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Difundido por agencia D.P.A. y publicado en medios como  El Digital de Asturias, 02.04.14 o revista Tiempo, 09.04.14.
 
EL FRAUDE A UNA SOCIEDAD ENCERRADA EN UN BURKA DE LA TALLA 38
 
Madrid. Raquel Miguel
 
“El IVA del porno al 4 % y el de los alimentos al 21 %. Demencial”. Así de categórica se muestra Ana Isabel Gutiérrez al referirse a los supuestos planes del gobierno español de reducir el Impuesto sobre el Valor Añadido a los productos pornográficos y subir al 21 % el de los alimentos, a excepción de la leche, los huevos y el pan, los únicos que quedarían gravados al 10 %.
 
“Comer sano no puede ser un lujo”, denuncia en entrevista con DPA en Madrid la autora del libro “Consume y calla” (Editorial Foca), un minucioso retrato de una sociedad obsesionada por la delgadez y la juventud pero que “al mismo tiempo y de forma paradójica es la sociedad más enferma de la historia en materia nutricional”.  
 
El retrato de la sociedad occidental, donde el referente son cuerpos delgadísimos que estarían al borde del ingreso hospitalario, que se resiste al envejecimiento incluso poniendo en riesgo la salud -queremos el mismo cuerpo a los 20 que a los 60, asegura la escritora vasca-, que sexualiza a los niños y que ha esclavizado por igual a los dos sexos en la construcción de lo que llama “el burka de la talla 38″: “Hemos avanzado por igual en lo peor”.
 
“Nunca antes había habido tantas enfermedades alimentarias en el primer mundo, como la diabetes, la hipertensión o el síndrome metabólico. Incluso en España se están dando casos de niños hospitalizados por desnutrición, algo que no ocurría desde la posguerra”, cuenta la psicóloga y escritora experta en trastornos alimentarios. Toda una paradoja que demuestra que, como mínimo, algo va mal en nuestra sociedad.
 
Y la situación es realmente grave: los trastornos alimentarios son la tercera causa de mortalidad ente los jóvenes (después de los accidentes de tráfico y las drogas) en el mundo desarrollado. “Además son la tercera enfermedad mental que provoca más muertes, por delante de la depresión”.
 
Un panorama posible gracias a una “manipulación total”, basada en estereotipos físicos irreales que fomentan la obsesión por una delgadez y juventud eternas y en una alimentación que dista mucho de ser sana, apunta la escritora.
 
El primer mito a romper: delgadez no es sinónimo de salud ni gordura de enfermedad. “Esos parámetros que servían antes ya no son válidos. Una talla 38 no es garante de buena salud; el peso es sólo un indicador”, señala la experta. “No es lo mismo ser gordo de jamón de pata negra que de bollería industrial”, ilustra, en referencia a los efectos para la salud de los distintos tipos de grasas.
 
El equilibrio, afirma, está “en el normopeso”, “el peso individual que tiene una determinación multicausal, como la estructura o altura y los antecedentes genéticos y, sobre todo, que es variable a lo largo del tiempo. No se puede pesar siempre lo mismo”, señala.
 
La mala alimentación se ha visto incentivada por un cambio global de hábitos, que ha restado tiempo para una mayor elaboración de las comidas y una conducta más sana. Pero también la falta de recursos ha hecho daño. “Hay estudios que constatan que comer sano es más caro y la obesidad en las sociedades desarrolladas está asociada a la pobreza”. Y la crisis ha agudizado la tendencia.
 
“Además comemos infinitamente peor que nuestros abuelos”. Y todo pese a que ellos pasaron hambre en la posguerra española. Gutiérrez asegura que las sociedades desarrolladas han perdido el placer de comer y, cuando lo hacen, aparece muchas veces la culpabilidad.
 
El trasfondo es toda una forma de vida, “una sociedad enferma víctima de una manipulación de las empresas, que promueven mensajes publicitarios incorrectos y poco éticos”, asegura Gutiérrez, que desenmascara en su libro las prácticas más cuestionables de las grandes firmas.
 
La autora no se muerde la lengua y se atreve a citar desde su dedicatoria a marcas de la industria alimentaria y cosmética internacional -”sin ellos este libro no habría sido posible”, dice irónica- y a realizar una minuciosa denuncia de vulneraciones a la ley y promesas sin base científica alguna que multiplican exponencialmente el precio de los productos tanto alimenticios como cosméticos.
 
Y es que en la industria cosmética también hay muchas trampas, asegura Gutiérrez. La primera y más típica: el engaño en el mensaje. La autora estudia la letra “diminuta” de muchos mensajes para plantear la tesis de que el consumidor entiende a menudo algo muy diferente al verdadero significado, que se ofrece camuflado y confuso.
 
Y en base a esa confusión, el consumidor está dispuesto a pagar cuatro veces más por el efecto de un producto que no está asegurado. “Hay cremas que cuestan 800 euros y que no hacen más que otras marcas más populares y asequibles”, asegura la autora. Lo segundo a tener claro: “No hay milagros en cosmética. El mejor milagro para la piel es alimentarse bien, beber la suficiente agua, utilizar una crema hidratante y descansar ocho horas diarias”, asegura.
 
¿Qué hacer para cuidarse de verdad en una realidad de falta de tiempo y muchas veces recursos? “Se necesita un cambio integral del sistema de valores. Es necesario un ejercicio de reflexión y priorización y tener en cuenta que una mala alimentación resta años de vida. Quizá hay que hacer algunas renuncias para cuidarnos un poquito”. Pero sobre todo, sin sufrir. “Hay mucha gente que hace deporte con la obsesión de cambiar su cuerpo y no en mejorar su salud”.
 
También es necesario que se abaraten los alimentos sanos y una regulación más estricta de las prácticas fraudulentas, cuyas multas por incumplimiento son irrisorias, asegura la autora. ¿Y para el consumidor de a pie? No creer en los milagros, mirar con lupa la letra pequeña y sobre todo: “Alimentarse normal para estar sanos en lugar de tomar productos para estar más guapos.
Bífidus, sirtuínas, fitoestenoles, absorción celular, nanoesferas…, palabras mágicas con las que nos bombardean desde los anuncios y los estantes del supermercado. Todo el mundo quiere que nos cuidemos, todos los productos parece que nos ayudan a ello. Sin embargo, a pesar de este aparente conocimiento sobre alimentación y nutrición y del acceso fácil, que no barato, a todos estos compuestos, las principales causas de enfermedad y muerte en nuestra sociedad tienen que ver con lo que comemos y cómo lo hacemos: hipertensión, bulimia, diabetes, colesterol, anorexia y obesidad. Con tantas voces a nuestro alrededor “investigando” para crear alimentos “saludables y funcionales” y cremas que nos hagan parecer eternamente jóvenes, ¿cómo es posible que estas enfermedades se hayan multiplicado hasta extremos epidémicos en las últimas décadas? ¿Estamos haciendo algo mal o estamos siendo engañados por esas mismas empresas que tanto dicen preocuparse por nuestra salud y la de nuestros hijos?
 
El nuevo libro de Ana Isabel Gutiérrez Salegui, que acaba de ver la luz bajo el elocuente título de Consume y calla, pretende desenmascarar a una industria que, además de lucrarse con ello hasta extremos insospechados, es directamente responsable de “las enfermedades de la sociedad occidental“.
 
A través de un minucioso trabajo de análisis del mundo de la publicidad sobre alimentación y cosmética, se intentan desvelar y explicar los trucos a los que recurre la mercadotecnia alimentaria, las verdades a medias, las mentiras completas, las manipulaciones de los resultados de las investigaciones, los vacíos legales que lo permiten, y hacer conscientes a los consumidores de las trampas que tiende la industria y que tan nefastas consecuencias tienen sobre la salud y el bolsillo.
 
Sólo la información combate la manipulación, sólo la educación puede combatir el engaño. Este libro busca ambas cosas, informar y educar.
 
El contenido de esta nueva publicación de la psicóloga y docente Ana Isabel Gutiérrez Salegui es el siguiente:
 
1. Introducción
2. El cambio de una sociedad a través de sus estereotipos
3. Diccionario básico para detectar engaños
4. ¿Qué dice la Ley al respecto?
5. De paseo por el súper
6. La salud y la belleza en la publicidad
7. Picaresca y publicidad cosmética, ¿viejas amigas? Del bálsamo de Fierabrás a las nanoesferas
8. Manual del publiescéptico
9. Ranking de los mejores asteriscos
10. Quién es quién
11. Fuentes y recursos utilizados
 
La obra está publicada por el sello Foca, del grupo editorial Akal, donde también han tenido cabida polémicos títulos muy vendidos, tan diversos entre sí como El precio de la libertad, de Jesús Cacho, Adios, Princesa, de David Rocasolano, Traficantes de información, de Pascual Serrano, 11-S, las verdades ocultas, de Eric Raynaud, Una monarquía protegida por la censura, de Iñaki Anasagasti, o Catarsis, de Javier Benegas y Juan M. Blanco.
Por Ana Isabel Gutiérrez Salegui
Capítulo del libro colectivo Marea Blanca, 
coordinado y recopilado por Luis Daniel Martín. ViveLibro, 2013.

Me llamo Ana y soy psicóloga forense. La gente asocia habitualmente a los forenses con los muertos -será que hemos visto muchas series de televisión-, pero los psicólogos forenses trabajamos con víctimas, con supervivientes. Ser víctimas de una agresión sexual o física, o encontrarse en el escenario de un atentado, nos puede ocurrir a cualquiera. Y aunque no se vean las heridas físicas, porque no las haya, un hecho así puede condicionar el resto de tu vida. A nadie le deja indiferente. Algunos desarrollan tal miedo que no vuelven a salir de casa. Otros acaban sufriendo una depresión porque no pueden entender ni la maldad humana ni por qué les tocó a ellos. Muchos se sienten culpables por haber sobrevivido cuando el que estaba a su lado, a veces un amigo o un familiar, no lo hizo.
 
Aun antes de especializarme, ya trabajaba con víctimas de todo tipo: de atropellos, de agresiones sexuales, de mobbing, de violencia de género… Contando esos años de estudiante, en los que fui voluntaria de diferentes asociaciones, llevo ya veinte años trabajando con víctimas de todo tipo. Por eso sé que la ayuda psicológica en los primeros momentos es crucial, que es fundamental estar pendiente de la aparición de los primeros síntomas, que éstos pueden aparecer incluso meses y meses después de los hechos, que hay que estar muy alerta para actuar ante las primeras señales. A nadie se le escapa que es más fácil y tiene mejores resultados una detección e intervención precoz que intentar hacer remitir un cuadro instaurado.
 
Por otro lado, la asistencia sanitaria integral es un derecho de cualquier enfermo, sea su patología física o mental. Y ese derecho precisamente es el que se va a ver vulnerado con los recortes sanitarios. Si bien toda la asistencia sanitaria va a resentirse en su calidad, es en Salud Mental donde más se va a notar, sobre todo entre los enfermos crónicos que, en muchos casos, son un producto directo del sistema sanitario. En ausencia de tratamientos que incluyan la rehabilitación psicosocial, un fármaco no puede curar el déficit de habilidades, por poner un ejemplo. En el momento actual y según datos oficiales, el consumo de fármacos antidepresivos y ansiolíticos se ha disparado. Eso no significa directamente que el número de personas con diagnósticos haya aumentado, sino que ha aumentado el número de personas que tienen algún síntoma psicológico y, por lo tanto, están en situación de riesgo de acabar desarrollando una enfermedad.
 
Si traducimos esto a términos económicos nos encontramos con que el impacto sólo de la depresión en nuestro país se ha estimado en 5.005 millones de euros anuales, según Valladares, Dilla y Sacristán (2008) (1).
 
Es evidente que cada problema requiere sus propios especialistas, y es obvio que ningún ginecólogo  debería atender un enfisema pulmonar ni que ningún médico de familia puede hacer un trasplante de riñón. ¿Qué quiero decir con esto? Si nos atenemos a las estadísticas que nos sitúan a la cabeza de Europa (junto con Reino Unido) en prevalencia de trastornos psicológicos (2), los estudios de King M. et al (2008) (3) y comparamos el ratio de psicólogos en nuestro país (4,3 por cada cien mil habitantes frente a 19,6 psicólogos/100.000 en el resto de Europa, datos de la OMS), nos encontramos con la paradoja de no poder dar la asistencia necesaria ni a las víctimas de cualquier hecho, atentado, agresión o accidente ni al resto de los afectados por patologías mentales.
 
El número de psicólogos en el Sistema nacional de Salud es muy escaso en Atención Especializada y prácticamente inexistente en Atención Primaria, a pesar de que sociedades médicas de atención primaria estiman que hasta el 66 % de las consultas en Primaria tienen un componente principalmente psicológico. Con este panorama no es extraño que muchas personas estén mal diagnósticas, su abordaje terapéutico se realice exclusivamente con psicofármacos, contribuyendo así al enmascaramiento de los síntomas, la cronificación del cuadro y a que la distancia temporal entre sesión y sesión, en ocasiones, supere el mes y medio.
 
El tratamiento de cualquier víctima pasa por hacer una intervención en crisis, cuando llegan a Urgencias por agresiones sexuales, agresiones físicas, crisis de pánico o intentos de suicidio. No dejarlas solas y acompañarlas durante todo el proceso, desde que ingresan hasta que acuden a poner la denuncia. Pero no hay psicólogos en Urgencias.
 
Pasa también por la detección de los problemas psicológicos en Atención Primaria y la derivación a Centro de Salud Mental de forma preferente, para que, coordinados, se pueda hacer un abordaje integral de cada caso, afrontando los problemas físicos, los psicológicos y la valoración de la trabajadora social. Pero apenas hay psicólogos en Atención Primaria, no los suficientes. Por eso hay que recurrir a los psicólogos de las  múltiples asociaciones de afectados, sobradamente motivados pero escasamente remunerados y valorados. La labor de las asociaciones es admirable, pero una de las causas de que existan es que hay deficiencias en el sistema.
 
Nos encontramos a menudo con el uso exclusivo de tratamientos farmacológicos como terapia, que inhiben o hacen desaparecer los síntomas, pero sólo mientras se mantiene la medicación. A nadie se le escapa que, si no se dota de las habilidades necesarias para afrontar la situación, o  no se soluciona el problema de base que la provoca, la sintomatología reaparecerá en el momento en que se interrumpa el consumo de los fármacos, provocando que, antes o después, nos encontremos con una recaída, lo cual empeora el pronóstico desde el punto de vista de intervención psicológica. 
 
A pesar de todas estas dificultades, la atención psicológica se iba haciendo un hueco en la asistencia sanitaria, pero ahora los recortes nos llevan a un marco diferente y desolador, en el que sólo tendrá acceso a ella quien se la pueda pagar. Los seguros privados suelen limitar las terapias a un número concreto de sesiones de una duración concreta, en ocasiones ridículo, como la duración máxima de veinte minutos. Sobra decir que va contra la ética decirle a alguien que su sesión ha terminado si en ese momento ha roto a llorar desconsoladamente o te acaba de plantear que tiene ideas suicidas. Por otro lado, el planteamiento de limitar sesiones de psicoterapia es tan irracional como decir, de antemano, sin ver al paciente, sin valorar la gravedad del caso ni el alcance de la lesión, que cualquier lesión muscular “tiene” que curarse, sí o sí, en diez sesiones de rehabilitación.
 
La privatización de la Sanidad no va a llevar sólo a una vulneración de uno de los derechos fundamentales del hombre, la salud; va a llevarnos a un mundo en el que todos aquellos que hayan sufrido cualquier hecho que les lleve a una lesión psíquica, tengan que convivir con sus fantasmas si no pueden asumir unos tratamientos caros y prologados. Hasta la cicatriz más horrible puede dejar de estar presente en la mente porque la herida se cura y deja de doler, lo que pervive en la mente es el trauma psicológico, ese que solo se puede vencer enfrentándose a él y que ningún fármaco puede borrar.
 
Por ello soy una de las batas blancas que salen a la calle, porque quiero un mundo en que toda persona que haya sufrido un hecho así tenga una segunda oportunidad y no se vea obligada a arrastrar unas consecuencias que le lastren y que podemos evitar. Que no haya enfermos de primera o de segunda en función de su poder adquisitivo y en el que la Salud, con mayúsculas, la física y la mental, esté al alcance de todos.
(1) Valladares, A. Dilla, T. Sacristán, J. Actas Españolas de Psiquiatría, 2009.
(2) Investigación dirigida por la doctora Carmen Fernández y presentada por la Sociedad Castellano y Leonesa de Medicina de Familia y Comunitaria (Socalemfyc) como ponencia Violencia de género, una prioridad y un reto social. Valladolid-Salamanca, 2007.
(3) King M. et al (2008)  “Prevalence of common mental disorders in general practice attendees across Europe.” British Journal of Psychiatry, 192, 5, pages 362-367.
La psicóloga Ana Isabel Gutiérrez, coautora del libro La empresa ante las bajas por incapacidad temporal, intervino el pasado 17 de mayo en el acto público de presentación de este volumen, que tuvo lugar en la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Tomaron también la palabra Valle Molinero, Directora de Programas de Fundación Confemetal, Antonio Salas, Director de Prestaciones Económicas de la Mutua Fremap, y Carlos Javier Galán, abogado y coordinador de la obra.

Para Ana Isabel Gutiérrez Salegui, así como en las bajas físicas hay unas pruebas objetivas, una observación, una analítica… y hay menos opción de que se discutan, las bajas psíquicas plantean una situación más compleja. 

Llamó la atención sobre la relevancia que van a cobrar este tipo de enfermedades. La Organización Mundial de la Salud ya dio la alerta al declarar los trastornos mentales como un problema de salud pública. Y, según algunos cálculos, en España el coste sólo de la depresión –sin tener en cuenta otros trastornos- puede rondar los 5.000 millones de euros anuales.

Según esta autora, cuando realmente hay un cuadro clínico instaurado o un cuadro subclínico que va desarrollándose, evidentemente hay que tomar medidas tanto sanitarias como laborales. 

Considera que debe ponerse el acento en ayudar al enfermo, pero que también hay que desenmascarar a los que se hacen pasar por tales. En su capítulo, la psicóloga ha abordado por ello fenómenos como la simulación, la disimulación o la neurosis de renta.

Recalcó la importancia de la formación continua de los profesionales sanitarios -que lamentablemente hoy muchas veces depende de su propio tiempo y su propio dinero-, puesto que existen herramientas específicas y marcadores para detectar la simulación y para diagnosticar cuadros. 

Reclamó una adecuada política preventiva en el seno de las empresas, así como que se contemplase en la normativa una mayor flexibilidad legal para la reincorporación en los casos de bajas psíquicas, sin que fuera necesario optar necesariamente por el todo o nada en cuanto a actividad laboral, lanzando al paciente al vacío.

Ana Isabel Gutiérrez asegura que su capítulo y el libro en general están escritos de forma que cualquier persona, independientemente de su formación, pueda entender los aspectos que se tratan.

En la presentación del acto, previamente Valle Molinero había afirmado que “este libro, de una forma práctica, amena y sencilla, trata desde los distintos ámbitos el problema de las bajas laborales”. 

Antonio Salas reclamó mayor participación de las Mutuas en el proceso y reivindicó los buenos resultados de las políticas preventivas implementadas en el seno de las empresas. 

El coordinador del libro, Carlos Javier Galán, subrayó la actualidad social de esta temática, recordando varias noticias recientes, y afirmó que la disminución de las bajas laborales, a través de su prevención y control, es una responsabilidad que requiere la implicación de todos. 

La empresa ante las bajas por incapacidad temporal está publicado por FC Editorial y escrito por el abogado Carlos Javier Galán, la también abogada y profesora M. Paz Martín, la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez, el director de prestaciones económicas de Fremap Antonio Salas y el detective privado David Sanmartín. Puede adquirirse en librerías o dirigiéndose directamente al  departamento comercial de la editorial.

(Video del acto cortesía de Vorácine e IF3 Social Media. Fotografía: Nacho Torres).

La revista Iuris, dedicadada a la actualidad y práctica del Derecho, es otro de los medios de comunicación que ha reseñado el volumen colectivo La empresa ante las bajas por incapacidad temporal, coordinado por el abogado Carlos Javier Galán y del que es coautora la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez quien participa con el capítulo sobre problemática de las bajas psiquiátricas. Iuris está publicada por la editorial La Ley, del grupo Wolters Kluwer, e incluye la referencia a esta obra en su sección de libros del número de junio 2012.
El pasado 15 de mayo el abogado Carlos Javier Galán, coordinador y coautor del volumen colectivo La empresa ante las bajas por incapacidad temporal participó en el espacio Afectos en la Noche que dirige y presenta Silvia Tarragona en Radio Nacional, en la hora de tertulia sobre actualidad social, que tuvo como colaboradora a la periodista Nuria Ribó.

A lo largo de la tertulia, se hicieron varias referencias al capítulo del libro dedicado a las Bajas por motivos psiquiátricos, del que es autora la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez Salegui.

Éste es el podcast de la intervención:
        

Afectos en la noche – Primera hora – 15/05/12 Escuchar audio Afectos en la noche - Primera hora - 15/05/12
“Casi 800 funcionarios de la Comunidad de Madrid se dieron de alta tan solo con la llamada del inspector”. “La Línea de la Concepción: peligran las procesiones de Semana Santa porque casi la mitad de la plantilla de la Policía Local está de baja”. “Reforma laboral: nueve días de bajas justificadas pueden llevarte al paro”. “El Gobierno estudia que los funcionarios no cobren todo su sueldo cuando estén de baja temporal”… Estos son sólo algunos titulares de prensa de los últimos meses, que ponen de manifiesto que las bajas y el absentismo son un asunto de plena actualidad social y objeto de indudable preocupación en el ámbito empresarial.

El próximo jueves 17 de mayo de 2012 se presenta en la Universidad CEU San Pablo de Madrid el libro La empresa ante las bajas por incapacidad temporal, una obra colectiva publicada por FC Editorial, que aborda esta materia desde un enfoque práctico y multidisciplinar. El trabajo ha sido coordinado por el abogado Carlos Javier Galán y junto a él son coautores la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez, la abogada y profesora M. Paz Martín, el director de prestaciones económicas de FREMAP Antonio Salas, y el detective privado David Sanmartín. El acto público de presentación dará comienzo a las 20 horas, en el Salón de Grados de la Universidad, calle Julián Romea núm. 23.

Como ya se informó en esta web, el primer capítulo de este libro explica en un lenguaje comprensible, todo lo relativo a la gestión de las bajas por IT (en qué consiste, qué prestación se percibe, las obligaciones formales…).

El segundo capítulo se ocupa de ofrecer soluciones a la problemática jurídica que plantean las bajas laborales, abordando incidencias tales como la IT durante el período de prueba, la coincidencia de la baja con las vacaciones del trabajador o la consideración del despido mientras el empleado está de baja, entre otras.

Hay un apartado dedicado a la investigación de las bajas fraudulentas, ofreciendo respuestas a las empresas que tienen la sospecha de que se enfrentan a una baja fingida o de que el afectado está realizando actividades incompatibles con la IT o que perjudican su recuperación.

La psicóloga Ana I. Gutiérrez Salegui precisamente se ocupa del capítulo dedicado específicamente a las bajas por motivos psiquiátricos (estrés, ansiedad, depresión, etc.), que constituyen hoy la segunda causa de incapacidad temporal en términos absolutos y la primera en bajas de larga duración, sin olvidar las particularidades de su génesis y la mayor dificultad objetiva para su control empresarial.

El volumen se completa con medidas de prevención y control recomendadas para la disminución de las bajas por IT en la empresa.

El Empresario, la revista de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME), recoge en su sección de Libros del número 385, correspondiente a este mes de diciembre 2012, la reseña de ocho novedades editoriales que ha considerado de interés para sus lectores.

Entre ellas, el libro La empresa ante las bajas por incapacidad temporal, el volumen editado por FC Editorial y en el que participa como coautora la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez.

Se trata de un manual que, sin duda, puede resultar de utilidad a los responsables de pymes para gestionar y controlar adecuadamente estos procesos, solucionar dudas que se les puedan plantear durante los mismos y reducir la incidencia de la IT en sus empresas.

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