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 La 2 Noticias, el informativo nocturno que presenta Mara Torres en TVE, dedicó el pasado 28 de abril de 2014 un reportaje a los contenidos del libro Consume y calla sobre alimentación, con entrevista a su autora Ana Isabel Gutiérrez Salegui
La 2 Noticias se define como el “informativo de cierre de La 2 que se acerca a la actualidad desde un prisma muy particular”. “Rompe la estructura de los clásicos telediarios y se hace eco de noticias sociales, culturales y de ciencia y ofrece entrevistas”. De esta forma, cada día ofrece “con un estilo fresco y rompedor” el “análisis de la actualidad de la jornada desde una óptica diferente”. 
En esta ocasión, su forma de abordar la temática del libro fue acercarse a un mercado tradicional de Madrid y hacer visible de forma didáctica que en los alimentos naturales se encuentran los elementos necesarios para una alimentación sana, sin recurrir a los costosos -y a menudo engañosos- “alimentos funcionales” con “suplementos nutricionales”.
Publicado en Voz Pópuli, 27.04.14

¿SABES LO QUE COMES? ASÍ NOS ENGAÑA LA INDUSTRIA CON PRODUCTOS QUE NO MEJORAN NUESTRA SALUD

Miles de anuncios pasan cada día delante de nuestros ojos prometiéndonos estar más delgados, ser más guapos y combatir las arrugas con cremas milagrosas. Un libro sobre esta problemática consumista alerta de las mentiras a las que nos somete la publicidad día tras día.

Una simple sardina contiene el mismo Omega 3 que seis litros de la leche que se vende con este ácido graso. Un tetrabrick de zumo para niños contiene un extra de energía o lo que es lo mismo, un 30% más de azúcares añadidos. Pastillas para adelgazar, pastillas para tener la piel más suave, pastillas para todo. Y mentiras, muchas. Así lo recoge el libro de la psicóloga Ana Isabel Gutierrez Salegui Consume y Calla (Editorial Akal), en un intento de desenmascarar a una industria que, además de lucrarse con ello hasta extremos insospechados, tiene buena parte de responsabilidad en las “enfermedades de la sociedad occidental”. 
Y lo hacen a través de trucos que, según señala la autora a Vozpópuli, lo que provocan es que “nos sintamos a disgusto con nuestro cuerpo porque nos ofrecen una información sesgada de la realidad”. Y es que, a menudo, la publicidad a la que nos somete la industria no es del todo cierta ni del todo fiable. Gutiérrez Salegui, a través de las 358 páginas de su libro, expone una multitud de ejemplos en los que alenta al consumidor a pararse a pensar acerca de los ingredientes de los productos que consume. 
Una de las principales razones por las que, asegura, nos engañan radica en que “se aprovechan de que la gente no tiene conocimientos científicos y se inventan palabras que ni los expertos saben definir”. “Ejemplos como ‘saciactiv’, que no es nada”, dice, provocan que la gente piense que es algo novedoso que se ha descubierto. Las medias verdades hacen que desaparezca la información que ocultan. “Los anuncios cuentan una historia en muy poco tiempo pero no dan informaciones fiables”. 
“LA IMAGEN DEL ÉXITO ES LA DELGADEZ”
La perspectiva desde la que escribe no es la de una publicitaria, ni nutricionista, ni médica, sino desde el punto de vista que tiene como psicóloga de trastornos alimentarios. “Querer el mismo cuerpo a los 15 que a los 40 no puede ser”, dice. Entonces, ¿a quién le interesa que nos obsesionemos con esa problemática? Las mismas empresas que te venden snacks hipercalóricos tienen también productos light y para adelgazar. “La jugada es redonda”, dice la autora.
 “Así, ideas irracionales, verdades a medias, mentiras completas, señuelos pseudocientíficos y palabrería de bata blanca sobre dietas, alimentos, nutrientes o cosmética, son la tónica general de un mercado que mueve miles de millones de euros y en el que la mayoría de las personas desconocen que, a pesar de estar gastando muchísimo dinero en cuidarse manteniéndose ‘sanos y delgados’, en realidad están, en muchas ocasiones, asumiendo riesgos que ignoran o directamente socavando su salud y minando su economía”. 
De hecho, esta semana la OCU acusaba a dos laboratorios de influir en la compra de un producto mucho más caro. A juicio de OCU, estos dos gigantes farmacéuticos, productores de Avastin y Lucentis, dos medicamentos válidos para el tratamiento de la degeneración macular húmeda, parecen haberse puesto de acuerdo para diferenciarlos artificialmente. Así, Avastin, el fármaco más barato, es presentado como un producto más peligroso que Lucentis, con el fin de influir en las prescripciones de los médicos y servicios de salud. Lucentis es 100 veces más caro. 
Por su parte, la autora no se muerde la lengua y cita en su dedicatoria a las grandes multinacionales alimentarias y cosméticas sin las cuales “este libro no habría sido posible”. Son ellas, precisamente, las que tienen un interés máximo en lucrarse pase lo que pase. “Nos olvidamos de que las industrias no son ONGs y para ellos lo más importante son los balances de resultados”, confiesa la autora a Vozpópuli. 
LA LETRA PEQUEÑA DEL TESTADO CLÍNICAMENTE
En ocasiones, las cremas que se venden asegurando que rellenan las arrugas están solamente testadas en larvas. “No hay estudios fiables; son opiniones. No se puede basar un estudio de una crema sobre larvas o sobre 28 personas. Mi piel no es la de una larva”, dice la autora. 
Uno de los casos más graves con los que se ha topado en su investigación ha sido un dato de hace siglos. “Desde el punto de vista de la cosmética, descubrí que un maquillaje hizo desaparecer a toda a una casta, se extinguió. ¿Quién nos dice a nosotros que todas esas cosas que nos echamos en la cara no nos puede suponer algo a largo plazo?, se pregunta, no sin antes advertir de que ella no es un “talibán” y que solo quiere “que no se engañe a la gente”. 
Y es que en la industria cosmética hay muchas trampas, confirma a este diario Gutiérrez Salegui. A través de su estudio de la letra diminuta de los anuncios ha encontrado casos que rozan la ilegalidad. Por ejemplo, en un anuncio de una crema para la cara se asegura que “el 72% de las personas de tu entorno notará tu piel más joven y revitalizada”. Con esta afirmación, ¿cómo saben lo que pensará la gente? 
Aunque, en principio, pueda parecer que hay una grave desprotección ante la publicidad que nos bombardean, países como Inglaterra o Francia han sido muy tajantes a la hora de prohibir cierto tipo de argumentos utilizados en sus productos. Danone, por ejemplo, tuvo que eliminar los anuncios en los que se afirmaba que Activia y Actimel ayudan a aliviar el estreñimiento o son buenos para el sistema inmunitario. En Estados Unidos han sido multados con 21 millones de dólares por exagerar los beneficios de ambos productos. Y en Francia, una marca de cereales fue condenada por publicidad engañosa al demostrarse que era mentira que tuvieran un 0% de materia grasa. 
En definitiva, Consume y Calla consigue remover conciencias y deja clara una cosa: una simple fruta es infinitamente más sana como postre que cualquier producto procesado. 
(Fotografía: GTRES. Ilustración original del artículo en Vozpopuli.com)
Bífidus, sirtuínas, fitoestenoles, absorción celular, nanoesferas…, palabras mágicas con las que nos bombardean desde los anuncios y los estantes del supermercado. Todo el mundo quiere que nos cuidemos, todos los productos parece que nos ayudan a ello. Sin embargo, a pesar de este aparente conocimiento sobre alimentación y nutrición y del acceso fácil, que no barato, a todos estos compuestos, las principales causas de enfermedad y muerte en nuestra sociedad tienen que ver con lo que comemos y cómo lo hacemos: hipertensión, bulimia, diabetes, colesterol, anorexia y obesidad. Con tantas voces a nuestro alrededor “investigando” para crear alimentos “saludables y funcionales” y cremas que nos hagan parecer eternamente jóvenes, ¿cómo es posible que estas enfermedades se hayan multiplicado hasta extremos epidémicos en las últimas décadas? ¿Estamos haciendo algo mal o estamos siendo engañados por esas mismas empresas que tanto dicen preocuparse por nuestra salud y la de nuestros hijos?
 
El nuevo libro de Ana Isabel Gutiérrez Salegui, que acaba de ver la luz bajo el elocuente título de Consume y calla, pretende desenmascarar a una industria que, además de lucrarse con ello hasta extremos insospechados, es directamente responsable de “las enfermedades de la sociedad occidental“.
 
A través de un minucioso trabajo de análisis del mundo de la publicidad sobre alimentación y cosmética, se intentan desvelar y explicar los trucos a los que recurre la mercadotecnia alimentaria, las verdades a medias, las mentiras completas, las manipulaciones de los resultados de las investigaciones, los vacíos legales que lo permiten, y hacer conscientes a los consumidores de las trampas que tiende la industria y que tan nefastas consecuencias tienen sobre la salud y el bolsillo.
 
Sólo la información combate la manipulación, sólo la educación puede combatir el engaño. Este libro busca ambas cosas, informar y educar.
 
El contenido de esta nueva publicación de la psicóloga y docente Ana Isabel Gutiérrez Salegui es el siguiente:
 
1. Introducción
2. El cambio de una sociedad a través de sus estereotipos
3. Diccionario básico para detectar engaños
4. ¿Qué dice la Ley al respecto?
5. De paseo por el súper
6. La salud y la belleza en la publicidad
7. Picaresca y publicidad cosmética, ¿viejas amigas? Del bálsamo de Fierabrás a las nanoesferas
8. Manual del publiescéptico
9. Ranking de los mejores asteriscos
10. Quién es quién
11. Fuentes y recursos utilizados
 
La obra está publicada por el sello Foca, del grupo editorial Akal, donde también han tenido cabida polémicos títulos muy vendidos, tan diversos entre sí como El precio de la libertad, de Jesús Cacho, Adios, Princesa, de David Rocasolano, Traficantes de información, de Pascual Serrano, 11-S, las verdades ocultas, de Eric Raynaud, Una monarquía protegida por la censura, de Iñaki Anasagasti, o Catarsis, de Javier Benegas y Juan M. Blanco.

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