ENTREVISTA EN DIARIO ENFERMERO

Publicada en Diario Enfermero, 29.04.14

Con nombre propio
ANA ISABEL GUTIÉRREZ SALEGUI

Es psicóloga y técnico especialista en trastornos de la conducta alimentaria, y desde el año 2004 es integrante de la Comisión de Violencia de Género del Consejo General de Enfermería. Además colabora como profesora en la Escuela de Ciencias de la Salud y acaba de publicar un libro titulado Consume y calla. Alimentos y cosméticos que enriquecen a la industria y no mejoran nuestra salud, de la editorial FOCA.
 
En él, a través de un minucioso análisis de la publicidad sobre alimentación y cosmética, Salegui intenta desvelar los trucos, verdades a medias, manipulaciones y vacíos legales que rodean a este tipo de marketing. Su objetivo es concienciar al consumidor de que las trampas de la industria tienen consecuencias nefastas para su bolsillo y, sobre todo, su salud.
 
“Las industrias son empresas y su objetivo es ganar dinero, el problema viene cuando se pisan fronteras éticas. Hay cosas con las que no se debería poder jugar, y una de ellas es la alimentación, que repercute directamente en la salud”, ha explicado Salegui en una entrevista a Diario Enfermero. Como ejemplo, menciona el caso de la publicidad de alimentos dirigida a niños: “Es muy preocupante que se enfoque la publicidad de alimentos a los niños, que no tienen conocimientos para tomar decisiones sobre qué quieren comer o merendar. Sin embargo, hay estudios que demuestran que desde los dos años los niños no sólo son capaces de distinguir marcas de productos, sino que además deciden un 30% del carro de la compra en casa. Eso se consigue con dibujos y no con calidad nutricional. Los niños no deberían ser abducidos por un mundo de dibujos animados cuando tenemos un 40% de obesidad infantil y unas tasas de diabetes tan preocupantes”, explica Salegui.
 
A su juicio, y aunque pueda parecer contradictorio, aunque nos encontramos en el momento de la Historia en que más hablamos de salud y nutrición, eso no es sinónimo de más información: “Hay un bombardeo de información sesgada, pero no se hacen modelos de prevención ni educación para la salud. Lo que tenemos es un batiburrillo de palabras que nos deslumbran, como ‘oligoelemento'”.
 
¿De quién podemos fiarnos, entonces? Salegui explica: “Te puedes fiar del frutero, del carnicero, del pescadero de tu barrio, porque sabe que si te da algo de mala calidad, vas a tardar muy poco en difundirlo por el barrio. Podemos fiarnos de los comercios de toda la vida y de los alimentos que no son procesados por la industria, las cosas que compramos en estado natural. Quien hace la ley hace la trampa. La industria alimentaria busca mensajes ambiguos desde el punto de vista del análisis legal, de manera que es posible que el texto no cometa ninguna infracción aunque el mensaje que reciba el consumidor sea completamente distinto. En nuestro país todo esto se pasa bastante por alto, hasta que vienen los problemas graves”.