, LevanteInformación de Alicante, La Región de Murcia, La Opinión de Murcia, La Opinión de Málaga, Canarias 7La Provincia de Las Palmas de G.C., Diario de Mallorca, Diario de Ibiza, Última Hora de Baleares,  Gomera VerdeVanguardia de México, Oro Noticias de México, Infoalimentación de México, El Heraldo de Colombia, LiderDoctor y Radio Corazón y Vida.
LOS ALIMENTOS “FUNCIONALES” SE LLAMAN PIMIENTO, NUECES, SARDINAS O POLLO

Los alimentos “funcionales” existen y no se anuncian en la tele ni en las revistas. Se llaman pimientos, acelgas, espinacas, nueces, pollo o ternera. De hecho, una sola sardina tiene el equivalente a casi 6 litros de leche enriquecida con Omega3.

Madrid. Efe. Teresa Díaz.

Así lo ha asegurado en una entrevista con Efe, la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez Salegui, autora del libro “Consume y calla”, con el que pretende “desenmascarar” a una industria que se lucra con productos “saludables” y “funcionales” y cremas que nos hacen parecer eternamente jóvenes y que, sin embargo, no mejoran nuestra salud.

Bífidus, omegas, filoestenoles, aminoácidos, lactobacilos, grasas hidrogenadas, antioxidantes o sirtuinas son palabras mágicas con las que nos bombardean desde los anuncios y los estantes de los supermercados.

Todos hemos oído hablar de ellos y, aunque no sepamos qué son exactamente o cómo actúan en nuestro organismo, somos capaces de dejarnos medio sueldo en adquirirlos, señala la experta. El hecho, además, de que muchos de ellos se puedan comprar en farmacias les da un plus de garantía. Sin embargo, según Gutiérrez, estos productos solo tienen que demostrar que no son perjudiciales para que las boticas los vendan. Lo que es “relativo” y depende de las dosis y de las personas que los consuman. Así, “un simple diurético o laxante te puede acabar matando de una parada cardíaca si pierdes demasiado potasio”. “Si no hay una alegación clara de salud, no tienen que demostrar que sean efectivos”, señala esta especialista en trastornos alimentarios de la conducta. De esta forma, si un anuncio dice “cuida tu corazón”, el fabricante te está diciendo literalmente que lo cuides, no que su producto te ayude a ello, aunque el destinatario del mensaje lo entienda así.

Gutiérrez revela cómo las empresas utilizan “múltiples trucos” que juegan con la sintaxis, las palabras o las imágenes para que el mensaje percibido por el consumidor sea el que les interesa. La mayoría de las trampas se esconden detrás de un asterisco o en la letra pequeña. “Los anuncios no mienten, esconden la verdad tras letras diminutas”.

LA “GORDOFOBIA” QUE NOS HACE CONSUMIR TODO TIPO DE PRODUCTOS

En su libro, Gutiérrez acuña el término “gordofobia” para referirse a la obsesión de la sociedad occidental por la delgadez y por la perfección física, que constituye el “Santo Grial del siglo XXI”. Un público perfecto para un mercado que genera al año miles de millones de euros.

La experta advierte sobre aquellos productos que llevan la etiqueta “bio” o “eco”, muchos de los cuales se autocalifican como tales y no lo son. Además, el problema viene de la confusión con el concepto “natural”, que no requiere ningún tipo de cumplimiento normativo y que se puede poner en cualquier artículo.

“El colmo de la tomadura de pelo es que, además, nos cobren por ello”.

Los supermercados están también llenos de los denominados productos “light”, que “no son más sanos ni sirven para adelgazar”.

Ese concepto “significa única y exclusivamente que tiene un 30 por ciento menos de grasa que el producto original, cosa que no todos cumplen”. Pero el tipo de grasa que te estás metiendo en el cuerpo es el mismo.

Para esta especialista, “no deberían ser las calorías lo que miremos sino los alimentos. “¿O es que nadie se da cuenta de que 200 calorías de tortilla de espinacas son más saludables que 200 calorías de gominolas?”.

Y qué decir de los suplementos nutricionales, tan de moda. “No son necesarios si la alimentación es completa y equilibrada y la persona está sana”. Y si no lo está, quien debe prescribirlo es un médico, ya que pueden ser perjudiciales.

“Es fundamental estar bien informados y que haya una regulación sensata en materia de publicidad y alimentación o, por lo menos, que se garantice el correcto cumplimiento de la normativa existente”, señala Gutiérrez, quien apela a la responsabilidad de los medios de comunicación para no dar pábulo a dietas milagro ni fomentar estereotipos insanos.

“Deberíamos centrarnos más en la salud que en la belleza. Porque, ¿de qué sirve el cascarón si se está enfermo?”, concluye.  

(Fotografía: John Riley/Agencia Efe)

El espacio Tendencias, que dirige y presenta Patricia Costa en Radio 5-RNE, dedicado al “análisis de cambios sociales, económicos o culturales”,  ha centrado su emisión de hoy en el libro recientemente publicado Consume y calla, del que es autora Ana Isabel Gutiérrez Salegui.
 
Como indicaba la propia web de Radio Nacional de España, “la psicóloga Ana Gutiérrez Salegui nos presenta Consume y calla (Ed. Akal), un libro que reflexiona sobre la manipulación publicitaria cada vez más presente en alimentación y cosmética. Analizamos sus repercusiones sociológicas, legales, económicas y también sobre nuestros hábitos y nuestra salud. Su objetivo es ‘desenmascarar a una industria que, además de lucrarse con ello hasta extremos insospechados, es directamente responsable de las enfermedades de la sociedad occidental’, explica la autora”. 
 
Éste es el audio completo del espacio:
Difundido por agencia D.P.A. y publicado en medios como  El Digital de Asturias, 02.04.14 o revista Tiempo, 09.04.14.
 
EL FRAUDE A UNA SOCIEDAD ENCERRADA EN UN BURKA DE LA TALLA 38
 
Madrid. Raquel Miguel
 
“El IVA del porno al 4 % y el de los alimentos al 21 %. Demencial”. Así de categórica se muestra Ana Isabel Gutiérrez al referirse a los supuestos planes del gobierno español de reducir el Impuesto sobre el Valor Añadido a los productos pornográficos y subir al 21 % el de los alimentos, a excepción de la leche, los huevos y el pan, los únicos que quedarían gravados al 10 %.
 
“Comer sano no puede ser un lujo”, denuncia en entrevista con DPA en Madrid la autora del libro “Consume y calla” (Editorial Foca), un minucioso retrato de una sociedad obsesionada por la delgadez y la juventud pero que “al mismo tiempo y de forma paradójica es la sociedad más enferma de la historia en materia nutricional”.  
 
El retrato de la sociedad occidental, donde el referente son cuerpos delgadísimos que estarían al borde del ingreso hospitalario, que se resiste al envejecimiento incluso poniendo en riesgo la salud -queremos el mismo cuerpo a los 20 que a los 60, asegura la escritora vasca-, que sexualiza a los niños y que ha esclavizado por igual a los dos sexos en la construcción de lo que llama “el burka de la talla 38″: “Hemos avanzado por igual en lo peor”.
 
“Nunca antes había habido tantas enfermedades alimentarias en el primer mundo, como la diabetes, la hipertensión o el síndrome metabólico. Incluso en España se están dando casos de niños hospitalizados por desnutrición, algo que no ocurría desde la posguerra”, cuenta la psicóloga y escritora experta en trastornos alimentarios. Toda una paradoja que demuestra que, como mínimo, algo va mal en nuestra sociedad.
 
Y la situación es realmente grave: los trastornos alimentarios son la tercera causa de mortalidad ente los jóvenes (después de los accidentes de tráfico y las drogas) en el mundo desarrollado. “Además son la tercera enfermedad mental que provoca más muertes, por delante de la depresión”.
 
Un panorama posible gracias a una “manipulación total”, basada en estereotipos físicos irreales que fomentan la obsesión por una delgadez y juventud eternas y en una alimentación que dista mucho de ser sana, apunta la escritora.
 
El primer mito a romper: delgadez no es sinónimo de salud ni gordura de enfermedad. “Esos parámetros que servían antes ya no son válidos. Una talla 38 no es garante de buena salud; el peso es sólo un indicador”, señala la experta. “No es lo mismo ser gordo de jamón de pata negra que de bollería industrial”, ilustra, en referencia a los efectos para la salud de los distintos tipos de grasas.
 
El equilibrio, afirma, está “en el normopeso”, “el peso individual que tiene una determinación multicausal, como la estructura o altura y los antecedentes genéticos y, sobre todo, que es variable a lo largo del tiempo. No se puede pesar siempre lo mismo”, señala.
 
La mala alimentación se ha visto incentivada por un cambio global de hábitos, que ha restado tiempo para una mayor elaboración de las comidas y una conducta más sana. Pero también la falta de recursos ha hecho daño. “Hay estudios que constatan que comer sano es más caro y la obesidad en las sociedades desarrolladas está asociada a la pobreza”. Y la crisis ha agudizado la tendencia.
 
“Además comemos infinitamente peor que nuestros abuelos”. Y todo pese a que ellos pasaron hambre en la posguerra española. Gutiérrez asegura que las sociedades desarrolladas han perdido el placer de comer y, cuando lo hacen, aparece muchas veces la culpabilidad.
 
El trasfondo es toda una forma de vida, “una sociedad enferma víctima de una manipulación de las empresas, que promueven mensajes publicitarios incorrectos y poco éticos”, asegura Gutiérrez, que desenmascara en su libro las prácticas más cuestionables de las grandes firmas.
 
La autora no se muerde la lengua y se atreve a citar desde su dedicatoria a marcas de la industria alimentaria y cosmética internacional -”sin ellos este libro no habría sido posible”, dice irónica- y a realizar una minuciosa denuncia de vulneraciones a la ley y promesas sin base científica alguna que multiplican exponencialmente el precio de los productos tanto alimenticios como cosméticos.
 
Y es que en la industria cosmética también hay muchas trampas, asegura Gutiérrez. La primera y más típica: el engaño en el mensaje. La autora estudia la letra “diminuta” de muchos mensajes para plantear la tesis de que el consumidor entiende a menudo algo muy diferente al verdadero significado, que se ofrece camuflado y confuso.
 
Y en base a esa confusión, el consumidor está dispuesto a pagar cuatro veces más por el efecto de un producto que no está asegurado. “Hay cremas que cuestan 800 euros y que no hacen más que otras marcas más populares y asequibles”, asegura la autora. Lo segundo a tener claro: “No hay milagros en cosmética. El mejor milagro para la piel es alimentarse bien, beber la suficiente agua, utilizar una crema hidratante y descansar ocho horas diarias”, asegura.
 
¿Qué hacer para cuidarse de verdad en una realidad de falta de tiempo y muchas veces recursos? “Se necesita un cambio integral del sistema de valores. Es necesario un ejercicio de reflexión y priorización y tener en cuenta que una mala alimentación resta años de vida. Quizá hay que hacer algunas renuncias para cuidarnos un poquito”. Pero sobre todo, sin sufrir. “Hay mucha gente que hace deporte con la obsesión de cambiar su cuerpo y no en mejorar su salud”.
 
También es necesario que se abaraten los alimentos sanos y una regulación más estricta de las prácticas fraudulentas, cuyas multas por incumplimiento son irrisorias, asegura la autora. ¿Y para el consumidor de a pie? No creer en los milagros, mirar con lupa la letra pequeña y sobre todo: “Alimentarse normal para estar sanos en lugar de tomar productos para estar más guapos.
El pasado 2 de abril el espacio Tolerancia Cero, de Radio Nacional de España-Radio 5, dedicó su emisión a analizar los miedos de los adultos en la actualidad.
El programa incluyó una encuesta en la calle, y contón con la opinión del filósofo José Antonio Marina y de la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez Salegui.
Éste es el audio íntegro del programa. La intervencion de la psicóloga se va intercalando desde el minuto 17:51 al final.

El resultado del estudio apunta a una menor incidencia de esta violencia en los países mediterráneos que en los del norte, pero los expertos advierten de que la estadística puede ser engañosa: las razones pueden ser culturales, sociales y educativas y estar vinculadas precisamente a una menor tolerancia de estas sociedades nórdicas al maltrato. Entre los testimonios recabados, se incluyeron unas breves declaraciones de la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez Salegui.
Éste es el video de la noticia:
Publicado en Gente Digital 05.07.13
UN SERVICIO SANITARIO URGENTE, TAMBIÉN PARA VÍCTIMAS E INCLUSO CONDENADOS
Patricia Costa 

Lourdes tiene el potasio bajo fruto de un trastorno alimenticio y, según los expertos, una alta probabilidad de sufrir un infarto. Esta mañana se enfrenta por primera vez a su agresor en los juzgados de Plaza de Castilla, el hombre que presuntamente la violó hace varios meses. Le acompaña de forma altruista Ana Gutiérrez Salegui, psicóloga forense. En la audiencia previa, Lourdes sufrió un desmayo y Ana teme que hoy pueda atravesar una crisis de ansiedad. Todavía no está preparada para verle la cara. Por este motivo, y previa presentación del informe médico de su paciente, Gutiérrez Salegui ha solicitado que en el juicio se movilice a una ambulacia del SAMUR. Prefiere prevenir. Lamentablemente, el juez Ángel Luis del Olmo, fallecido el pasado 2 de julio a causa de un infarto mientras trabajaba, no tuvo esta opción. Ni en el Juzgado de lo Social número 25 de Madrid, en la calle Princesa, donde Del Olmo perdió la vida, ni en Plaza de Castilla cuentan con servicios sanitarios o desfibriladores para atender situaciones de urgencia, según indican los propios trabajadores. Al caso de este magistrado, de 58 años, se suma la presunta tardanza de la ambulancia, 40 minutos dicen unos, 16 asegura SUMMA 112. Un perito forense que se encontraba en el juzgado asistió a Ángel Luis en un primer momento, pero de nada sirvió la reanimación.

800 EUROS LA AMBULANCIA

“Movilizar a una ambulancia cuesta unos 800 euros. Teniendo en cuenta que los juzgados funcionan más o menos de 9 a 15 horas, sería más barato que tuviese un servicio médico fijo”, opina Salegui. Con ella coincide otra persona que frecuenta los juzgados, el abogado Carlos Javier Galán. “No sé si sería viable por la dispersión actual de las sedes judiciales, pero creo que debería existir ese servicio especialmente en los juzgados de lo penal, donde se tratan temas como la violencia machista o las agresiones sexuales, situaciones más complejas y conflictivas”, apunta. Sin embargo, subraya, “hay que ir a las causas de lo que le ha ocurrido a este juez. La actual carga de trabajo en los juzgados y la escasez de medios es intolerable”.

MÁS CRISIS, MÁS LITIGIOS, MÁS ESTRÉS

A raíz de la muerte del juez Del Olmo, la Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial acordó dirigirse a la Comunidad de Madrid, a fin de que lleve a cabo, “a la mayor brevedad posible, la implantación de las medidas necesarias en el ámbito de la prevención de riesgos laborales, en los edificios judiciales”. El Ejecutivo regional aclaró que no está obligado por ley a tener desfibriladores en el edificio donde falleció el magistrado, el Juzgado de lo Social número 25. Por su parte, la Unión Progresista de Fiscales denunció la escasez de medios y la situación de estrés a la que se enfrentan jueces y fiscales debido al incremento de la litigiosidad derivada de la actual situación económica.

Entrevista en Radio Universidad de Salamanca, 05.05.13
 
 
 

DIETAS Y PRODUCTOS MILAGRO

 
Elena
 
El Colegio de Enfermería de Salamanca propone para esta misma mañana de miércoles una charla coloquio sobre “Mitos sobre la alimentación, dietas y productos milagro: La obsesión de una sociedad con demasiada información”.
 
La charla será dirigida por la psicóloga, experta en transtornos de alimentación, Ana Gutiérrez, y pretende orientar sobre cómo debe ser una buena alimentación en esta selva de información de la que disponemos en el mundo desarrollado.
 
En Radio Universidad hemos querido conocer de primera mano preguntas que todos nos  hacemos en torno a una alimentación correcta.
 
Publicado en COPE.es, 31.01.13
UNA ESCUELA PARA PADRES DE NIÑOS CON NECESIDADES ESPECIALES 

Pilar Abad / @pilarabad 

Eso es Rara Avis, una iniciativa de formación y apoyo destinada a familiares y cuidadores de discapacitados de manera gratuita.

Rara  Avis es el proyecto que, desde hace 3 años, la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez Salegui  junto a otro amigo decidieron poner en marcha para ayudar a las familias con hijos con necesidades especiales.

Una iniciativa que pusieron en marcha para enseñar a las familias a manejar las necesidades y situaciones relacionadas con la inmovilidad, la nutrición, la higiene, la manipulación, etc de los discapacitados.

Ana Isabel nos cuenta que los que más les costó a la hora de llevar a cabo este proyecto fue sobre todo “el preparar todo el temario, fue más tiempo que dinero, porque buscamos los especialistas y después desarrollamos los aspectos que debíamos tratar”.

Se trata de unos cursos gratuitos en los que Rara Avis “se adapta al colectivo, a las necesidades de esos padres y por eso tenemos unos horarios que no interfieran en su día a día”, comenta Ana Isabel.

“Son cursos interactivos porque entre los padres se apoyan y se animan y también con los profesores, pues muchas veces nos dicen qué temas les interesa que abordemos”.

De momento Rara Avis ha dado cursos en Leganés y Getafe (Madrid).
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Audio completo de la entrevista:

 

Reportaje publicado en la revista Seguridad Vial, de la
Dirección General de Tráfico, nº 216, octubre 2012
 
Según un estudio, algunos varones jóvenes tienen comportamientos más arriesgados que las mujeres por mejorar su estatus social
 
CONDUCIR, ¿CUESTIÓN DE SEXO?
 
Las mujeres son  más prudentes que los hombres, de hecho mueren 5 veces menor que los hombres en acciodentes de tráfico. Ellos, en cambio, conducen más tiempo y recorren más kilómetros en vehículos más potentes y variados; es decir, se arriesgan más. ¿Somos mejores, peores o simplemente diferentes?
 
Anabel Gutiérrez
 
Los partidarios de la conducción femenina afirman que si mueren menos mujeres es porque éstas conducen mejor, mientras que los que apoyan la conducción masculina aseguran que si se tuviera en cuenta el mismo número de kilómetros y de permisos las cifras se igualarían.
 
Luis Gómez, catedrático de Psicología Social de la Universidad de Málaga, en un informe publicado por la Fundación Mapfre, explica que los hombres mueren más que las mujeres porque su exposición al riesgo es mayor, conduc en más y tienen una predisposición a adoptar comportamientos temerarios. Esta inverstigación, que estudia las causas externas e internas de la mortalidad entre hombres y mujeres en los últimos 30 años, muestra una evidente asimetría sexual precisamente en las causas externas de mortalidad (suicidios, caídas, ahogamientos… y, por supuesto, accidentes de tráfico), producto directo de la conducta de las personas, y que se manifiesta de forma más rotunda entre los 20-40 años.
 
NOS DIFERENCIA. Según el estudio, los varones de menos de 40 años, mueren cinco veces más que las mujeres en siniestros de este tipo. Y no sólo por el hecho de exponerse más a través de la conducción de vehículos; también la conducta de los varones jóvenes como peatones es más peligrosa (hasta cuatro veces más). Comparando los datos de mortalidad en función del número de permisos de conducir entre los 20-40 años, la diferencia se reduce un poco, pero los resultados no varían: los hombres mueren en mayor proporción. Las razones, según Luis Gómez, son que entre los jóvenes aún no se produce rechazo social a la conducción temeraria; de hecho ocurre justo lo contrario, ‘los más arriesgados gozan de mayor estatus’.
 
Julio Laria, director del Instituto de Seguridad Vial de la Fundación Mapfre, hace referencia a un reciente estudio sobre jóvenes para explicar esta diferencia: ‘Los varones conducen coches un 4,7 % más potentes, los trayectos que realizan son más largos y más numerosos (6 trayectos diarios en coche frente a 1,5 de las mujeres) y, por último, el número medio de siniestros que sufren los conductores jóvenes son un 12 % más que ellas’.
 
NOS IGUALA. Sin embargo, se está produciendo una igualdad de roles en estilos de conducción y en accidentalidad entre las nuevas generaciones de conductoras. Investigadores de la Universidad de Granada sostienen que se han detectado cambios en el comportamiento de las jóvenes: ‘Obtienen en mayor número el permiso de conducir y realizan más desplazamientos que los que hacían en décadas pasadas’, lo que ha aumentado los índices de siniestralidad ‘porque las mujeres conducen de manera más arriesgada’.
 
Más allá de todas estas diferencias no hay que olvidar que la principal causa de muerte externa en cualquier edad y para ambos sexos son los accidentes de tráfico.
 
JOVEN Y VARÓN, FACTOR DE RIESGO
 
– Entre los 20 y 40 años los hombres mueren casi 5 veces más que las mujeres en accidentes de coche; teniendo en cuenta el número de permisos de conducir, ellos mueren 4 veces más.
 
– El número de varones fallecidos en accidentes de moto es 20 veces superior al de las féminas.
 
– También peatones varones y especialmente jóvenes mueren en una proporción 4 veces superior al de ellas 
 
– La principal causa de muerte en los varones entre los 11 y los 40 años es el accidente de tráfico (hasta los 30 en las mujeres).
 
ARANCHA PATO (Directora de Motorife Magazine y autoconsultorio.com): ‘ELLOS SE SOBREVALORAN’
 
Las mujeres somos más prudentes, acatamos más las normas y tenemos una mayor percepción del riesgo, aunque no por ello seamos lentas, distraídas e inseguras, como muchas veces se nos ha definido. A pesar de lo que piensan muchas personas, nosotras también sabemos ‘sentir’ el coche que llevamos y disfrutar de él. Quizá las mujeres no conduzcamos mejor, pero sí lo hacemos de manera diferente: ellos arriesgan más y, en muchos casos, sobrevaloran sus verdaderas aptitudes al volante.
 
ANA ISABEL GUTIÉRREZ SALEGUI (Psicóloga clínica y social): ‘LO HACEN IGUAL DE MAL O DE BIEN’
 
Ahora que el número de conductores por sexos se va igualando, nos encontramos que las generaciones que se incorporan a la conducción lo hacen igual de mal, o de bien, con pocas diferencias. Las mujerse suelen ser más prudentes (algo que se agudiza después de ser madres), pero, por ejemplo, la aparición del factor alcohol, que anteriormente era inexistente en accidentes provocados por mujeres, actualmente se va igualando. La igualdad de sexos en roles en algunos aspectos ha supuesto una ‘masculinización’ de la mujer; entre los jóvenes, ‘lo que mola’ es ser atrevido, saltarse las normas, ser rápido, audaz y ágil de reflejos; la forma de conducir, en ocasiones, es una forma de decir a los demás ‘aquí estoy yo y mirad cómo soy’. Esto ha dejado de ser una cuestión de sexos para ser una cuestión de Educación Vial y de conciencia de que la conducción temeraria o bajo los efectos del alcohol y las drogas, lejos de ser ‘guay’ es un riesgo para tu vida y la de los demás. En este aspecto ya Séneca lo dejaba muy claro: ‘Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres’.
 
JAIME GONZÁLEZ MOLINA (Instructor de conducción y director de autoescuela): ‘ELLAS TIENEN MENOS INTERÉS’
 
A los hombres les gusta más todo lo relacionado con la conducción. Puede que también exista un factor fisiológico, que les ayude a ser más hábiles en el manejo de un vehículo, aunque, en muchos casos, esta sobreestima de uno mismo les hace a los hombres llegar a arriesgar más, por lo que se ven envueltos en un mayor número de accidentes. Las mujeres suelen ver más el automóvil como una herramienta que les permite conseguir un fin y, mientras ésta funcione, lo demás pasa a un segundo plano, como, por ejemplo, el mantenimiento del vehículo. Esa pequeña falta de interés les hace no llegar a ser tan hábiles con el mismo, lo que no quiere decir en ningún caso que sean más torpes o menos diestras, sino que realmente lo que se debería evaluar es que buscan otro objetivo.”
 

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